Una joya submarina frente a South Beach, y hay un plan para protegerla
South Beach es uno de los arenales más concurridos de la Florida, lleno de turistas de fiesta, tomando el sol y retozando en las olas. Lo que no saben es que a poca distancia a nado —justo al otro lado de las boyas de prohibición de embarcaciones— se encuentra un paraje de tranquila belleza natural.
Es un arrecife vibrante, cubierto de corales de colores y bancos de peces tropicales brillantes a los que se unen tiburones, tortugas y otras especies marinas: una joya submarina sorprendentemente cerca de tierra firme.
Ahora un grupo de ecologistas y submarinistas están presionando para proteger la línea de arrecifes frente a South Beach. Esperan que con el tiempo se declare parque marino y se prohíba la pesca en algunas zonas, una propuesta que necesitaría la aprobación de muchos organismos públicos y que probablemente suscitaría objeciones entre los pescadores.
Para empezar quieren que la línea de boyas existente en gran parte de South Beach se desplace más allá del borde del arrecife para impedir que los navegantes pasen por encima a toda velocidad o anclen allí. La semana pasada, un ancla cayó sobre el arrecife y dañó los corales; en otra ocasión, un navegante pasó a 50 mph por encima de un submarinista.
Dijeron que el arrecife parece estar prosperando mejor que muchos otros en una zona que se extiende a lo largo de los Cayos de la Florida, en donde las aguas que el cambio climático está haciendo cada vez más calientes han provocado episodios periódicos de blanqueamiento de los corales. La sección del arrecife que denominan North Ridge (cresta norte), aproximadamente al este de Sixth Street, rivaliza con los mejores lugares de buceo de los Cayos, incluido Near Shore Marine Park frente a Cayo Hueso.
“Lo que tenemos frente a Miami Beach es igual de accesible”, dijo David Grieser, miembro de la junta de la organización conservacionista sin ánimo de lucro Urban Paradise Guild (UPG). “Está en una zona en donde la gente puede disfrutar de una experiencia segura y familiar”
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En un reciente snorkeling allí, Grieser estaba rodeado de vida marina en aguas de unos 15 pies de profundidad: peces ángel, peces vaca, roncadores a rayas francesas y azules, un banco de sábalos, un par de tiburones nodriza juveniles nadando entre el coral y una tortuga marina; dijo que incluso una vez vio un caballito de mar enterrado en una alfombra de algas.
“No mucha gente lo conoce, pero está justo en nuestro patio trasero”, dijo Karen Monteagudo, fundadora de Women’s Water Collective, un grupo que practica deportes acuáticos como el surf y la apnea.
Monteagudo dijo que empezó a explorar el arrecife de Miami Beach hace ocho años y a hacer snorkeling en 2020. Nunca vio a otros buceadores sino hasta que Grieser también lo descubrió durante las interrupciones de las actividades por la pandemia. Hubo mucha discusión entre los dos sobre si contarle al mundo lo que sentían como su “pequeño secreto” perjudicaría o ayudaría al arrecife. Un mero rojo o una langosta podían entretener a cientos de buceadores al día, pero solo a un pescador.
Pero decidieron que mostrarle su belleza a más gente sería la mejor forma de conseguir más apoyo para protegerlo. Elaboraron una propuesta para crear un parque marino desde el embarcadero de South Pointe hacia el norte hasta 12 Street. Su propuesta exigiría prohibir la pesca en algunas zonas aún por designar, en donde es más probable que se encuentren buceadores y submarinistas, pero aún no trazan ninguna línea en los mapas. Dijeron que el establecimiento de algunas zonas de prohibición de pesca protegería tanto el recurso como a sus visitantes.
La creación de un parque marino requeriría la aprobación de muchos organismos y probablemente tardaría años. En los Cayos de la Florida hay una serie de zonas marinas protegidas similares en torno a muchos arrecifes de coral populares, pero los esfuerzos por imponerlas son siempre controvertidos. Los pescadores recreativos y comerciales, por ejemplo, lucharon contra algunas propuestas similares para Biscayne National Park. La FWC, que redacta las normas de las aguas estatales, suele oponerse a los intentos de prohibir la pesca.
Como primera medida, los defensores del parque marino propusieron alejar la zona de prohibición de navegación unos cientos de yardas de la playa y limitar la pesca a South Pointe Pier.
Grieser dijo que espera concesiones mutuas con estos límites imprecisos que podrían acordarse con los organismos reguladores, pero la idea sería dar cabida a múltiples usos, todo ello con la intención de proteger el arrecife y la vida marina. Su propuesta fomenta la pesca del pez león invasor con arpones adecuados en el parque propuesto, por ejemplo.
La agencia gubernamental FWC declaró al Miami Herald que está al tanto del grupo, pero que no han recibido una solicitud formal.
La zona también incluye un lugar al norte de 4 Street, en donde está prevista la primera fase de una multimillonaria instalación artística de un parque de esculturas submarinas, Reefline.
En un principio, el proyecto Reefline suscitó la oposición de Surfrider Foundation, una organización ecologista sin ánimo de lucro que temía que perturbara uno de los mejores lugares para practicar surf del sur de la Florida. Desde entonces, han firmado un acuerdo para trasladar la instalación más allá de la rompiente.
Surfrider está de acuerdo en convertir el arrecife natural en un parque marino.
“Creo que lo que están haciendo es una gran idea”, dijo Mike Gibaldi, vicepresidente de SurfRider Foundation. “Hay muchos otros sitios donde pescar y el arrecife no está en la zona de surf, porque está bastante al norte”.
Grieser está trabajando en una solicitud al estado para proteger la zona, pero reconoce que podría ser un proceso de años. Para participar en la transformación de la zona en parque marino, Grieser sugiere visitar la página Land-Bay-Reef en el portal digital de UPG.
“Aquí está este increíble activo que siempre ha estado aquí”, dijo Grieser. “Nadie tiene que construir nada, está listo para ser un parque impresionante, solo necesita primero las protecciones básicas”.
Ashley Miznazi es reportera sobre cambio climático para Miami Herald, financiada por Lynn and Louis Wolfson II Family Foundation, en asociación con Journalism Funding Partners.