Kate Winslet sigue desafiando a Hollywood

Teresa García Amaro

CIUDAD DE MÉXICO, octubre 5 (EL UNIVERSAL).- Con 22 años se convirtió en el rostro más famoso de 1997 al protagonizar la cinta "Titanic" y, lejos de vivir entre nubes y disfrutar del estrellato, Kate Winslet tuvo que lidiar con la prensa, las críticas y el bullying de muchos que la consideraban "muy gorda" para los estereotipos de Hollywood.

Fue un año por demás difícil pues jamás se había sentido más insegura en su corta vida, pero todo eso ha cambiado y Kate es una de las mujeres más empoderadas del gremio y está dispuesta a no dejar que situaciones como las que ella vivió se repitan.

Nació en Reading, Inglaterra, el 5 de octubre de 1975. Cuando fue elegida por James Cameron para personificar a "Rose DeWitt Bukater" en el mundo cinematográfico Julia Roberts conquistaba al público con "My Best Friend's Wedding", Jennifer Lopez interpretaba a "Selena", Dominique Swain protagonizaba el remake de "Lolita" y Demi Moore se rapaba en "G.I. Jane".

Los estereotipos de belleza eran muy cerrados y las protagonistas tenían que ser perfectas y delgadas por lo que la silueta de la actriz británica salía de lo convencional y era llamada incluso "talla grande", ¡como si eso fuera importante!

Ahora, con 48 años, que cumple este jueves 5 de octubre, Kate vuelve a la pantalla grande con la cinta "Lee" donde nuevamente hará un desnudo para demostrar que cualquier cuerpo es perfecto y a quien no le guste, ni modo.

De hecho, declaró a la revista "Vogue" que no volverá a desperdiciar su tiempo y energía juzgando a su cuerpo. "Creo que a cualquier mujer le conviene simplemente decir: -creo en mí misma, no me importa lo que piensen los demás, esto es lo que soy, sigamos adelante".

Pero no solo aboga por su cuerpo, también es una absoluta defensora de su rostro y de los estragos que ha hecho el paso del tiempo. Cuando dio vida a "Mare Sheehan" en la serie de HBO, "Mare of Easttown", exigió que su rostro y cabello no fueran tocados. Si las arrugas se veían estaba bien, la hacían ver natural y simplemente una mujer de cuarenta y tantos.

Esa es la lección que Kate Winslet quiere dejar a las nuevas generaciones. Su aprendizaje ha sido duro, pero ha valido la pena para romper estereotipos y desafiar a una industria que cada vez va abriendo nuevos caminos.