Cómo los menores están aprendiendo el sexo que no es... viendo porno

Las nuevas generaciones tienen una facilidad en el acceso a información en línea sin precedentes, a cualquier hora, en cualquier lugar del mundo, también a contenido pornográfico, a cualquier hora, en cualquier lugar, que se convierte en centro de su precaria educación sexual... Según un informe de Save The Children, más del 60% de los adolescentes de entre 13 y 17 años ha visto porno alguna vez en su vida y su primer contacto con este tipo de material tuvo lugar a los 12 años.

El aumento del uso de Internet y las redes sociales a través de dispositivos móviles plantea un problema importante en torno al desarrollo sexual de los menores. Para el 30% de ellos, los videos pornográficos son su única fuente de información sobre sexualidad y siete de cada 10 los consumen de manera frecuente.

Si esto es así, son niños y jóvenes que están aprendiendo en qué consiste el sexo a partir del visionado de material que incide poco o nada en la importancia del consentimiento, el diálogo o el respeto mutuo. La pornografía vende un imaginario de las relaciones sexuales marcado por la falta de negociación en las prácticas y la imposición de unas jerarquías de poder que los menores acaban por aceptar como lo real. De hecho, según una investigación sobre comportamiento sexual en los videos pornográficos, el 90% de las escenas que se difunde a través del porno masivo contiene violencia directa o simbólica explícita. Las mujeres son las que salen peor paradas en esta representación deformada del sexo cuya máxima es cumplir con las fantasías de su pareja sexual en detrimento de las suyas.

En detrimento de una educación sexual pertinente, los jóvenes acuden al porno para informarse a edades cada vez más tempranas. Getty Creative.
En detrimento de una educación sexual pertinente, los jóvenes acuden al porno para informarse a edades cada vez más tempranas. Getty Creative.

El consumo prolongado de contenido pornográfico produce confusión en los jóvenes a la hora de diferenciar qué es ficción y qué una relación sexual realista y consensuada. Más si no cuentan con fuentes de información alternativas o con educación sexual apropiada que les permita comprender que lo que ven no es la vida real. Cabe preguntarse si estamos creando una generación de jóvenes sexualmente analfabetos, incapaces de experimentar el sexo desde una posición de igualdad en la que se respeten los deseos y límites de todas las partes implicadas. Según Save The Children, más de la mitad de los adolescentes se inspiran en imágenes pornográficas para consumar sus propias experiencias y el 52,1% asegura que ese consumo ha influido directamente en su entendimiento de las relaciones sexuales. Hablamos de escenas que inciden en la normalización de la violencia, en las conductas denigrantes, en la cosificación de la mujer y en las prácticas de sumisión que engloban, incluso, la erotización de la violación.

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Para muchos expertos, esta distorsión en la percepción que genera el porno está teniendo consecuencias directas en el incremento de las conductas agresivas en niños y adolescentes. Tanto es así que en Francia se están planteando la manera de bloquear el acceso de los menores a páginas pornográficas con la implementación de un certificado digital de edad. En España, hay preocupación por el aumento de los delitos sexuales y violaciones en grupo entre menores que, de acuerdo con la Fiscalía, se explica por el “absoluto abandono” de la educación sexual, sumado a que los jóvenes “acuden al porno a edades cada vez más tempranas como si fuera un tutorial”.

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En cuanto a México, aunque no se tienen datos oficiales sobre el consumo de porno en menores, se sabe que es el quinto país en el mundo que más tráfico genera alrededor de este tipo de contenidos. Esta es la conclusión del informe que publica cada año el portal pornográfico PornHub con las tendencias de búsqueda del año anterior, solo superado por Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Japón. Respecto a 2021, México sube una posición en el ranking, quitándole el puesto a Italia.

Llama la atención que la mayoría de consumidores, el 34%, son jóvenes entre los 18 y los 24 años. No hay cifras de menores de edad, cuyo acceso a la página web está vetado. Sin embargo, atendiendo a los datos de Unicef México, que aseguran que el 50% de los niños entre 6 y 11 años son usuarios de una computadora y entre el 80 y el 94% de los adolescentes entre 12 y 17 años usan Internet, no es descabellado pensar que muchos de ellos ya han tenido su primer contacto con el porno, aunque no estén incluidos en el informe de PornHub. Niños que ya empiezan a formarse en el sexo sin la madurez suficiente para entender lo que ven y sin un contrapeso que les explique que esas imágenes poco o nada tienen que ver con el desarrollo de una sexualidad sana y placentera que no atente contra sus futuras parejas sexuales. Ni contra ellos mismos.

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