¿Quién fue Jackie Robinson y por qué le cambió el rostro al béisbol de Grandes Ligas?

Este próximo 31 de enero se cumplen 102 años del nacimiento de uno de los grandes peloteros de todos los tiempos que logró con su obra histórica trascender el béisbol para convertirse en un héroe para todas las generaciones.

Jack Roosevelt Robinson, mejor conocido como “Jackie’’, nació en Cairo, Georgia (1919). Fue el primer jugador afroamericano en Grandes Ligas que con su aporte le abrió las puertas a todos los peloteros negros, y con ello a que más tarde también ocurriera en los restantes deportes.

Uno de sus hermanos, Matthew Robinson, fue medallista de plata en los 200 metros planos en los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936.

Jackie fue nieto de un esclavo y su padre fue un campesino que abandonó a su familia seis meses después de su nacimiento. En 1920, su madre se mudó para Pasadena, California, donde creció y desarrolló su juventud.

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Fue un amante del deporte desde su edad colegial. Más tarde se destacó en la Universidad de California (UCLA) en cuatro disciplinas deportivas: atletismo, baloncesto, fútbol americano y béisbol, siendo el primer atleta en la historia de esta institución en lograrlo.

Durante la Segunda Guerra Mundial fue llamado a las fuerzas armadas de Estados Unidos, alcanzando el grado de segundo teniente. Luego, abandonó el ejercito con honores.

En 1945 actuó como torpedero y primera base con los Monarcas de Kansas City en las Ligas Negras terminando con promedio de .375 y embasamiento de .449. Cuando el entonces comisionado de béisbol Happy Chandler comenzó a autorizar firmas de jugadores negros en Ligas Menores, el dirigente de los Dodgers de Brooklyn Branch Rickey aprovechó para firmar a Robinson, a quien ya había visto actuar.

Jackie debutó en la Liga Internacional (Triple A) en 1946 con los Royals Montreal, sucursal de los Dodgers, ganando la corona de bateo con average de .349, con 40 bases robadas y el título de la llamada Pequeña Serie Mundial.

Rickey, conociendo los problemas raciales de dicha época y todo lo que iba a ocurrir cuando llegara el momento del ingreso de Robinson a los Dodgers, lo preparó mentalmente en busca de controlar su temperamento para que dicho acontecimiento resultara exitoso.

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Su debut en Grandes Ligas ocurrió como inicialista el 15 de abril de 1947. Se fue en blanco a la ofensiva, pero anotó la carrera que le dio la victoria a su equipo. Su entrada cambió la historia, pues con ello se dio inicio a lo que después se convirtió en la verdadera época de oro de este deporte.

Su tarea no fue fácil. Robinson sufrió insultos, humillaciones y amenazas de muerte. Un grupo de lanzadores le tiraron la bola rumbo a su cabeza y piernas en busca de intimidarlo. Algunos receptores le escupieron al lado de sus zapatos cuando llegaba al plato para batear. Muchos aficionados le lanzaron gatos negros al campo donde estaba. Varios compañeros de equipo intentaron una rebelión para sacarlo. Y otras novenas, entre ellas los Cardenales de San Luis, amenazaron con irse a la huelga para que no siguiera actuando.

A pesar de tanta humillación recibida, Robinson supo mantener el control. Frente a esa gigantesca montaña de moral y decencia, tanto los fanáticos como los jugadores y los dirigentes comenzaron a aceptarlo; para más tarde reconocer su grandeza, aplaudir su excelente juego y admirar su persona.

Esa primera temporada resultó gloriosa para Robinson, pues además de enfrentarse al odio y a la intolerancia, terminó con promedio de .297, con 29 bases robadas y 125 carreras anotadas para conquistar el premio de Mejor Novato, siendo el primero en lograr dicha distinción. Con su ayuda, Brooklyn conquistó el campeonato de la Liga Nacional para jugar en la Serie Mundial, donde perdieron ante los Yankees de Nueva York.

En 1949, después de haberse ganado el cariño de sus compañeros y rivales, fue elegido el Jugador Más Valioso (MVP) al finalizar líder de los bateadores con .342, estafando 37 bases, impulsando 124 carreras y anotando 122.

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Agresivo en el terreno, sin jugar sucio. Rápido en las bases. Un maestro en estudiar los movimientos de los lanzadores para alcanzar una almohadilla extra. Bueno a la defensa. Excelente bateador de promedio y de embasamiento, oportuno con hombres en bases. Esas fueron sus virtudes principales como pelotero.

Entre sus marcas más importantes están las 19 estafas del plato (récord intocable). Ayudó a los Dodgers a jugar en seis Series Mundiales ante el poderoso equipo de la época los Yankees de Nueva York. Participó en siete ocasiones al Juego de Estrellas.

Terminó su carrera con promedio de bateo de .313 en 11 temporadas, incluyendo la de 1945 con los Monarcas de Kansas City (ahora, equipo aprobado como Grandes Ligas).

ROBINSON EN LA HABANA

Desde el principio del pasado siglo varias novenas de Grandes Ligas utilizaron la ciudad de La Habana como campo de entrenamiento antes de iniciar la temporada regular. Uno de esos equipos que visitó Cuba en la década del cuarenta fueron los Dodgers de Brooklyn, en la primavera de 1947.

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Robinson llegó a La Habana junto con el resto del equipo. El público de la isla había disfrutado con anterioridad el juego de estelares peloteros negros norteamericanos como Oscar Charleston, Josh Gibson, Rube Foster, Cool “Papa’’ Bell, Frank Duncan, Oscar Johnson, Walter Moore, Oliver Marcells, Bill Holland, Eddie Douglas, Dave Brown, Raymond “Talua’’ Dandridge y Satchel Paige.

Los Dodgers regresaron por última vez a Cuba en 1959 para celebrar tres juegos ante Cincinnati. Dos años después en Cuba se erradicó el deporte profesional y pasaron cuatro décadas para que un equipo de las Ligas Mayores volviera a pisar tierra cubana cuando los Orioles de Baltimore jugaron el 28 de marzo de 1999 en el Estadio Latinoamericano (antiguo Estadio del Cerro) ante 50,000 espectadores en victoria 3-2 en once entradas frente al equipo nacional de la isla.

BATALLA POR LOS DERECHOS CIVILES

Luego de su retiro, Robinson se destacó como un luchador contra la segregación racial como empresario y figura política. Trabajó en proyectos para mejorar la vivienda de los afroamericanos, y mantuvo relaciones directas con personalidades como Martin Luther King, así como con los presidentes estadounidenses Dwight David Eisenhower, John Kennedy y Richard Nixon.

También ayudó en iglesias y organizaciones sociales. Después de su muerte, su esposa creó la Fundación Jackie Robinson, que desde entonces otorga becas escolares para ayudar a la educación de la juventud.

SALÓN DE LA FAMA Y MUERTE

En 1962 fue elegido al Salón de la Fama, en Cooperstown. En la Serie Mundial de 1972 apareció enfermo ante el público beisbolero, que le regaló una cerrada ovación. Murió días después, el 24 de octubre de 1972. Para conmemorar los cincuenta años de su ingreso a las Grandes Ligas, en 1997 se le rindió homenaje retirando el número 42 de su uniforme.

El 15 de abril ha sido declarado en Estados Unidos el “Día de Jackie Robinson”, en el que las Grandes Ligas le rinden tributo a la figura que le cambió el rostro al béisbol.