Joe Biden y Emmanuel Macron dejaron sus diferencias a la vista, pero prometieron ser “hermanos en armas”

Emmanuel Macron y Joe Biden, en la Casa Blanca. (AP Photo/Susan Walsh)
Emmanuel Macron y Joe Biden, en la Casa Blanca. (AP Photo/Susan Walsh) - Créditos: @Susan Walsh

WASHINGTON.– Fueron a cenar con sus esposas a un restaurante italiano en Georgetown, el barrio más elegante de Washington. Al día siguiente, se prodigaron elogios y sonrisas en público, se llamaron “amigos”, intercambiaron regalos y reafirmaron el histórico lazo que une a Estados Unidos y Francia. Y por la noche, compartieron una cena de Estado en una carpa gigante montada en los jardines de la Casa Blanca. Pero aun toda la pompa del protocolo fue insuficiente para tapar los roces entre los dos aliados más antiguos de Occidente.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió al presidente de Francia, Emmanuel Macron, para la primera cena de Estado de su administración, una solemne cita que buscó fortalecer una alianza occidental que recorrió dos guerras mundiales, y ahora es un pilar de respaldo vital para la resistencia de Ucrania a la invasión de Rusia. La Casa Blanca se vistió con banderas francesas y las estrofas de “La marsellesa”, y hubo citas para los anales, como una de Macron, al llegar a la residencia oficial, al hablar de la hermandad de ambas naciones en defensa de la libertad: “Necesitamos volver a ser hermanos de armas”, dijo el francés.

Joe Biden y Emmanuel Macron, en la Casa Blanca. (AP Photo/Susan Walsh)
Joe Biden y Emmanuel Macron, en la Casa Blanca. (AP Photo/Susan Walsh) - Créditos: @Susan Walsh

Las habituales imágenes de afinidad y hermandad quedaron, sin embargo, opacadas por un cortocircuito económico. Macron, agasajado como ningún otro mandatario por el gobierno de Biden, criticó en Washington la política económica de su anfitrión, a la que acusó lisa y llanamente de ser demasiado nacionalista, y de arriesgar a “fragmentar a Occidente”. Biden, el anfitrión, ofreció un ramo de olivo al afirmar que su agenda, que apunta a reanimar la industria en Estados Unidos y a crear empleo, no buscaba perjudicar a Europa, y prometió revisar “fallas” que puedan perjudicar a sus aliados.

“Emmanuel también se convirtió en un amigo”, dijo Biden al abrir la conferencia de prensa que ambos dieron en la Casa Blanca. “Compartimos los mismos valores”, afirmó.

Antes de llegar a la Casa Blanca, Macron pasó por la embajada de Francia en Washington, donde dejó una crítica pública –y pulidamente calculada– a la agenda económica de Biden. El presidente francés apuntó contra dos leyes que logró sacar del Congreso el gobierno de Biden, la ley de reducción de la inflación y la ley “chips”, que brinda un fuerte respaldo a la producción de semiconductores y a la industria de energías limpias. Ambas leyes perseguían el doble objetivo de socavar el poderío manufacturero de China y poner paños fríos al fuerte aumento de precios que se desató en el epílogo de la pandemia del coronavirus. Macron se preocupó por darle visibilidad a otro efecto: un golpe a la economía europea.

Las primeras damas Brigitte Macron y Jill Biden, en Washington. (Photo by Oliver Contreras / AFP)
Las primeras damas Brigitte Macron y Jill Biden, en Washington. (Photo by Oliver Contreras / AFP) - Créditos: @OLIVER CONTRERAS

“Crean tanta diferencia entre Estados Unidos y Europa que aquellos que trabajan en Europa en estas industrias simplemente se dirán a sí mismos, ‘ya no vamos a hacer inversiones al otro lado del océano’”, lamentó el mandatario francés.

Discusión de amigos

Macron dijo que la agenda económica de Biden conllevaba “riesgos” que debían “discutirse entre amigos”. Estados Unidos, agregó, “mira primero a Estados Unidos”, algo que luego matizó al afirmar que era un matiz nacionalista normal que también practicaba Francia. Donald Trump y su mantra “América primero” ya no están más en la Casa Blanca, y Biden se ha preocupado por reparar los lazos con los aliados históricos de Washington, en particular la OTAN, un esfuerzo que ha dado réditos en aras de la invasión de Vladimir Putin a Ucrania. Pero en lo que atañe a su agenda económica, Biden ha sido tan nacionalista como Trump.

Diplomático y siempre abierto a discutir alternativas, Biden dijo que no iba a pedir disculpas por su agenda económica –un esfuerzo, también, por prevenir un eventual retorno de Trump a la Casa Blanca en la próxima elección presidencial–, pero afirmó que no buscaba perjudicar al Viejo Continente y se mostró proclive a revisar “fallas”.

“Hay muchas cosas que podemos resolver”, indicó el mandatario norteamericano.

Macron, hábil a la hora de equilibrar sus mensajes, moderó las críticas que había ofrecido en la embajada francesa, y en la conferencia de prensa en la Casa Blanca, con Biden a su lado, dijo que habían discutido la necesidad de “resincronizar” su vínculo económico y la lucha contra el cambio climático. “Queremos tener éxito juntos, no uno contra el otro”, añadió Macron.

Los mandatarios ofrecieron un extenso comunicado conjunto en el que describieron “una visión compartida para fortalecer la seguridad y aumentar la prosperidad en todo el mundo, combatir el cambio climático, desarrollar una mayor resiliencia a sus efectos y promover los valores democráticos”. El mensaje se refirió a la seguridad transatlántica, europea y global, la seguridad alimentaria, la democracia y los derechos humanos, la ciberseguridad y la desinformación, y la asociación en educación y ciencia.

Biden y Macron reiteraron su condena enérgica a la “agresión ilegal de Rusia contra Ucrania”, y prometieron sostener su apoyo al gobierno de Kiev durante el tiempo que sea necesario. Ninguno descartó una discusión con Putin, pero dejaron en claro que no están dispuestos a aceptar una solución pacífica en detrimento de Ucrania.