Joe Biden y otros líderes globales mantuvieron un bajo perfil durante su paso por Londres

LONDRES.- Los presidente estadounidenses suelen causar sensación cunado viajan al extranjero, acaparando los focos y convirtiéndose rápidamente en el centro de atención. Esta vez no fue así.

Para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y otros presidentes, primeros ministros y dignatarios, no hubo llegadas con alfombra roja, ni grandes discursos, ni conferencias de prensa cuando se reunieron para el funeral de estado de la reina Isabel II el lunes. En su lugar, los líderes mundiales, acostumbrados a que la gente esté pendiente de cada una de sus palabras, revisaron sus egos al servicio de honrar a la reina, la monarca más longeva de Gran Bretaña, que falleció a principios de este mes a los 96 años de edad tras 70 años en el trono.

“Saben que están ahí para honrar el fallecimiento, honrar a la persona”, dijo Capricia Marshall, que fue jefa de protocolo del Departamento de Estado de Estados Unidos durante la administración de Barack Obama. “También son conscientes de que está representando a su país”.

El presidente estadounidense y la primera dama Jill Biden se encontraban entre las 2000 personas que asistieron al funeral en la Abadía de Westminster. La pareja llegó al funeral, esperó en la parte de atrás mientas pasaba una procesión, y tomó asiento entre otros cientos de personas.

Llegaron a Londres a última hora del sábado y presentaron sus respetos a la reina el domingo, viendo su féretro en Westminster Hall, firmando libros de condolencias en Lancaster House y asistiendo a una recepción en el Palacio de Buckingham para los invitados al funeral ofrecida por el nuevo rey Carlos III.

Pero las apariciones públicas de Biden en Londres han sido limitadas y contadas, como parte de la coreografía de la elaborada despedida de la única monarca que la mayoría de los británicos han conocido. El domingo, sólo habló durante unos minutos sobre la reina, mientras recordaba cómo la mujer que, según dijo, no paraba de darle galletas cuando tomaban el té juntos el año pasado en el castillo de Windsor.

Cuando Biden habló con la BBC, el único medio de comunicación que emitió en directo mientras firmaba el libro de condolencias, la cadena mantuvo una pantalla dividida con David Manning, antiguo embajador británico en Estados Unidos, y no emitió los comentarios del mandatario en directo.

La mayoría de los demás líderes han mantenido un perfil igualmente bajo, apareciendo sólo para firmar el libro oficial de condolencias y presentar en silencio sus respetos ante el féretro de la reina en Westminster Hall.

Unos pocos han concedido entrevistas para compartir sus recuerdos de Isabel II, como la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, que contó a la BBC el consejo que le dio Su Majestad sobre cómo compaginar el trabajo con la maternidad.

“Recuerdo que sólo me dijo: ´Bueno, tú sigue adelante´ y ese fue probablemente el mejor consejo, y creo que el más factual, que pude recibir”, recordó Ardern.

Una excepción al bajo perfil que mantuvieron los mandatarios en general fue el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que pronunció un discurso de campaña al aire libre el domingo frente a la embajada de su país en Londres, de cara a las elecciones presidenciales de octubre. Bolsonaro, que va por detrás del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en las encuestas, insistió ante unos 200 simpatizantes que los sondeos están equivocados y que podría evitar entrar en una segunda vuelta el 2 del mes próximo.

No obstante, a pesar de que los líderes mundiales mantuvieron un perfil discreto, medios británicos y críticos en las redes sociales apuntaron a una peculiar distinción que se le permitió al presidente estadounidense.

Los jefes de Estado extranjeros, así como miembros de las realezas del mundo, no pudieron llegar a Londres en aviones privados, ni trasladarse en helicópteros o automóviles propios, según las estrictas reglas previstas por el protocolo para los mandatarios extranjeros. De hecho, fueron trasladados todos juntos en un autobús.

Pero Biden estuvo notablemente ausente en el viaje en bus, ya que fue al único mandatario al que se le permitió viajar en su auto oficial, y llegó al funeral - tras problemas con atascos en el tránsito- en “La Bestia”.

Agencias AP y Reuters