El jurado de Trump para el juicio del 6 de enero: Una ciudad que recuerda el atentado

La gente reacciona a la noticia de que Joe Biden fue electo presidente, cerca de la Casa Blanca en Washington, el 7 de noviembre de 2020. (Kenny Holston/The New York Times)
La gente reacciona a la noticia de que Joe Biden fue electo presidente, cerca de la Casa Blanca en Washington, el 7 de noviembre de 2020. (Kenny Holston/The New York Times)

WASHINGTON — When jury selection begins in the trial of former President Donald Trump concerning his efforts to overturn the 2020 presidential election, defense lawyers will probably face an uphill battle.

It’s not just that the pool of potential jurors in the District of Columbia is heavily Democratic (though it is) or that the city is home to a great many lawyers (1 in 40 residents, more per capita than any state, according to one estimate.)

WASHINGTON — Cuando comience la selección del jurado en el juicio contra el expresidente Donald Trump por lo que hizo para anular las elecciones presidenciales de 2020, puede que sus abogados defensores tengan muchas dificultades.

No es solo que los posibles miembros del jurado en el distrito de Columbia (D. C., por su sigla en inglés) sean en gran medida demócratas (aunque lo son) o que en la ciudad viva un gran número de abogados (1 de cada 40 residentes, más per cápita que cualquier estado, según un estimado).

Para muchos de los residentes del distrito, el ataque de la turba al Capitolio el 6 de enero de 2021 fue más que una crisis política nacional: también fue un acto horrible de violencia local que caló hondo a título personal.

“No creo que encuentres a un solo residente del distrito de Columbia que no sepa lo que pasó el 6 de enero y no se haya sentido impactado de alguna manera, ya fuera ese día o los días posteriores”, comentó Christina Henderson, miembro del consejo del distrito y exempleada del senador Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata.

Miembros de la prensa afuera del Tribunal Federal E. Barrett Prettyman en Washington, el miércoles 2 de agosto de 2023, antes de que el expresidente Donald Trump haga su primera aparición en el juzgado después de ser acusado de cargos federales relacionados con la transferencia de poder después de las elecciones de 2020. (Shuran Huang/The New York Times)

Para Henderson, quien no se encontraba en el Capitolio el 6 de enero, fue la experiencia de ver su querido lugar de trabajo convertido en una escena de terror y temer lo peor para amigos y antiguos colegas.

Los tribunales federales examinan a los posibles jurados en busca de sesgo y conflictos de intereses, y tanto la acusación como la defensa tienen voz y voto a la hora de elegir a los candidatos. Es un sistema que ha demostrado que puede formar jurados justos e imparciales incluso en los casos más notorios, pues las inclinaciones políticas no necesariamente indican a favor de quién se pronunciarán los jurados en un caso penal. Pero eso no significa que la selección de este jurado vaya a ser fácil.

Incluso quienes no tienen una conexión directa con el Capitolio aún recuerdan lo que le ocurrió a su ciudad los días y semanas posteriores al ataque: los Humvees que aparecieron de manera repentina en las tranquilas calles de los barrios; la barda de metal negro de casi 2,5 metros de alto rematada con alambre de púas que rodeó el Capitolio e impidió el paso; los más de 20.000 soldados de la Guardia Nacional fuertemente armados que llegaron a la ciudad, la cual con sus 176 kilómetros cuadrados tiene una superficie menor que Sioux Falls, Dakota del Sur.

Algunos residentes describieron en entrevistas el ambiente en torno al Capitolio como una “ocupación militar” o una “prisión de mínima seguridad”.

“Si lo pensamos, hay tantas capas de emoción aquí”, dijo Henderson.

Todo esto podría sumarse a un enorme desafío para Trump y sus abogados. El expresidente y sus aliados ya están impulsando la idea de que Washington es un lugar injusto por naturaleza para el juicio.

El miércoles, en su sitio web de Social Truth, Trump dijo que esperaba que el caso fuera trasladado a una sede “imparcial”, como el estado “políticamente imparcial” de Virginia Occidental, que ganó por casi 40 puntos en 2020. En un mensaje publicado en X, la red social antes conocida como Twitter, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien se enfrenta a Trump en las elecciones primarias republicanas para la candidatura presidencial, expresó su apoyo a la idea de un cambio de sede y describió Washington D. C. como un “pantano”.

Es poco probable que el juicio cambie de sede. La Constitución establece que, en términos generales, los acusados por un delito penal deben ser juzgados en el estado o distrito donde se perpetró el presunto delito. Además, hay precedentes que permiten a los jurados locales decidir sobre casos de gran repercusión, como el del terrorista del maratón de Boston, que fue decidido por un jurado de Boston. Los abogados de varios de los autores de los disturbios del 6 de enero han solicitado, sin éxito, que sus juicios se trasladen fuera de Washington.

La elección del jurado supondrá buscar ciudadanos en un lugar en el que muchos residentes tienen algún tipo de conexión con la política. El año pasado, en el juicio contra Steve Bannon por desacato al Congreso, entre los miembros del jurado había un becario de la exsenadora demócrata Claire McCaskill; la hija de un asistente de un congresista demócrata y un reportero que mantuvo correspondencia con Bannon en el pasado para escribir artículos. Todos fueron excluidos por la defensa.

Podría ser largo el proceso de selección del jurado para encontrar a los 12 residentes del Distrito que en última instancia decidirán si Trump es culpable o no. Encontrar a personas que no tengan una opinión muy formada sobre Trump o que no hayan seguido el caso del 6 de enero quizá resulte difícil.

El juicio a Trump tendrá lugar en una ciudad que se ha transformado en la última década. Entre 2010 y 2020, el número de residentes creció casi el doble que en el resto del país. Su composición racial también cambió: en 2019, la población del distrito antes conocido como “la ciudad de chocolate” pasó a estar habitado por blancos y negros casi a partes iguales.

Al mismo tiempo, la ciudad, que durante mucho tiempo fue un bastión liberal, se ha vuelto aún más demócrata desde la elección del presidente Barack Obama en 2008. Los residentes votaron por Biden en las elecciones presidenciales de 2020 con un margen de 87 puntos.

Para algunos washingtonianos, la acusación formal que se dio a conocer el martes también evocó un sentimiento de ironía amarga por el hecho de que el caso que posiblemente sea el más importante de la historia democrática del país será decidido por los residentes de una ciudad que carece de representación en el Congreso. A pesar de tener más habitantes que Vermont o Wyoming, a este distrito se le ha negado la condición de estado en varias ocasiones.

Su condición política limitada se hizo patente el 6 de enero, cuando Muriel E. Bowser, la alcaldesa de la ciudad, vio obstaculizados sus esfuerzos por desplegar a la Guardia Nacional en el distrito de Columbia para proteger el edificio del Capitolio (los gobernadores tienen facultades para convocar a la Guardia Nacional de sus estados, pero el distrito de Columbia solo puede desplegar a la Guardia Nacional previa aprobación del Pentágono y, por extensión, del presidente).

c.2023 The New York Times Company