Irina Baeva y el machismo que la limita a trabajar solo con Gabriel Soto en México

Es bien sabido que el público mexicano es muy especial en el aspecto de qué personajes reciben su afecto y el perdón de todas sus fallas, y quiénes son juzgados severamente por sus actos privados toda vez que se vuelven públicos.

Así, hay figuras como Alejandro Fernández, que son adoradas por el público aunque metan la pata o sean infieles, mientras otras quedan marcadas por su conducta y son señaladas aún años después de los hechos, como le pasa a la rusa Irina Baeva, quien desde 2018, cuando se supo que era la tercera en discordia en la escandalosa ruptura del matrimonio de Gabriel Soto y Geraldine Bazán, no ha podido recuperar el favor del público, que había obtenido gracias a su aparición en 'Pasión y Poder' en 2015.

Irina Baeva y Gabriel Soto. (Photo by Alexander Tamargo/Getty Images for Univision)
Irina Baeva y Gabriel Soto. (Photo by Alexander Tamargo/Getty Images for Univision)

Hoy en día, la Baeva es 'tolerada' por los numerosos fans de Soto, que curiosamente no vio afectada su carrera profesional a raíz del doble escándalo de su divorcio de Bazán y su casi instantánea relación con su compañera de 'Vino el amor', pero no es vista con buenos ojos por el público que, de una manera machista, la toma como "responsable" de esa ruptura, cuando todo el mundo sabe que los matrimonios pueden venirse abajo por infidelidades, pero estas nos son la responsabilidad (o "culpa") de una sola persona.

Sin embargo, el público en estas cuestiones suele ser menos objetivo y cuando se trata del mexicano, aún menos. Si a esto se anexa el factor de que Baeva es extranjera, más complejo resulta el caso en la arena de la opinión pública y ahora el tema es ¿cómo afecta esto a su carrera?

Baeva venía terminando una telenovela como protagonista, 'Me declaro culpable', cuando Geraldine Bazán anunció la disolución definitiva de su matrimonio, e insinuó después en medios que esto se debía a una relación subrepticia entre el padre de sus hijas y la otra actriz. A partir de ese momento, la carrera de la moscovita empezó a verse afectada, precisamente por el daño a su imagen — lo que llevó a ella y a Soto a demandar a Laura Bozzo, ¡y ganarle!

Al no encontrar proyectos ni ofertas de parte de productores después del escándalo, Baeva fue acogida por la producción de Juan Osorio 'Soltero con hijas', en un personaje creado ex profeso para ella por solicitud de Soto, quien junto con Vanessa Guzmán era el protagonista. Osorio accedió, pero los resultados no fueron los esperados, ya que el público le dio la espalda a la pareja en pantalla y los ratings de la telenovela se vieron afectados gravemente, siendo responsabilizada al interior de la producción y en los medios la elección de meter a Baeva al programa.

Han pasado tres años de esto, y la actriz que ahora es la prometida de Soto, reaparecerá a partir de su estreno en 'Amor Dividido', otra producción que encabeza Soto, compartiendo créditos con Andrés Palacios y Eva Cedeño. En esta ocasión, Baeva será antagonista y su personaje no tendrá relación directa con Soto, si bien trascendió en programas de chismes que nuevamente él pidió, de la manera más atenta, que se considerara a su pareja en la producción.

Esto no beneficia realmente a Baeva. Desde un punto de vista objetivo, solo la muestra como un satélite del hombre con el que comparte su vida personal, pero en el aspecto profesional. De este modo, cualquier independencia que ella hubiera logrado desde su llegada a México, se va diluyendo. Una cosa es que el público sea escéptico de ella, pero otra muy distinta es que las producciones no confíen en cualquier talento que pudiera tener la actriz y modelo, para no considerarla, a lo largo de tres años en diversas producciones. Es verdad que la opinión pública pesa, pero quizá esta vez ha pesado demasiado.

Ojalá la participación de Baeva sirva de una vez por todas para disipar la imagen de adulterio y traición que se tejió en torno a su carácter y permita que pueda ser vista como una actriz con futuro y no solo como un accesorio en los proyectos de su futuro marido. Es lamentable que en pleno siglo XXI se siga pasando facturas a las mujeres, donde no se debería.

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