Lo que está en juego en las elecciones intermedias es cada vez más claro: quienes niegan las elecciones figurarán en muchas boletas electorales

El representante republicano de Georgia, Jody Hice, hace campaña en las elecciones primarias republicanas para la secretaría de Estado de Georgia bajo la mirada de Donald Trump, en un mitin en Commerce, Georgia, el 26 de marzo de 2022. (Audra Melton/The New York Times)
El representante republicano de Georgia, Jody Hice, hace campaña en las elecciones primarias republicanas para la secretaría de Estado de Georgia bajo la mirada de Donald Trump, en un mitin en Commerce, Georgia, el 26 de marzo de 2022. (Audra Melton/The New York Times)

Los electores republicanos en las contiendas de las elecciones primarias de esta semana se mostraron dispuestos a nominar a candidatos que repiten como loros las mentiras electorales de Donald Trump y que parecen tener la intención de ejercer un control político extraordinario sobre los sistemas electorales. Los resultados dejan claro que las elecciones intermedias de noviembre bien pueden afectar el destino de las elecciones libres y justas en el país.

En Pensilvania, los votantes republicanos se unieron en torno a un candidato a gobernador, Doug Mastriano, que ayudó a liderar el descarado esfuerzo por anular las elecciones de 2020 en el estado, que alquiló autobuses para el mitin previo a los disturbios en el Capitolio y que desde entonces ha promovido un esfuerzo constitucionalmente imposible para desconocer la victoria del presidente Joe Biden en su estado.

En Carolina del Norte, los ciudadanos eligieron a un candidato republicano al Senado, el diputado Ted Budd, quien votó en el Congreso en contra de confirmar los resultados de 2020 y que sigue negándose a decir que Biden fue electo de manera legítima.

Y en Idaho, donde Trump arrasó en las urnas en 2020, el 57 por ciento de los votantes respaldó a dos candidatos republicanos a la secretaría de Estado que impulsaron falsedades electorales, aunque perdieron una contienda a tres contra un rival que acepta a Biden como presidente.

La marcada presencia de los negacionistas electorales el martes, que cuentan con contrapartes que se presentan de forma competitiva en las primarias de todo el país en los próximos meses, fue una primera señal de la amenaza que supone el movimiento inspirado por Trump.

Al hablar con el electorado, muchos candidatos republicanos se han centrado en gran medida en una lista más amplia de promesas para restaurar la gobernanza conservadora. Y en muchas contiendas electorales generales, es probable que los candidatos de los dos principales partidos enfoquen su atención en la inflación y la economía.

Aun así, el tema de las elecciones se cierne sobre varias contiendas en los estados que estuvieron en disputa en la votación presidencial. Los republicanos que intentan recuperar las gubernaturas y ocupar los principales cargos que supervisan las elecciones se atropellan entre sí durante el último año y medio para atraer a los votantes que creen en una infinidad de afirmaciones falsas sobre la contienda de 2020.

Herschel Walker, la leyenda del fútbol americano de la Universidad de Georgia y aspirante a senador republicano en el estado, hace campaña en el Salón de la Fama de Georgia en Macon, el 18 de mayo de 2022. (Nicole Craine/The New York Times)
Herschel Walker, la leyenda del fútbol americano de la Universidad de Georgia y aspirante a senador republicano en el estado, hace campaña en el Salón de la Fama de Georgia en Macon, el 18 de mayo de 2022. (Nicole Craine/The New York Times)

La mayor prueba será el próximo martes en Georgia, donde Trump ha respaldado una lista de candidatos que se presentan con plataformas basadas en la negación de los resultados electorales contra el gobernador, el secretario de Estado y el fiscal general en funciones.

Al parecer, el elegido de Trump para gobernador, el exsenador David Perdue, no podrá superar al gobernador Brian Kemp, a quien Trump sigue culpando de su derrota en 2020 en Georgia. Las tres contiendas podrían acabar en segunda vuelta si ningún candidato consigue la mayoría de los votos en las primarias.

Perdue y el representante Jody Hice, que se enfrenta a Brad Raffensperger, el secretario de Estado, han sostenido en falso que el fraude electoral rampante empañó las contiendas de 2020 en Georgia. Perdue comenzó un debate contra Kemp diciendo: “Las elecciones de 2020 fueron amañadas y robadas”. Hice contestó que no habría avalado la victoria de Biden.

En la carrera estatal por el Senado, el principal candidato republicano, el gran jugador de fútbol americano respaldado por Trump, Herschel Walker, dijo el miércoles que no estaba seguro de si Biden había sido elegido legalmente en 2020.

“No lo sé”, dijo Walker a un periodista de The New York Times tras un discurso en Macon, Georgia. “Sí creo que hubo problemas. Y creo que todos los demás piensan que hubo problemas y esa es la razón por la que en este momento todos están tan molestos”.

Sin embargo, ninguno de los republicanos que aspiran a ocupar un cargo en uno de los principales estados pendulares ha hecho más que Mastriano en Pensilvania para amplificar las afirmaciones de las elecciones robadas.

Mastriano, senador estatal y coronel retirado del Ejército, gastó 3354 dólares del financiamiento de campaña en la renta de autobuses para llevar gente a Washington el 6 de enero de 2021. Un informe de la Comisión Judicial del Senado afirma que las grabaciones de video confirmaron que Mastriano “atravesó las barricadas y los cercos policiales” cerca del Capitolio, aunque él niega haberlo hecho y no hay pruebas de que haya ingresado en el recinto legislativo.

En marzo de este año, Mastriano realizó un evento de campaña en Gettysburg, en el cual los asistentes firmaron una petición en la que se pedía a Pensilvania anular los resultados del estado en 2020, según The York Daily Record.

El impulso de la anulación se ha convertido en la última prueba de fuego del negacionismo de las elecciones de 2020. También ha sacudido a los republicanos de Wisconsin, donde uno de los cuatro principales candidatos a gobernador del partido ha hecho de la anulación de la victoria de Biden en 2020 en el estado el eje central de su campaña.

Trump ha promovido el esfuerzo de anulación en Wisconsin y al final acabó por respaldar a Mastriano. El expresidente condicionó su apoyo, el sello de aprobación más valioso en la política republicana, a amplificar las afirmaciones falsas sobre las elecciones.

Una vez en el cargo, es probable que los candidatos respaldados por Trump intenten cumplir sus promesas de alterar la ley electoral: en algunos casos, limitándose a dificultar el voto, pero en otros, llegando a dar a las legislaturas estatales controladas por los republicanos el derecho a anular los resultados de las elecciones.

En Pensilvania, Kathy Barnette, una asistente al mitin del 6 de enero que impulsó muchas afirmaciones falsas sobre el robo de las elecciones y que hizo campaña con Mastriano, quedó en tercer lugar en las primarias del Partido Republicano para el Senado del estado, con cerca del 25 por ciento de los votos.

Y los dos hombres que se disputan el primer puesto, Mehmet Oz y David McCormick, también cuestionan los resultados de las elecciones de 2020 y se niegan a decir que Biden ganó de manera limpia.

En las entrevistas realizadas antes de las elecciones primarias de Pensilvania, los votantes republicanos expusieron una serie de afirmaciones electorales falsas y dijeron que querían que sus candidatos aprobaran nuevas leyes electorales una vez en el cargo.

De pie frente a una tienda de armas en el condado de Butler, al norte de Pittsburgh, Mike Ackelson, de 57 años, dijo que consideraba “que, por mucho, el principal problema era el fraude electoral”. Ackelson, un comentarista deportivo local, dijo que estaba convencido de que Trump había ganado la contienda de 2020 porque los recuentos de votos iniciales en la noche de las elecciones lo favorecían, a pesar de que, por lo general, los votos se cuentan durante muchas horas o incluso días después del cierre de las urnas.

“¿Cómo puede alguien ganar tanto de la noche a la mañana?” dijo Ackelson. “Estoy cansado de esta gran cortina de humo sobre lo que ha pasado”.

Sin embargo, ese fenómeno de recuento de papeletas puede repetirse en las elecciones primarias al Senado de Pensilvania. El miércoles por la mañana, Oz tenía una ventaja de unos 2500 votos sobre McCormick. Pero cuando quedan decenas de miles de votos por contar, la campaña de McCormick ha expresado su confianza en que se impondrá.

Como en el pasado, Trump no ha mostrado ningún deseo de esperar hasta que un candidato tenga una ventaja definitiva antes de declarar un ganador. El miércoles, instó a Oz a declarar la victoria y seguir adelante. “Les cuesta mucho más trabajo hacer trampa con las boletas que 'acaban de encontrar'“, escribió Trump en Truth Social, su plataforma de redes sociales.

En lo que podría ser una maniobra peligrosa, los demócratas de Pensilvania alentaron e intentaron ayudar a la candidatura de Mastriano, a pesar de su postura electoral y sus llamamientos a dificultar el voto. Mastriano ha dicho que, intentará acabar con el voto por correo en el estado, designará un secretario de Estado centrado en el fraude electoral, aumentará el número de observadores electorales en Pensilvania, promulgará una ley de identificación universal del elector y pondrá fin a los contratos del estado con los operadores de máquinas de votación.

Josh Shapiro, el fiscal general del estado que se presentó sin oposición a la candidatura demócrata a gobernador, gastó más de 530.000 dólares (más de lo que Mastriano gastó en televisión en toda su campaña) en un único anuncio de televisión diseñado para enfatizar la postura del republicano de extrema derecha entre la base del Partido Republicano.

“Quiere acabar con el voto por correo y lideró la lucha para auditar las elecciones de 2020”, dice el anuncio. “Si Mastriano gana, es una victoria para lo que representa Donald Trump”.

Muchos observadores políticos, incluidos algunos republicanos preocupados, ven a Mastriano como un candidato subestimado ante el mejor financiado Shapiro, pero las condiciones actuales son mucho más favorables para el Partido Republicano y los demócratas de todo el país se ven perjudicados por los bajos índices de aprobación de Biden.

En Carolina del Norte, Budd, quien se opuso a los resultados de 2020 tras el atentado del 6 de enero en el Capitolio, comenzó su campaña calificando de “legítima” la victoria de Biden. Después de un año de campaña de primarias y después de recibir el respaldo de Trump, se echó para atrás, y el martes dijo que tenía “preocupaciones constitucionales sobre 2020”.

Incluso los candidatos republicanos que no comulgan con las teorías más radicales que pretenden anular las elecciones pasadas, tienen un juego político con los que sí lo hacen.

Rebecca Kleefisch, exvicegobernadora de Wisconsin que ha sido durante mucho tiempo la preferencia de la clase dirigente republicana en las primarias de agosto para gobernadora del estado, ha pasado de decir el año pasado que Biden había ganado limpiamente la contienda del estado.

En febrero, decía que no sabía si Biden había ganado y que no sabía si habría confirmado los resultados del estado en 2020. A finales de abril, con tres rivales de las primarias compitiendo a su derecha, Kleefisch dijo: “Me parece que fueron fraudulentas”.

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