Iván Duque: El significado de Ucrania | Opinión

Era muy temprano en la mañana cuando abordamos un bus desde Londres que nos transportaría hacia el lugar de destino. Con el frío de la mañana y con vestuario para jornadas en exteriores fuimos una delegación del Woodrow Wilson Center a conocer el lugar donde miles de soldados ucranianos son entrenados por las fuerzas militares del Reino Unido y otros países.

Fueron varias horas de trayecto hasta el momento en el que descendimos del vehículo, y entre el ruido ensordecedor de las ráfagas con balas de salva y sus maniobras entre trincheras simuladas pudimos ver los rostros inescrutables de quienes en pocos días estarán en las primeras líneas de combate para defender a su patria de la absurda agresión detonada por Vladimir Putin hace casi dos años, para usurpar territorio soberano de Ucrania.

Los soldados que vimos y saludamos y conocimos someramente son trabajadores, profesionales, campesinos y jóvenes que en tan solo cinco semanas deberán recibir un entrenamiento que en circunstancias normales tardaría 25. Sus caras reflejan sus vidas. Algunos ya han perdido seres queridos como producto de la barbarie. Otros sin entrenamiento militar previo, mostraban un talento especial para el combate como si se trataran de almas con el espíritu auténtico del heroísmo; pero todos transmitían una clara y dolorosa disposición a darlo todo por preservar su patria y evitar que una vez más la arrogancia y totalitarismo de Putin les mutile su territorio.

Conmueve anticipar el desenlace de muchos de estos hombres y mujeres que caerán en el absurdo de la guerra, una vez entren en la escena de la batalla. Siendo ellos los primeros en saberlo, sus miradas profundas no mostraron miedo alguno, y por el contrario, al entonar a capela el himno nacional de Ucrania sobresalió la melodía uniforme y casi sinfónica, dominado por el amor y el patriotismo. Quienes presenciamos la escena quedamos pasmados al verlos marchar, llenos de una difícil mezcla de admiración y dolor al saber que muchos de ellos dejarán hogares para siempre.

¿Qué significa Ucrania para el mundo en este momento?

Una vez nos despedimos, los recuerdos de muchos de ellos nos hacían preguntarnos qué significa Ucrania para el mundo en este momento y cuál será el destino que le espera. Esta es una guerra absurda, motivada por el deseo desenfrenado de Vladimir Putin de capturar territorios que en otra época hicieron parte de la geografía estratégica Soviética, bajo el entendido de adquirir una mayor capacidad de control geopolítico en el suministro de gas y de tener una mejor posición “disuasora” frente a Europa y sus aliados.

Dentro de los cálculos putinescos, la guerra sería corta, la conquista del territorio inmediata y la resignación del pueblo ucraniano ante una invasión más, algo consumable.

Todas estas premisas fallaron. El mundo ha rodeado mayoritariamente a Ucrania, el pueblo y el ejército ucraniano con el respaldo de decenas de países, ha resistido a Rusia sin complejos hasta llevar la confrontación a casi dos años de duración, donde la nación atacada se ha unido y ha propiciado golpes inesperados a un ejército que se sentía invencible.

Esta reacción valiente y llena de coraje ha despertado solidaridad y emoción, pero también enfrenta complejidades hoy. Hasta ahora el apoyo económico de Estados Unidos a Ucrania ha sido el combustible de la resistencia, sumado al apoyo logístico militar de potencias europeas, pero los recursos no son ilimitados; y si bien Ucrania aboga para ser miembro de la OTAN y la Unión Europea para fortalecerse en el escenario internacional, pareciera que ese camino es demasiado lento.

La resistencia de la democracia versus la autocracia

No hay duda que Ucrania significa la resistencia de la Democracia frente a la Autocracia; significa la protección de Europa frente a la amenaza rusa; representa evitar una amenaza nuclear en las puertas de occidente y busca derrotar pretensiones expansionistas de potencias militares que podrían ocurrir en otras latitudes si Putin se sale con la suya.

Poner fin a este irracional genocidio ruso no es una tarea fácil. Para Rusia la victoria consiste en anexar territorio y que Ucrania se resigne a aceptarlo. Para Ucrania la victoria consiste en evitar que su territorio se fracture y que Rusia no conquiste ni un solo milímetro de su soberanía. La falta de liderazgo multilateral capaz de solucionar esta confrontación, la elección presidencial de Ucrania en el 2024 y la exitosa resistencia soberana frente a Rusia, le dejan claro a su autócrata que una derrota en sus pretensiones será su propia tumba política.

La situación es compleja y por ahora no se ven claras soluciones la vista. Una victoria de Putin sería desastrosa para la paz mundial y abriría una carrera armamentista global, además de una zozobra permanente en lugares como Taiwán. Una victoria de Ucrania significa la protección del orden democrático y de la libertad. Por eso no puede existir ni claudicación ni fatiga por parte de quienes hoy respaldan a Ucrania y por el contrario debería darse el paso reclamado por el presidente Zellensky de darle a su patria una merecida identidad europea.

Tener estos significados claros en medio de la incertidumbre es también honrar las vidas de tantos que en nombre de la libertad y la Democracia se han parado para decir no al totalitarismo.

Iván Duque Márquez es el expresidente de Colombia (2018-2022) y actualmente es el Presidente y Miembro Distinguido para el Hemisferio de Prosperidad y Libertad en el Woodrow Wilson International Center for Scholars. Esta opinión es únicamente la del autor y no representa los puntos de vista del Wilson Center.

Iván Duque Márquez es el expresidente de Colombia (2018-2022) y actualmente es el Presidente y Miembro Distinguido para el Hemisferio de Prosperidad y Libertad en el Woodrow Wilson International Center for Scholars. Cortesía: Wilson Center
Iván Duque Márquez es el expresidente de Colombia (2018-2022) y actualmente es el Presidente y Miembro Distinguido para el Hemisferio de Prosperidad y Libertad en el Woodrow Wilson International Center for Scholars. Cortesía: Wilson Center