Isquemia intestinal: de qué se trata el cuadro que sufre Jorge Lanata y que obligó a operarlo
La salud de Jorge Lanata volvió a generar preocupación. El periodista, que había sido trasladado nuevamente al Hospital Italiano desde la Clínica Santa Catalina debido a un cuadro febril, debió ser operado de urgencia por una isquemia intestinal. Según pudo saber LA NACION, el conductor fue intervenido mediante una laparoscopía.
La intervención resultó exitosa y habrá que esperar cómo evoluciona en las próximas horas. Se trató de una primera etapa, en la cual se le extirpó parte de un intestino. Si evoluciona favorablemente, podría ser nuevamente intervenido.
La isquemia intestinal es una afección grave que compromete el flujo sanguíneo hacia los intestinos, lo que provoca daño en los tejidos intestinales. Fabio Nachman, jefe del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Fundación Favaloro, explicó a este medio que este cuadro puede dividirse en varios tipos.
“Una de las formas más graves es la isquemia mesentérica aguda, que se produce cuando una arteria que irriga el intestino se bloquea súbitamente, ya sea por un coágulo que se desprende de otra parte del cuerpo o por una obstrucción causada por una acumulación de placa en las arterias. Este tipo de isquemia requiere intervención quirúrgica urgente”.
“La isquemia intestinal es la afección del intestino por una menor irrigación. Puede afectar al intestino delgado o al grueso (colon). El cuadro agudo de la isquemia del intestino delgado se produce por la obstrucción vascular por un trombo (coágulo) o una embolia que es el desprendimiento de un coágulo que después obstruye un vaso. El peligro es que se infarte, o sea se dañe la pared intestinal produciendo una peritonitis severa. En la isquemia crónica, se va produciendo una obstrucción vascular en forma lenta que causa dolor típicamente después de comer”, describe Horacio Rubio, gastroenterólogo y expresidente de la Sociedad Interamericana de Endoscopía.
En términos generales, la isquemia intestinal puede afectar tanto al intestino delgado como al colon, dependiendo de dónde ocurra la interrupción del flujo sanguíneo. Las causas varían, desde la formación de coágulos en las arterias que irrigan el intestino hasta una caída drástica de la presión arterial, lo cual puede suceder en el contexto de un choque, insuficiencia cardíaca o como efecto de ciertos medicamentos.
“¿Por qué se suele obstruir la entrada de sangre? Existe una patología subyacente que es la arterioesclerosis, donde las arterias acumulan placas de calcio en sus paredes, lo que las endurece provocando estrechez y disminución del calibre de las arterias que nacen de la aorta, en este caso de la arteria mesentérica superior”, detalla Rafael Maurette equipo Cirugía General y trasplante hepático del Hospital Británico.
“Lo que ocurre en estos casos es que la falta de oxígeno provoca la muerte del tejido intestinal. Este proceso se denomina necrosis y es extremadamente peligroso porque si el tejido necrosado no se trata a tiempo, puede perforarse el intestino y derramar su contenido en la cavidad abdominal, lo que lleva a infecciones muy graves”, puntualiza Nachman.
En situaciones extremas, esta necrosis puede desencadenar una sepsis, una infección generalizada que pone en riesgo la vida del paciente.
¿Cuáles son los síntomas?
La sintomatología de la isquemia intestinal varía dependiendo de si el proceso es agudo o crónico. En su forma aguda los síntomas suelen aparecer de manera súbita: “El dolor abdominal es muy intenso y puede estar acompañado de náuseas, vómitos, diarrea y, en algunos casos, sangre en las heces. Es fundamental acudir a un centro médico rápidamente ante la presencia de estos signos”, agrega Nachman.
Por otro lado, la crónica se desarrolla de manera más progresiva y, en estos casos, los pacientes suelen experimentar dolor abdominal recurrente después de comer, una condición conocida como “angina intestinal”.
Según Nachman, “en la isquemia mesentérica crónica, el dolor aparece unos 30 minutos después de las comidas y puede durar varias horas. El paciente, para evitar el malestar, tiende a comer menos, lo que genera una pérdida de peso involuntaria. Este cuadro es típico en personas con ateroesclerosis avanzada, es decir, con un endurecimiento y estrechamiento de las arterias que llevan sangre al intestino”.
Además del dolor, la isquemia intestinal puede causar síntomas como distensión abdominal, diarrea y fiebre, lo que puede complicar el diagnóstico, ya que estos síntomas son comunes a otras patologías digestivas. “Es crucial la evaluación por imágenes, como una tomografía o una arteriografía, para identificar la zona afectada y determinar el mejor abordaje terapéutico”, destaca Nachman.
Tratamiento
El tratamiento de la isquemia intestinal depende de la causa subyacente y la gravedad del cuadro. En algunos casos, la cirugía es inevitable. “Si el tejido está gravemente dañado, es posible que sea necesario extirpar parte del intestino”, explica Nachman. En los casos menos graves, cuando se detecta la isquemia a tiempo, los tratamientos pueden incluir medicamentos anticoagulantes para disolver los coágulos, antibióticos para prevenir infecciones, o incluso procedimientos endovasculares para dilatar las arterias afectadas.
La prevención de la isquemia intestinal pasa, en buena medida, por controlar los factores de riesgo, que incluyen la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto y el tabaquismo. “El manejo de estas condiciones es esencial para reducir el riesgo de obstrucción en las arterias intestinales”, advierte Nachman. Además, el especialista señala que las personas con antecedentes de problemas cardiovasculares deben estar especialmente atentas a cualquier síntoma digestivo inusual.
La isquemia intestinal es una emergencia médica que requiere un diagnóstico rápido y un tratamiento adecuado. Como en el caso de Jorge Lanata, la intervención oportuna es clave para evitar complicaciones mayores. “El pronóstico depende de la extensión del daño intestinal y de la rapidez con la que se intervenga. En los casos en que se logra restaurar el flujo sanguíneo a tiempo, las posibilidades de una recuperación completa aumentan considerablemente”, finaliza Nachman.