Líderes políticos de Alaska esperan que Trump revierta restricciones a la perforación petrolera
JUNEAU, Alaska, EE.UU. (AP) — El presidente electo Donald Trump prometió repetidamente durante su campaña expandir la perforación petrolera en Estados Unidos, lo cual es una buena noticia para los líderes políticos de Alaska, donde el petróleo es el sustento económico y muchos piensan que el gobierno del presidente Joe Biden ha obstruido los empeños para estimular la disminuida producción en el estado.
En los próximos meses, es probable que se reavive el debate sobre la perforación en tierras federales en el condado North Slope de Alaska, rico en petróleo, particularmente en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, que desde hace tiempo los ambientalistas han procurado proteger, al ser uno de los últimos lugares agrestes del país.
El sábado, Trump nombró a Chris Wright —un donante de su campaña, ejecutivo de la industria de los combustibles fósiles y abierto defensor de la explotación de petróleo y gas— para que sea secretario de Energía en su segundo mandato.
La cuestión de la perforación en la llanura costera del refugio, algo que Trump intentó hacer durante su primer mandato, también divide a las comunidades nativas de Alaska. Algunos aprecian la perspectiva de recibir nuevos ingresos, pero a otros les preocupa el impacto que esto tendrá en la vida silvestre en una zona que consideran sagrada.
¿Qué es el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico?
El refugio de vida silvestre más grande del país cubre un área del noreste de Alaska de aproximadamente el tamaño de Carolina del Sur. Cuenta con un paisaje diverso de montañas y glaciares, llanuras de tundra, ríos y bosque boreal, y es hogar de vida silvestre diversa, incluidos osos polares, caribúes, bueyes almizcleros y diferentes especies de aves.
El forcejeo en torno a si se debe perforar en la llanura costera del refugio a lo largo del mar de Beaufort se remonta a décadas. Los defensores de la perforación dicen que el desarrollo podría crear miles de puestos de trabajo, generar miles de millones de dólares en ingresos y estimular la producción de petróleo de Estados Unidos.
Si bien la Oficina de Administración de Tierras (BLM, por sus siglas en inglés) ha dicho que la llanura costera podría contener entre 4.250 millones y 11.800 millones de barriles de petróleo recuperable, la información sobre la cantidad y la calidad del petróleo es limitada. Y no está claro si las empresas querrán correr el riesgo de seguir adelante con proyectos que podrían verse empantanados en litigios. Ambientalistas y climatólogos han presionado para que se elimine gradualmente el uso de combustibles fósiles con el fin de evitar las peores consecuencias del cambio climático.
El refugio se encuentra al este de los campos petrolíferos de la bahía Prudhoe y de la Reserva Nacional de Petróleo-Alaska, donde el gobierno de Biden aprobó el controvertido proyecto petrolero Willow, pero también estableció que aproximadamente la mitad de la reserva de crudo quedara fuera del alcance para concesiones de petróleo y gas.
¿Ha habido intentos de perforar en el refugio?
En la década de 1980 fue perforado un pozo de exploración en tierras donde empresas nativas de Alaska tienen los derechos, pero se ha dado a conocer poca información sobre los resultados.
No obstante, permitir la perforación en la llanura costera ha sido un objetivo de los miembros de la delegación del Congreso de Alaska desde hace tiempo. En 2017 añadieron un texto a un proyecto de ley fiscal que ordenaba dos ventas de concesiones de petróleo y gas para finales de 2024.
La primera venta tuvo lugar en los últimos días del gobierno de Trump, pero Biden pidió rápidamente a Deb Haaland, la secretaria del Interior, que revisara el programa de concesiones.
Eso llevó a la cancelación de siete concesiones que habían sido adquiridas por la Autoridad de Exportación y Desarrollo Industrial de Alaska, una compañía estatal. Empresas más pequeñas renunciaron a otras dos adjudicaciones. Hay litigios pendientes sobre las concesiones canceladas.
El gobierno de Biden publicó recientemente una nueva revisión ambiental, antes de que venza el plazo para la segunda venta requerida. Propone ofrecer lo que la BLM dijo que sería la superficie mínima permitida por la ley de 2017, una propuesta que los senadores republicanos de Alaska consideraron una burla a la ley destinada a fomentar la exploración.
¿Qué quieren los pueblos nativos de Alaska?
Hay profundas divisiones.
Los líderes de la comunidad iñupiaq de Kaktovik —que se encuentra dentro del refugio— apoyan la perforación. Los funcionarios gwich’in, en comunidades cercanas al refugio, han dicho que consideran sagrada la llanura costera. Los caribúes de los que dependen dan a luz allí.
Galen Gilbert, primer jefe del consejo de Arctic Village —una comunidad neets’aii gwich’in—, dijo que en el refugio debería estar prohibida la perforación.
“No queremos molestar a nadie. No queremos nada. Sólo queremos nuestra forma de vida, no sólo para nosotros, sino para nuestras generaciones futuras”, declaró Gilbert.
Los líderes en Kaktovik han prometido luchar contra cualquier intento del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre (FWS, por sus siglas en inglés) de designar las tierras como sagradas. Josiah Patkotak, alcalde del condado North Slope, que incluye a Kaktovik, dijo en un artículo de opinión de octubre que la tierra “nunca ha sido” territorio gwich’in.
“El gobierno federal debe entender que cualquier intento por socavar nuestra soberanía enfrentará una firme resistencia”, escribió.
El petróleo es vital para el bienestar económico de las comunidades en North Slope, dijo Nagruk Harcharek, presidente de Voice of the Arctic Iñupiat, un grupo activista sin fines de lucro cuyos miembros incluyen a líderes de esa región. El desarrollo responsable ha coexistido durante mucho tiempo con los estilos de vida de subsistencia, agregó.
¿Qué podría cambiar tras la elección de Trump?
En un video publicado en la red social X por el gobernador republicano Mike Dunleavy, Trump declaró que trabajaría para garantizar que se construya un proyecto de gasoducto de gas natural que los líderes políticos del estado han querido desde hace tiempo. El proyecto, al que se oponen los ambientalistas, no ha prosperado a lo largo de los años debido a que diversos gobernadores han tenido puntos de vista divergentes con respecto a él, a las preocupaciones por los costos y otros factores.
Si bien los votantes “podrían no haber estado encantados” con Trump, “apreciaron que sus políticas, cuando se trata del desarrollo de recursos, son claramente políticas que funcionan para beneficiar a una economía como la de Alaska”, dijo a periodistas Lisa Murkowski, senadora estadounidense crítica del presidente electo.
“Así que yo anticiparía que veremos, nuevamente, un regreso a mayores oportunidades económicas a través del desarrollo de recursos”, agregó.
Dunleavy manifestó que Trump podría revertir las restricciones impuestas por el gobierno de Biden sobre nuevas concesiones de petróleo y gas en 5,3 millones de hectáreas (13 millones de acres) de la reserva petrolera. El grupo de Harcharek interpuso una demanda por las restricciones, con el argumento de que se los líderes electos de la región habían sido pasados por alto.
Erik Grafe, abogado en Alaska de Earthjustice —un grupo ambientalista sin fines de lucro—, dijo que la reserva de crudo no se estableció “para extraer petróleo a cualquier precio”. Se deben tomar en cuenta otros recursos importantes y brindarles protecciones bajo la ley, agregó.
“El petróleo no es el futuro y no puede serlo”, expresó Grafe. “El estado necesita empezar a pensar en un plan B pospetróleo”.