Irán se prepara para la guerra con Israel, pero espera evitarla

 Iraníes rendían homenaje en Teherán a los líderes asesinados de Hamás y Hizbulá, el jueves. Ambos fueron asesinados por las fuerzas militares de Israel. (Arash Khamooshi/The New York Times)
Iraníes rendían homenaje en Teherán a los líderes asesinados de Hamás y Hizbulá, el jueves. Ambos fueron asesinados por las fuerzas militares de Israel. (Arash Khamooshi/The New York Times)

Irán ha dicho públicamente que no quiere la guerra. Pero los ataques militares punitivos de Israel implicarían un desafío para sus dirigentes, que están decididos a no parecer débiles y vulnerables.

Mientras se prepara para un esperado ataque de represalia de Israel, Irán ha ordenado a las fuerzas armadas que estén preparadas para la guerra, pero también que traten de evitarla, tras haber sido testigo de la destrucción de sus aliados en Líbano y Gaza.

Cuatro funcionarios iraníes dijeron en entrevistas telefónicas esta semana que el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, ha ordenado a las fuerzas armadas que diseñen múltiples planes militares para responder ante un ataque israelí. Dijeron que el alcance de cualquier represalia iraní dependerá, en gran medida, de la gravedad de los ataques de Israel. Hablaron bajo condición de anonimato para poder discutir los preparativos militares.

También dijeron que si los ataques israelíes —en respuesta a una andanada de misiles lanzados por Irán a principios de este mes— causan daños generalizados y muchas bajas, Irán tomará represalias. Pero si Israel limita su ataque a unas pocas bases militares y almacenes de misiles y aviones no tripulados, Irán podría no hacer nada.

Los funcionarios dijeron que Jamenei había ordenado que la respuesta sería segura si Israel atacaba infraestructuras petrolíferas y energéticas o instalaciones nucleares, o si asesinaba a altos cargos.

Los funcionarios, entre ellos dos miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, dijeron que si Israel infligía un daño importante, las respuestas que se estaban considerando incluían una descarga de hasta 1000 misiles balísticos, una escalada de los ataques de los grupos militantes iraníes en la región y la interrupción del flujo de suministros energéticos mundiales y del transporte marítimo a través del Golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz.

Irán ha dicho públicamente que no quiere la guerra. Pero los ataques militares punitivos de Israel implicarían un desafío para sus dirigentes, que están decididos a no parecer débiles y vulnerables, sobre todo después de que Israel asesinara a múltiples dirigentes de Hamás y Hizbulá. Ambos grupos están respaldados por Irán.

“En caso de ataque israelí, nuestra respuesta será proporcionada y calculada”, declaró el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, a los medios de comunicación rusos el miércoles, al margen de la cumbre de los BRICS en Kazán, Rusia.

Para el país —y para la región— lo que está en juego no podría ser mayor. Una guerra total entre Irán e Israel agravaría el caos, acabaría probablemente con cualquier perspectiva de alto el fuego en Gaza y Líbano, y posiblemente llevaría a Estados Unidos a una acción militar en apoyo de Israel.

En las últimas semanas, Irán ha intentado reforzar sus alianzas con los países árabes de la región, pero también les ha advertido que cualquier ayuda a Israel para un ataque los convertiría en un objetivo legítimo. Araghchi dijo en una conferencia de prensa celebrada el martes en Kuwait que había recibido garantías de los países vecinos de que no se permitiría a los aviones israelíes utilizar su espacio aéreo ni repostar en sus bases en ningún ataque contra Irán.

Durante la última semana, funcionarios iraníes han manifestado en comentarios públicos opiniones distintas sobre cómo hacer frente a la amenaza de ataque de Israel. El presidente Masoud Pezeshkian y Araghchi han prometido represalias, pero lo han hecho en tono comedido. Un comandante incluso desestimó cualquier posible ataque de Israel como demasiado insignificante para merecer una respuesta importante. Pero un alto comandante de la Guardia Revolucionaria amenazó en un discurso con eliminar a todos los sionistas.

“El pensamiento actual es que si el ataque de Israel es simbólico y limitado, deberíamos dejarlo pasar y poner fin al ping pong de ataques”, dijo Nasser Imani, analista político cercano al gobierno, en una entrevista telefónica desde Teherán. “En realidad, a Irán no le interesa una guerra importante con Israel. No vemos ningún beneficio en que la región estalle”.

Imani dijo que, en estos momentos, Irán no consideraba la guerra con Israel como una amenaza existencial, pero sí creía que un conflicto prolongado sería destructivo y desbarataría los planes del nuevo gobierno de negociar con Occidente con la esperanza de lograr que se levanten las duras sanciones estadounidenses y de mejorar la calamitosa economía iraní.

Las tensiones entre Israel e Irán se han agravado aún más desde que Hamás llevó a cabo el atentado terrorista del 7 de octubre contra Israel, hace un año.

En abril, Irán e Israel intercambiaron ofensivas después de que Israel atacara un complejo de la embajada iraní en Siria. En su ataque contra Israel a principios de este mes, Irán lanzó casi 200 misiles balísticos como represalia por los asesinatos israelíes del dirigente político de Hamás Ismail Haniyeh, mientras se encontraba en Teherán, y de Hassan Nasrallah, dirigente de Hizbulá.

Esperando una respuesta, Irán ha implementado una intensa estrategia diplomática. Imani dijo que se trataba, en parte, de enviar mensajes a través de canales indirectos a Washington para intentar contener a Israel y evitar la guerra, pero también de reforzar las alianzas con los países árabes y consultar con Turquía y los principales aliados de Irán, Rusia y China.

Pezeshkian se reunió esta semana en Kazán con el presidente ruso, Vladimir Putin, y con el dirigente chino, Xi Jinping. Tras su reunión, Putin dijo que la perspectiva de Rusia e Irán sobre la región era “la misma o muy cercana” y que “valoraba mucho” las posiciones de Jamenei, según una retransmisión de sus comentarios en la televisión estatal iraní.

Irán no se ha enfrentado a una amenaza exterior tan importante desde que terminó la guerra con Irak hace más de tres décadas. Aunque Irán e Israel han estado librando una guerra encubierta que se desarrolla en el mar, el aire, la tierra y el ciberespacio, el hecho de que aviones de combate israelíes lancen bombas sobre Irán representaría un territorio inexplorado, dijeron los analistas.

“El problema de Irán es que ha escalado hasta un punto en el que se encuentra esencialmente en un tiroteo con Israel con muchas menos herramientas militares a su disposición que Israel”, dijo Afshon Ostovar, profesor asociado de asuntos de seguridad nacional en la Naval Postgraduate School de Monterey, California, y experto en el ejército iraní.

Desde hace semanas, anticipándose a las represalias de Israel, Irán ha puesto a sus fuerzas armadas en estado de alerta máxima y ha reforzado las defensas aéreas en lugares militares y nucleares sensibles, dijeron los cuatro funcionarios.

Los dos miembros de la Guardia Revolucionaria familiarizados con la planificación militar dijeron que los generales de alto rango que comandaron batallones en Irak y Siria en la lucha contra el grupo militante Estado Islámico (EI) han sido desplegados en todas las provincias fronterizas. La preocupación, dijeron, es que grupos armados separatistas étnicos y grupos militantes como el EI puedan organizar atentados y provocar disturbios si el país entra en guerra.

Nasser Hadian, comentarista político residente en Teherán, dijo en una entrevista telefónica que Irán había pasado décadas creando grupos militantes como Hizbulá en Líbano para que actuaran como fuerza de defensa a lo largo de la frontera de Israel y disuadieran a Estados Unidos de atacar. Ahora, dijo, ese objetivo ha cambiado.

“Israel se ha convertido en la verdadera amenaza para Irán”, dijo. “Todos estos años pensábamos que era Estados Unidos”.

El hecho de que Israel haya diezmado la cadena de mando y la infraestructura militar de Hizbulá ha invertido los cálculos para Irán, dijo Hadian. “La disuasión funciona mientras no haya guerra, y ahora mismo, tras los duros golpes asestados a Hizbulá, gran parte del poder de disuasión de Irán ha disminuido”, dijo.

En las calles de Teherán, los únicos signos visibles de guerra son los murales de propaganda que amenazan a Israel en hebreo, dijeron los residentes en las entrevistas.

“No sabemos nada, nos mantienen en la oscuridad”, dijo Assal, de 21 años, que trabaja en mercadeo y pidió que no se revelara su apellido por temor a represalias. “No sabemos cómo prepararnos porque el gobierno no nos informa”.

En los últimos días, la asediada moneda iraní, el rial, ha caído aún más frente al dólar, mientras que el precio del oro se ha disparado, ambas situaciones son referencias típicas de una economía que responde a una crisis y a la inflación. El jueves, el gobierno prohibió los drones civiles en los cielos, y la mayoría de las compañías aéreas extranjeras han suspendido los vuelos a Irán, dejando a los viajeros con escasas opciones, precios más altos y vuelos sobrevendidos.

El apoyo a la guerra con Israel parece limitarse a los partidarios ideológicos incondicionales del gobierno, quienes afirman en las redes sociales y en la televisión estatal que se ofrecerían como voluntarios para luchar. Pero muchos otros iraníes dicen en entrevistas y en las redes sociales que están ansiosos y enfadados por verse arrastrados a una guerra que ni quieren ni apoyan.

“Mucha gente como yo se quedó en Irán con todos sus problemas y luchó por sobrevivir”, dijo Raika, una artista de 47 años de Teherán que pidió ser identificada solo por su nombre de pila por motivos de seguridad. “No quiero que nos involucremos en guerras de otros países. No quiero morir por algo que no tiene nada que ver con mi país y mi pueblo”.

Leily Nikounazar colaboró con reportería desde Bélgica.


Farnaz Fassihi
es la jefa de la oficina de Naciones Unidas del Times, que dirige la cobertura de la organización, y también cubre temas iraníes y la guerra entre Irán e Israel. Trabaja en Nueva York. Más de Farnaz Fassihi

Leily Nikounazar colaboró con reportería desde Bélgica.

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