López Obrador confirma su ausencia en la Cumbre de las Américas y le genera un problema a Biden

El presidente Joe Biden con la primera dama, tras llegar a la Casa Blanca en helicóptero
STEFANI REYNOLDS

WASHIGNTON.- La Cumbre de las Américas es la cita más importante del continente, el único foro que reúne a todos los países del hemisferio para discutir problemas y estrechar la cooperación y los intereses comunes. Pero la cita, que tendrá lugar esta semana en Los Ángeles, ya quedó teñida por las idas y vueltas y las ausencias. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, confirmó que faltará a la reunión porque Estados Unidos decidió dejar afuera a Cuba, Nicaragua y Venezuela, tres dictaduras con las que Washington está enfrentada. Y el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, no podrá viajar porque contrajo Covid-19.

“No voy a la cumbre porque no se invita a todos los países de América”, confirmó López Obrador, en su habitual conferencia de prensa diaria en el Palacio Nacional, un portazo que el propio López Obrador había deslizado desde hace semanas.

La ausencia de López Obrador –viajará en su lugar su canciller, Marcelo Ebrard– da la pauta del ambiente que tendrá una cumbre que parece maldita, destinada a convertirse en otra oportunidad perdida y un símbolo de las enormes dificultades que reinan en el vínculo entre Estados Unidos y América Latina. La agenda de la cumbre, ya de por sí huérfana de grandes ambiciones, ha quedado totalmente eclipsada por el desmanejo de la Casa Blanca a la polémica por la lista de invitados, y la decisión final del gobierno de Joe Biden de dejar afuera a las tres dictaduras regionales. Los líderes de Bolivia, Honduras y Guatemala tampoco irán a Los Ángeles.

Andrés Manuel López Obrador, durante su conferencia de prensa de esta mañana
PEDRO PARDO


Andrés Manuel López Obrador, durante su conferencia de prensa de esta mañana (PEDRO PARDO/)

Estados Unidos es anfitrión de la cumbre por primera vez desde que el foro tuvo su primera cita en Miami en 1994, cuando Washington y los países de la región todavía aspiraban a crear un área de libre comercio similar a la Unión Europea que abarcara todo el territorio continental, desde Alaska hasta Ushuaia. Esa ambición, el Área de Libre Comercio de las Américas, o ALCA, quedó definitivamente desterrada unos años más tarde, en la cita de Mar del Plata, en 2005, donde Hugo Chávez proclamó para la historia en una contracumbre: “Hemos venido con una pala, porque en Mar del Plata está la tumba del ALCA”.

El gobierno de Biden debió dedicar tiempo y capital político en la antesala de la cumbre a garantizar la presencia de mandatarios de la región en Los Ángeles, más que al pulido de la agenda de la cita o del documento final. Biden anunció la semana anterior una invitación al Presidente Alberto Fernández para que lo visite en la Casa Blanca a fines de julio, una reunión bilateral que la Casa Rosada buscó sin cesar durante dos años. Y también le ofreció al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, crítico del gobierno demócrata y admirador confeso de Donald Trump, un cara a cara en Los Ángeles.

Para impulsar la participación y evitar un fracaso, Biden y su vicepresidenta, Kamala Harris, se pusieron personalmente al frente de las gestiones con líderes regionales para evitar un boicot amplio por las ausencias de Miguel Díaz-Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro. Biden despachó a la región a Christopher Dodd, un antiguo senador demócrata quien oficia de asesor de la cumbre, quien tuvo la tarea de persuadir a Bolsonaro, y también se reunió con Alberto Fernández en Buenos Aires.

“Es una gran oportunidad perdida”, resumió recientemente Ben Rhodes, quien dirigió el deshielo de Estados Unidos a Cuba como asesor adjunto de seguridad nacional en la administración de Barack Obama, en el podcast “Pod Save the World”. “Nos estamos aislando al dar ese paso, porque tienes a México, tienes a los países del Caribe diciendo que no van a venir, lo que solo hará que Cuba se vea más fuerte que nosotros”, afirmó.

Jorge Castañeda, canciller de México durante la presidencia de Vicente Fox dijo a LA NACION que López Obrador guarda una gran simpatía a Miguel Díaz-Canel y al régimen cubano y quiso dar una señal de solidaridad con La Habana, y además le permite posicionarse ante su base más dura de votantes, que también respalda a Cuba. Castañeda dijo además que López Obrador no se siente del todo cómodo en esas grandes reuniones internacionales, y tampoco guarda simpatías por Biden.

“Lo de López Obrador nunca debió haber sucedido. Debieron ocuparse hace seis meses, y no la semana pasada. No lo hicieron, y ahora tienen ese problema”, dijo Castañeda sobre el gobierno de Biden. Y de la agenda, dudo que hayan tratado de conseguir una declaración sobre Ucrania. No la va haber. Es el elefante en la sala, la guerra. Hay un poco de descuido de Estados Unidos de no haber hecho bien los deberes, y de que en efecto no le dieron la importancia que tenía en vista de lo que ha pasado”, completó.

Castañeda coincidió en que la cumbre representa otra oportunidad perdida.