Absuelven a un militar de la masacre de 92 peruanos que huían de la violencia hace 40 años

LIMA (AP) — La justicia absolvió el jueves a un militar de Perú acusado por la fiscalía de ser el coautor mediato del homicidio agravado con alevosía de al menos 92 peruanos —incluidos mujeres y niños— en los Andes en 1984, a quienes se les obligó a cavar una fosa en el patio de una escuela.

Una sala penal presidida por la jueza Miluska Cano indicó que “no hay certeza de que una compañía del Ejército llamada Los Linces” y dirigida por el general retirado Luis Grados haya participado en los asesinatos de hace 40 años, aunque sí responsabilizó de la masacre a miembros de esa institución militar.

La jueza indicó que por el momento no continuará el juicio de dos militares de esa época cuyo rango era superior al de Grados, los cuales también han sido acusados de ser coautores de la masacre: el entonces comandante general de la segunda división de infantería Wilfredo Mori, y el jefe del Estado Mayor, Juan Briones. También se ordenó que se continúe investigando a varios militares de menor rango de los que sólo se conocen sus seudónimos.

La matanza en la localidad rural de Putis, a unos 300 kilómetros el sureste de Lima, no se conoció sino hasta 2001 gracias a una investigación divulgada en un reportaje del diario local La República.

Entre 1980 y 2000 el país vivió un conflicto armado interno en el que se enfrentaron por un lado las fuerzas de seguridad y los comités campesinos de autodefensa, y por el otro el grupo terrorista Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. Según una Comisión de la Verdad, que estudió ese periodo de violencia política, al menos 123 campesinos, entre ellos mujeres y niños, fueron acribillados por miembros de las fuerzas armadas, que sospechaban que los pobladores rurales colaboraban con Sendero Luminoso. La comisión calcula que la cifra total de muertos en los enfrentamientos podría haber alcanzado los 70.000.

La fiscalía, que había solicitado 25 años de cárcel para Grados, anunció que presentará un recurso de nulidad por no estar de acuerdo con la absolución, pese a las pruebas y testigos presentados.

The Associated Press no pudo comunicarse con la defensa de Grados, quien desde que comenzó el proceso siempre negó todos los cargos.

Grados era capitán del Ejército y jefe de un grupo de operaciones destacado en Ayacucho, una región mayoritariamente indígena donde ocurrieron los hechos. En esa zona, la población se vio inmersa en los enfrentamientos entre Sendero Luminoso y las fuerzas de seguridad.

Germán Vargas, abogado de la organización Paz y Esperanza que patrocina a los familiares de las víctimas, dijo a la AP que campesinos sobrevivientes a la matanza del 13 de diciembre de 1984 testificaron en el juicio que soldados del Ejército que llegaron a Putis ofrecieron protección y convocaron a hombres, mujeres y niños que habían escapado hacia zonas alejadas.

“Separan varones de mujeres, violan a todas las mujeres, incluso a niñas de 10 años de edad y ancianas. A los hombres los obligan a cavar una fosa con el pretexto de que allí se iba a construir una piscigranja en ayuda de la comunidad. Luego los acribillan a todos con proyectiles de arma de fuego”, indicó Vargas.

“Fue una de las masacres más perversas por su cobardía, sevicia, crueldad, porque se hizo contra personas que pretendían preservar sus vidas, que se habían alejado de sus comunidades para evitar que sean dañados por los militares y Sendero Luminoso”, indicó el abogado.

Pablo Baraybar, jefe del Equipo Peruano de Antropología Forense que dirigió las exhumaciones de los cuerpos en las fosas comunes de Putis en 2008, dijo a la AP un año después que los proyectiles encontrados tenían inscrita “la sigla FAME, que significa: Fábrica de Armas y Municiones del Ejército”.

“Tras realizar pruebas de ADN a las osamentas en un laboratorio del estado de Virginia, Estados Unidos, se determinó la identificación de 28 de los restos de las 92 personas halladas en la fosa de Putis”, añadió.

Según los forenses, el 45% de los 92 cuerpos hallados corresponden a personas que tenían desde menos de un año hasta 17 años.

Edmundo Cruz, periodista de investigación que dio a conocer la masacre hace 23 años, le dijo a la AP en 2009 que la muerte de los niños sólo tenía una explicación en la ideología de los militares de esa época: “Esa ideología era que estos niños más tarde serían iguales a sus hermanos y padres, a quienes los militares consideraban terroristas”.

En agosto de 2009, decenas de fotógrafos de diversos medios periodísticos locales e internacionales, incluida la AP, reportaron el entierro de los 92 restos exhumados, los cuales fueron llevados en una larga fila de ataúdes blancos por un camino de los Andes.