Kelvin Kiptum. La historia del chico que cuidaba cabras y ovejas, corre 300 kilómetros por semana y batió el récord mundial de maratón
A los 14 años, el keniano Kelvin Kiptum sabía que su ingreso a la adolescencia venía acompañado por la responsabilidad de ayudar a la familia. En Chepkorio, su pueblo natal, la tarea esa relativamente simple y a la vez rutinaria: debía cuidar a las cabras y las ovejas.
Sin embargo, una vez que el deber estaba cumplido le daba rienda suelta a su placer. Y un día comenzó a acompañar al atleta ruandés Gervais Hakizimana, y al equipo que lo acompañaba, que por entonces se entrenaba con sesiones de cuestas en un bosque cercano a la casa de Kelvin. Lo seguía. Descalzo y con demasiada naturalidad para el esfuerzo que requería la planificación del corredor.
En 2016, ya con 17 años, el joven notó que correr le daba alas. Sentir la brisa contra el rostro era una sensación difícil de describir, y comenzó a hacerlo con más regularidad. Solo tres años más tarde ganó dos medias maratones en 15 días con tiempos asombrosos para su corta experiencia: 60:48 en Copenhague, Dinamarca, y 59:53 en Belfort, Francia. Hakizimana notó que estaba frente a un diamante en bruto y le ofreció a entrenarlo para el maratón, la distancia madre del atletismo. Y no se equivocó. “En 2020, la pandemia de Covid me encerró en Kenia. Allí me quedé un año y lo entrené en el bosque. Corrí con él y luego empezamos un programa de maratón en 2021″, le contó a AFP.
La realidad está a la vista: Kelvin Kiptum apenas corrió tres maratones en su vida. En la tercera, este domingo en Chicago, batió el récord mundial con un tiempo extraordinario: 2 horas y 35 segundos. Las otras dos le sirvieron para ganar en diciembre de 2022 en Valencia (España), y en abril de este año en Londres, donde con 2h01.25 ya había alertado que la plusmarca de Eliud Kipchoge (solo 14 segundos más veloz) tambaleaba.
Pero no solo eso es lo que sorprende de la nueva estrella entre los fondistas, que apenas tiene 23 años. Porque las tres veces que recorrió la legendaria distancia de 42,195 kilómetros fueron suficientes para meter sus tres marcas en el top 10 de la historia.
La frescura de su edad lo condujo a declarar con honestidad brutal después de romper los libros: “Chicago es un recorrido llano. Pensé en venir y probar, pero no estaba preparado para esto. Un récord del mundo... Estoy muy contento”, dijo. Aunque luego reconoció: “Sabía que algún día batiría este récord”.
Lejos de verse extenuado, Kiptum recorrió los últimos metros antes de la meta sonriendo, abriendo sus brazos y repartiendo besos al público, que lo ovacionó ante tamaña gesta. Después de abrazarse con alguien de su equipo, celebró arrodillado sobre la línea de llegada.
¡SEÑORAS Y SEÑORES, TENEMOS RÉCORD MUNDIAL DE MARATÓN EN #CHICAGO! 🔥🏃
El keniata 🇰🇪 KELVIN KIPTUM acaba de romper la barrera del tiempo al cruzar la línea de meta con un tiempo de 02:00:35, ¡SUPERANDO EL RÉCORD DE #KIPCHOGE!
⭐ Mirá el Maratón de #Chicago por @starplusla pic.twitter.com/8tguHbCmkW— ESPN Run (@ESPNRun) October 8, 2023
Kelvin bajó 34 segundos la plusmarca que había establecido en septiembre de 2022 su compatriota Eliud Kipchoge en Berlín (2:01:09). Aunque sorprenda, todavía no coincidieron en una pista, y se anticipa que ambas superestrellas puedan protagonizar un duelo épico en los Juegos Olímpicos de París en 2024, en donde Kipchoge, de 38 años, aspira a un tercer título consecutivo en esa distancia.
¿Cómo hace un ser humano para correr tan rápido durante tantos kilómetros? La respuesta puede ser el resultado de varios factores. Aunque sí es cierto que hay algo que la naturaleza incorpora en el ADN de algunos elegidos. Porque en Chepkorio, que queda a unos 40 kilómetros de Eldoret, la meca del atletismo keniano, seguramente haya otros jóvenes de la edad de Kiptum. Pero ninguno se destacó como él.
A eso, innato, se le agrega el compromiso que puede tener esa persona cuando comienza a enfocar su vida para preparar un objetivo. Y el constante avance en la ciencia aplicada al deporte, que en los últimos años alteró la forma de entrenarse para correr en negativo, es decir que la segunda mitad de la carrera sea más rápida que la primera.
Aquí es donde los africanos sacan rédito de la geografía, porque el entrenamiento en Kenia se realiza a más de 2.000 metros de altura. Eso ya de por sí es una enorme ventaja para ganar una capacidad pulmonar que le permite ampliar su caja torácica y aprovecharla cuando bajan al nivel del mar, como ocurrió en Valencia o en Chicago.
Además, junto a su equipo de trabajo hacen cuestas a gran intensidad. Eso le da a Kiptum una fortaleza de piernas que le permite mejorar su musculatura, que es lo que le da más tolerancia a la segunda mitad del maratón.
La potencia del sprint final se lo da un dato clave: parte de su rutina se basa en hacer series cortas y muy explosivas. Al menos una vez a la semana hacen pasadas de 2 x 800m, 2 x 400m y 4 x 150m. Con esto se trabaja en la resistencia de los tramos más largos hasta llegar a la fortaleza en las series más cortas. Ese cambio de ritmo le permite tener el combustible final para el último tramo del maratón.
Otros datos resultan fundamentales para entender que cada detalle es clave en la preparación de un maratonista de elite. En el caso de Kiptum, el descanso es tan importante como la actividad. Por eso, duerme entre 10 y 12 horas por día. Más claro: cuando no está entrenándose está reposando su cuerpo, ya sea durmiendo o alimentándose.
El reparto de cargas es riguroso: jamás corre al 100 por ciento en los entrenamientos. Martes, jueves y sábados lo hace al 80% y lunes, miércoles, viernes y domingo, al 50%. En total promedia entre 250 y 300 kilómetros a la semana.
Al gimnasio va dos veces por semana, aunque jamás levanta pesas. Allí el entrenamiento es puramente preventivo. Las sesiones duran 60 minutos y se enfocan en fortalecer la cadena posterior (glúteos, isquiotibiales, lumbares y todo lo vinculado al core) con ejercicios de fuerza y movilidad sobre colchonetas de yoga. Allí se alternan trabajos en donde se juega con el mismo peso del atleta: puentes, planchas, peso muerto sobre una sola pierna, equilibrio y estiramientos suaves para elongar antes y después.
Lejos de cualquier planificación alimenticia rebuscada, el maratonista más rápido del planeta se alimenta de productos sencillos. En su dieta hay pan casero, frutas y verduras locales, té de Kenia, carne magra y el ugali, una papilla hecha con harina de maíz.
Invitado por BBC Sport Africa, el atleta keniano y ahora comentarista de TV Martin Keino compartió tres cosas sobre Kelvin Kiptum, la nueva estrella del maratón. Allí, el hijo del Kip Keino (oro olímpico en 1500m y 3000m con obstáculos), destacó que Kiptum se destaca por haber creado un sistema propio de entrenamiento, en donde llamativamente no se entrena sobre pista. Y también valoró que le haya quedado resto para llegar tan entero a la meta. “Incluso no le costó tanto poder caminar después. Hasta podía correr”, remarcó.
El último punto es el que el mundo del atletismo sueña con verlo y que parece estar cada día más cerca: que un ser humano corra un maratón en menos de dos horas. Los 36 segundos que faltan para bajar esa barrera puede ser muchísimo, pero no hay manera de dimensionarlo. De hecho, Kiptum rebajó el récord mundial anterior en 34 segundos apenas un año más tarde.
En ese sentido, todo dependerá de la planificación de sus próximas carreras. Porque si la idea, como se presupone, es seguir corriendo en negativo (la segunda mitad más rápida que la primera) bastará con que meta los 21 en 60 minutos para ser testigos de un acontecimiento épico en la evolución humana. En Chicago recorrió esa primera parte en una hora y 48 segundos. Claro que también será necesario que esto ocurra en condiciones meteorológicas favorables, como se dieron este domingo en Chicago: entre 7 y 10 grados de temperatura, cielo nublado y viento ligero.
Simpático, poco afecto a las redes sociales (suma apenas cinco posteos en su cuenta de Instagram, donde tiene poco más de 57.000 seguidores) y con un conflicto comercial en puerta (en enero firmó un contrato la marca de indumentaria china Qiaodan, pero al mismo tiempo forma parte de los embajadores Nike y corre con esas zapatillas), Kelvin Kiptum fue bautizado como “Kipchoge 2.0″.
Si bien es un enorme halago que lo comparen con el que hasta ahora fue el rey del maratón, lo cierto es que él quiere construir su propio camino y quedar en la historia como el primer hombre en correr 42,195 kilómetros en menos de dos horas.
Le falta muy poquito para lograrlo. Tiempo le sobra.