El juez Eduardo Riggi se fue dando el portazo: denunció un “destrato” del Gobierno y dijo que jamás toleraría la “corrupción estatal”

Eduardo Riggi
El camarista de Casación Eduardo Riggi

El juez de la Cámara Federal de Casación Eduardo Riggi, que fue dejado cesante porque cumplió 75 años y el Gobierno no promovió su continuidad, se fue dando el portazo. En un mensaje a sus colegas, denunció el “destrato″ del Poder Ejecutivo, que no le dio una respuesta, ni para aceptarle la renuncia ni para informarle que enviarían su pliego al Senado para un nuevo acuerdo. Riggi tenía 57 años de antigüedad en el Poder Judicial.

“Pueden prescindir de mis servicios, pero jamás podrán dejar de respetarme como juez”, afirmó en un mensaje que envió a un grupo de chat que integra con otro centenar de magistrados, en el que abundó: “Solo aspiré a una cuota de seriedad y requerí certidumbre. Esperé siempre no tener que llegar al extremo de tener que demandar esta última”.

Un oficialismo corrido por derecha

“Más allá del destrato sufrido -agregó-, lo ocurrido me resulta una caricia para el alma, porque los comentarios de pasillos que argumentan el rechazo gubernamental para mi continuidad a raíz de mis fallos de contenido imperdonable, son un inmenso halago a mi independencia moral y libertad de conciencia”.

Riggi se despidió de sus colegas con un fuerte mensaje: “Sería inadmisible para todos, absolutamente para todos mis maestros en la magistratura, pensar que yo pudiera aplaudir, hacerme el distraído o justificar la corrupción estatal y conductas delictivas fehacientemente acreditadas . Un muy fuerte abrazo!!!!!!!!!”

El ministro de Justicia, Martín Soria, y el presidente Alberto Fernández
El ministro de Justicia, Martín Soria, y el presidente Alberto Fernández - Créditos: @Presidencia

Riggi recordó en su mensaje que le había sido otorgada la jubilación a los 60 años y que de todos modos nunca la gozó y siguió trabajando 15 años más. “Este aporte gratuito ofrecí extenderlo”, dijo, en referencia a que pidió que le dieran un nuevo acuerdo, y sostuvo que se sometió “a todas las exigencias existentes” para ello.

Enumeró que hizo el pedido más un año antes de cumplir 75 años, que se le requirió al Consejo de la Magistratura un informe actualizado acerca de si tenía sumarios administrativos y pedidos de juicio políticos pendientes, que presentó análisis clínicos y de laboratorio sobre su salud, que además le pidieron y presentó un informe médico-psiquiátrico sobre su salud mental y aptitud para continuar en el cargo. Con todos esos antecedentes, el Ministerio de Justicia dio curso a lo pedido por el juez y ordenó la publicación de su postulación en el Boletín Oficial y en los diarios.

Los avales que ofreció

Asimismo, Riggi presentó avales, pero excluyó los de jueces de la Corte y colegas en actividad a los que el Gobierno -dijo- “podía tener en la mira”. Entre los apoyos que presentó hay un aval del exjuez de la Corte y exministro Rodolfo Barra y otro de los colegas de Riggi de la Casación, que enviaron una nota oficial firmada por el presidente de la cámara y los dos vicepresidentes en representación del cuerpo. A su vez, otros colegas suyos de la Cámara hicieron lo propio con distintos matices, pero en el mismo sentido respaldatorio.

El comentario era que en la primera semana de febrero se mandaría el pliego al Senado para darle un nuevo acuerdo y una extensión por cinco años de su mandato. Pero eso no ocurrió y el 16 de febrero, cuando cumplió años, Riggi suspendió sus vacaciones y viajó de regresó a Buenos Aires. En su despacho redactó su renuncia, que a las 13.30 de ese día depositó en la caja de seguridad del tribunal con la fecha en blanco.

El 3 de marzo se reincorporó a su despacho y envió su renuncia al Ministerio de Justicia. Nunca tuvo respuesta.

“Ha pasado ya tiempo suficiente e inexplicablemente no se me ha informado nada sobre el trámite de la aceptación de mi renuncia”, dijo Riggi a sus colegas . “Pueden prescindir de mis servicios -reconozco que ello puede ser legítimo-, pero jamás podrán dejar de respetarme como Juez de la República”, dijo, y enumeró que en su carrera de 57 años de antigüedad fue secretario letrado de la Corte Suprema, juez en lo penal económico, camarista en lo penal económico y, finalmente, Juez de la Cámara de Casación (cargo para el que lo designó Carlos Menem) por más de 30 años.

Ahora, los colegas de Riggi elegirán a un suplente hasta que el Consejo de la Magistratura convoque a un concurso para cubrir su vacante con un juez titular.

No está claro aún como será el mecanismo para elegir al juez suplente. En la última reunión de presidentes de Sala, presidida por la titular de la Cámara de Casación, Ana María Figueroa, se impuso el criterio mayoritario de decidirlo por sorteo. Sin embargo, no es lo que piensan todos los jueces. Se analizan otros criterios de “compensación”, donde puedan ser subrogantes jueces que hasta ahora no lo fueron, con lo que salen de la lista aquellos que ya fueron suplentes, y permitir acceder a ese cargo a aquellos que no tengan atrasos en el dictado de sentencias en sus respectivas salas.

Una sala con un solo juez

Riggi integraba la Sala III de la Cámara de Casación, que para colmo tiene un solo juez titular, Juan Carlos Gemignani, ya que la otra magistrada, Liliana Catucci, se jubiló en 2021. El juez Mariano Borinsky integra la sala como suplente.

Liliana Catucci, el día que dejó la Casación. La vacante que generó su salida no fue cubierta todavía.
Liliana Catucci, el día que dejó la Casación. La vacante que generó su salida no fue cubierta todavía.

La Sala tiene causas sensibles en sus manos: el “Olivosgate”, donde el presidente Alberto Fernández y Fabiola Yáñez acordaron una reparación económica por haber hecho una fiesta de cumpleaños en la quinta presidencial en plena pandemia, una de las causas vinculadas con las supuestas coimas de Odebrecht, el expediente de la presunta mesa judicial del Gobierno de Mauricio Macri, el caso tributario en el que está sobreseída la minera Barrick Gold y la causa “Operativo Puff”, entre otras.

En esos expedientes deberá votar el juez que sea designado como subrogante.

Con la salida de Riggi y la anterior renuncia de Catucci, quedan dos vacantes en la estratégica Cámara Federal de Casación, que revisa todas las condenas y absoluciones de los casos de corrupción de funcionarios y exfuncionarios.

Ya hay un concurso abierto en el Consejo de la Magistratura para reemplazar a Catucci, quien también integraba la conformación original de la Cámara en 1992. En septiembre de 2021, Catucci terminó renunciando luego de que un fallo de la justicia en lo contencioso administrativo rechazó su planteo para quedarse. Ahora podría incorporarse la vacante de Riggi a ese concurso.