Japón comienza a verter aguas residuales de Fukushima al océano y China protesta

Por Sakura Murakami

TOKIO, 24 ago (Reuters) - Japón comenzó el jueves a verter en el océano Pacífico agua radiactiva tratada procedente de la accidentada central nuclear de Fukushima, una medida polarizadora que suscitó nuevas y feroces críticas de China por considerarla "egoísta e irresponsable".

El vertido, aprobado hace dos años por el Gobierno japonés y aprobado el mes pasado por el organismo de control nuclear de la ONU, es un paso clave en el largo y difícil proceso de desmantelamiento de la central de Fukushima Daiichi, que incluye la retirada del combustible fundido tras su destrucción por un tsunami.

El operador de la central, Tokyo Electric Power (Tepco), dijo que la fuga comenzó a las 13:03 hora local (0403 GMT) y que no había identificado ninguna anomalía en la bomba de agua de mar, ni en las instalaciones circundantes.

Sin embargo, China reiteró el jueves su firme oposición al plan y dijo que el Gobierno japonés no había demostrado la legitimidad del vertido de agua.

"La parte japonesa no debe causar un daño secundario a la población local e incluso a la población mundial por sus propios intereses egoístas", dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores chino en un comunicado.

China ha dicho que también tomará medidas para proteger el medio ambiente marino y la salud pública y que intensificará la vigilancia de los niveles de radiación en sus aguas tras el vertido.

Tokio, por su parte, ha criticado a China por difundir "afirmaciones científicamente infundadas".

Mantiene que el vertido de agua es seguro, señalando que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) también ha concluido que el impacto que tendría sobre las personas y el medio ambiente era "insignificante".

UN PROCESO DE DÉCADAS

La central de Fukushima Daiichi quedó destruida en marzo de 2011 después de que un gran terremoto de magnitud 9 generara potentes olas de tsunami que provocaron la fusión de tres de sus reactores.

El vertido de las aguas residuales ha inquietado a otros países de la región, y el primer ministro de las Islas Cook, Mark Brown, afirmó que, aunque la ciencia respaldaba la decisión de Japón, la región podría no estar de acuerdo en esta "compleja" cuestión.

Los grupos pesqueros japoneses, que llevan años sufriendo daños de reputación por el temor a la radiación, se oponen desde hace tiempo al plan. Temen que suponga una pérdida de ventas, entre otras cosas por las restricciones a la exportación a los principales mercados.

China suspendió a partir del jueves las importaciones de todos los productos acuícolas procedentes de Japón, dijeron las autoridades aduaneras en un comunicado.

"Seguiremos prestando atención a la situación del vertido de agua contaminada con material nuclear al mar en Japón y ajustaremos las medidas reguladoras pertinentes", añadieron.

Hong Kong y Macao, ambas regiones gobernadas por China, también tienen previsto prohibir a partir del jueves el marisco japonés procedente de regiones como la capital, Tokio, y Fukushima.

El primer ministro de Corea del Sur, Han Duck-soo, declaró que las prohibiciones de importación de productos pesqueros y alimentarios de Fukushima se mantendrán hasta que disminuya la preocupación de la población.

El agua se verterá inicialmente en porciones más pequeñas y con controles adicionales. El primer vertido, de un total de 7.800 metros cúbicos —el equivalente a unas tres piscinas olímpicas de agua—, tendrá lugar a lo largo de unos 17 días.

Según los resultados de las pruebas de Tepco publicados el jueves, el agua contiene hasta 63 becquerelios de tritio por litro, por debajo del límite de 10.000 becquerelios por litro establecido por la Organización Mundial de la Salud para el agua potable. Un becquerelio es una unidad de radiactividad.

Japón llevará a cabo controles en torno a la zona de vertido de agua y publicará los resultados semanalmente, según el ministro de Medio Ambiente.

Tepco espera que el proceso de vertido de las aguas residuales —que en la actualidad suman más de 1,3 millones de toneladas métricas— dure unos 30 años.

Grupos cívicos han realizado protestas en Japón y Corea del Sur, aunque el Gobierno surcoreano ha afirmado que su propia evaluación no ha encontrado problemas en los aspectos científicos y técnicos del vertido.

La policía surcoreana detuvo al menos a 14 manifestantes que entraron en la embajada japonesa en Seúl, según un organizador y un testigo de Reuters.

Antes del vertido, unas decenas de manifestantes se concentraron frente a la sede de Tepco en Tokio con pancartas en las que se leía "¡No arrojen agua contaminada al mar!". La concentración terminó en aproximadamente una hora.

"El desastre nuclear de Fukushima no ha terminado. Esta vez sólo se verterá alrededor del 1% del agua", declaró a Reuters Jun Iizuka, de 71 años, quien asistió a la protesta. "A partir de ahora, seguiremos luchando durante mucho tiempo para detener el vertido a largo plazo de agua contaminada".

(Reporte de Sakura Murakami, Chang-Ran Kim e Irene Wang en Tokio, Bernard Orr en Pekín y Soo-hyang Choi y Josh Smith en Seúl; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)