Los jóvenes gazatíes llegan al público mundial con videos de su vida cotidiana en la guerra
En TikTok e Instagram, los jóvenes creadores palestinos, que dominan el inglés y tienen cada vez más seguidores, comparten su perspectiva y piden ayuda utilizando el lenguaje de los influentes en línea de todo el mundo.
Siete meses después del inicio de la guerra en Gaza, Mohammed Said al-Halimy empezó a documentar su rutina diaria a fondo.
Al-Halimy, conocido por sus amigos y en internet como Medo, ya tenía la habilidad de un adolescente para capturar puestas de sol, canciones y los hitos de su vida en breves fragmentos de video. Esa vida se fracturó después de que bombas israelíes cayeran sobre Gaza en respuesta al ataque dirigido por Hamás el 7 de octubre de 2023, destruyendo su universidad y obligándole a irse a un campamento improvisado en una playa.
A medida que los meses de lucha avanzaban hacia el verano y su condición de desplazado se afianzaba, al-Halimy dirigió la cámara de su teléfono hacia la experiencia surrealista de la realidad cotidiana en circunstancias distópicas.
“Quería mostrar algo positivo, cierta resistencia a pesar del sufrimiento diario”, dijo al-Halimy, de 19 años, en una entrevista en julio, y añadió que esperaba captar un “lado oculto de nuestro estilo de vida”.
Los palestinos atrapados en Gaza han estado grabando la guerra desde que esta comenzó, en videos a menudo desgarradores que han ofrecido una visión cercana de los bombardeos israelíes a millones de personas de todo el mundo. Muchos de sus videos, crudos, personales y a veces gráficos, se hicieron virales al principio del conflicto, cuando los medios de comunicación tradicionales tenían problemas para enviar reporteros al enclave bloqueado.
Ahora, los jóvenes gazatíes comparten una ventana diferente a sus vidas: sus rutinas en medio de una guerra de un año que no parece tener fin a la vista.
Al-Halimy empezó a publicar sobre las horas de espera para llenar recipientes de agua potable, sobre la preparación de recetas con escasas provisiones de alimentos y sobre un nuevo huerto que había creado en el suelo junto al campamento de tiendas de campaña que durante meses había sido el refugio de su familia. Mostrando su nueva plantita de menta a sus seguidores de Instagram, preguntó: “Díganme en los comentarios, ¿cómo debería llamarla?”.
A más de 9500 kilómetros de distancia, en el centro de Florida, Sierra Taft, de 36 años, observaba, revisando regularmente las cuentas de al-Halimy en busca de actualizaciones y preocupándose por su bienestar.
“Me parecía alguien que, si lo hubiera conocido en persona, podría haber sido mi mejor amigo”, dijo.
La vida en Gaza a través de Instagram
Algunos palestinos de Gaza documentan cómo cocinan sus comidas al aire libre, utilizando los pocos ingredientes de que disponen. Otros desempacan cajas de ayuda o comparten rutinas de ejercicio en las que los marcos de las puertas sirven de barras para hacer flexiones. Y algunos muestran cómo los partidos amistosos de fútbol y ajedrez se intercalan entre montones de escombros y largas colas para conseguir agua.
Estos creadores palestinos, que dominan el inglés y tienen cada vez más seguidores, comparten su perspectiva y piden ayuda utilizando el lenguaje de los influentes en línea de todo el mundo, que han acumulado grandes audiencias filmando las minucias de sus vidas.
Por eso, cuando creadores palestinos como al-Halimy retratan actividades normales como hacer ejercicio o cocinar con el telón de fondo de la guerra, se trata de “un lenguaje que llega”, dijo Laura Cervi, profesora asociada de periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona, quien ha estudiado el activismo palestino en internet.
“No es un acto. No es como la compleja lengua vernácula periodística”, dijo, y añadió que, desde la perspectiva de los espectadores, “es un tipo como yo que me está diciendo que existe, de la forma en que yo existo”.
Antes de la guerra, Mohammed Faris dijo que su lugar favorito era el gimnasio. Faris, residente en Jan Yunis, acababa de empezar su primer año en la Universidad de Al-Aqsa cuando estalló la guerra. Sus padres, empleados de la UNRWA, la principal agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos, le animaron a que empezara a documentar su vida. Desde abril, comparte sus rutinas de dieta y ejercicio en la cuenta Gymrat in Gaza, que ha conseguido más de 180.000 seguidores.
“¿Por qué no aprovechar esta oportunidad para hablar con el mundo?”, dijo en una entrevista reciente desde Jan Yunis mientras rellenaba su reserva de agua. Faris dijo que había recaudado casi 13.000 dólares en internet desde que empezó a publicar videos, y que esperaba poder evacuar a su familia de Gaza. Dijo que su público disfrutaba cuando incorporaba memes y chistes. “Me gusta añadir este toque de sentido del humor”, dijo.
Sin embargo, dijo que lucha contra la inestabilidad de verse desplazado de su hogar y la escasez de alimentos sanos. Encontrar conexiones estables a internet puede ser un reto, y a veces espera horas a que se cargue un video.
“Lo que quiero que la gente reciba de mis videoblogs es que estamos intentando hacer frente a la situación”, dijo.
Los combates han empujado a la mayoría de los gazatíes a zonas cada vez más pequeñas designadas por Israel como “zonas humanitarias”, aunque funcionarios de la ONU y grupos de ayuda han dicho que ningún lugar de Gaza es seguro y temen que se produzca una hambruna.
Algunos espectadores han criticado a al-Halimy y a otros como él, acusándoles de compartir información errónea, o cuestionando su lucha dados sus mensajes desenfadados.
“Solo les estoy mostrando el 1 por ciento de mi vida, el 1 por ciento con el que intento divertirme”, dijo en un video publicado en mayo. Y añadió: “Hemos pasado por un infierno”.
Un alcance mundial
Incluso antes de la guerra, los jóvenes palestinos adoptaban el tono más ligero de las redes sociales para llevar a cabo lo que Cervi denomina “activismo lúdico”, señalando las tendencias de TikTok que incorporan el humor para plantear cuestiones políticas.
La insistencia en compartir rutinas cotidianas o en incorporar un tono más ligero al material sobre la guerra, añadió, es su propia forma de desafío.
“Es muy político porque dicen: ‘Sobrevivimos y seguiremos adelante’”, dijo. Enmarcar estos videos como contenido de estilo de vida, dijo, hace más probable que los algoritmos de las redes sociales los compartan con un público más amplio.
Según dijo Cervi, los activistas de otros lugares han utilizado videos con un marco lúdico en las plataformas de las redes sociales para compartir mensajes sobre otras causas, como la lucha contra los asesinatos de mujeres en América Latina.
Los investigadores afirman que las publicaciones en los medios sociales no solo pueden elevar las causas, sino que también tienden a simplificarlas eliminando matices y centrando la perspectiva de cada creador. Lo que parecen momentos sinceros pueden ser en realidad cuidadosamente elegidos y editados para conseguir un efecto.
Al-Halimy dijo que crear videos le ayudaba a soportar sus dificultades cotidianas.
“Hago todo lo que puedo para crear nuevos lados brillantes de mi vida en la tienda y convertirla en un día para recordar”, dijo en una entrevista en verano. “De un momento de dolor, a un momento de esperanza”.
Graduado en un instituto para alumnos superdotados, al-Halimy había estudiado en Texas en el marco de un programa del Departamento de Estado. En julio dijo que su familia había decidido permanecer junta en Gaza, en lugar de separarse. Sus seguidores en internet crecían rápidamente y esperaba recaudar dinero suficiente para que todos pudieran marcharse.
El 25 de agosto compartió su último video en Instagram. Al día siguiente por la tarde, según un amigo que estaba con él, al-Halimy se encontraba en una cafetería improvisada de Jan Yunis cuando fue alcanzado en la cabeza por la metralla de un ataque aéreo israelí. Su hermano, Zeid al-Halimy, dijo que murió en un hospital de Jan Yunis.
El ejército israelí dijo que no tenía conocimiento de que se hubiera producido un ataque aéreo en la zona ese día.
En los meses transcurridos desde la muerte de al-Halimy, sus seguidores han vuelto a ver sus videos y han dejado decenas de homenajes en los comentarios. Algunos han prometido plantar menta en sus jardines para recordarle, y una campaña de recaudación de fondos para su familia ha superado los 137.000 dólares.
Semanas después de su muerte, Taft, quien nunca conoció a al-Halimy en persona, dijo que seguía pensando en él todos los días. Comparó su pérdida con otro golpe reciente, la muerte de un amigo íntimo del colegio.
“Es el mismo sentimiento de pérdida”, dijo.
Otros palestinos a los que seguía por internet nunca están lejos de sus pensamientos.
“Me pregunto quién será el próximo”, dijo.
Isabella Kwai
es una reportera del Times radicada en Londres, cubre las noticias de última hora y otras tendencias. Más de Isabella Kwai
c. 2024 The New York Times Company