Jung, la mujer que ha adoptado a 200 perros en 26 años para evitar que se los coman en restaurantes

Se llama Jung Myoung Sook tiene 61 años, es surcoreana y ha pasado casi la mitad de su vida salvando a perros que corrían el riesgo de sufrir una muerte horrible en un país como Corea del Sur en el que los canes lejos de ser vistos como el mejor amigo del hombre, son considerados un apetitoso manjar.

Desde que comenzó con su labor hace casi tres décadas esta mujer, una heroína para los defensores de los animales, ha adoptado a aproximadamente 200 perros; algunos recogidos directamente de la calle, otros comprados antes de que los restaurantes o las granjas de carne los usaran como plato.

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Jung posa junto a sus perros (AP).

Y es que en Corea del Sur, es un fenómeno reciente el tener a un can como mascota, ya que hasta ahora sólo se usaba con fines gastronómicos. Pese a que está creciendo la demanda, lo cierto es que las condiciones en las que se les trata muchas veces tienen poco que ver con las vistas en Occidente.

La fidelidad de Jung es tal que incluso no ha dudado en cambiarse hasta 7 veces de casa por problemas con los vecinos debido al tremendo ruido que hacían tantos perros en el barrio.

Sin embargo esta mujer también tiene sus críticos porque hay un par de asuntos difíciles de explicar. En primer lugar en qué condiciones viven estos animales, ya que siendo tantos, los problemas de espacio deben ser considerables. Además el modesto empleo de la mujer, que limpia una tienda y recoge cajas siembran de dudas la alimentación y el cuidado de los perros.

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Laa mujer sujeta a sus perritos (AP).

Es un trabajo muy humilde que en condiciones normales impedirían el poder permitirse el mantenimiento de varios canes. Una visita reciente de Associated Press mostró que estaban en buenas condiciones y sanos y saludables aparentemente, pero no ha podido ser comprobado de manera independiente.

Aún así es innegable que su labor ha dado sus frutos y que la mayor parte de los perros que ha salvado han conseguido librarse de una muerte que parecía casi segura.

Javier Taeño (@javiertaeno)