Iowa y New Hampshire marcan las debilidades más fuertes de Donald Trump
NUEVA YORK.– Donald Trump lleva semanas recorriendo Iowa y New Hampshire sin siquiera transpirar, eliminando de manera fácil a sus rivales en la contienda por la nominación republicana. Además, ha recibido la adoración de multitudes convencidas de que será el próximo presidente de Estados Unidos. Pero, aunque Trump parece ir a paso firme hacia la nominación de su partido, lo cierto es que le espera una realidad mucho más dura.
Afuera de la burbuja de las primarias republicanas, la campaña de Trump sufre vulnerabilidades perdurables que hacen que su nominación represente un riesgo considerable para su partido. Esas debilidades se hicieron evidentes en New Hampshire el martes, cuando electores independientes, con estudios universitarios y republicanos que no están dispuestos a ignorar el peligro legal asociado con Trump, votaron en gran número a favor de Nikki Haley, su rival.
A pesar de eso, Trump ganó con facilidad. Los electores que se oponen a su candidatura no superaron a los muchos republicanos que claman por su regreso al poder. Sin embargo, después de que se contabilizaron los votos de más de 310.000 electores de ese estado con marcadas divisiones políticas, el resultado reveló las dificultades que enfrentará Trump ahora que la contienda presidencial saldrá del mundo MAGA (sigla en inglés del eslogan político “Hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo”) y tendrá que lidiar con un electorado más amplio, que lo rechazó hace menos de cuatro años.
“Cuando se me acercan personas que votaron por Reagan en 1976 y han sido conservadoras toda su vida y me dicen que no quieren volver a votar por Trump, es un problema”, comentó el gobernador de Florida, Ron DeSantis, en una entrevista con Blaze TV, la empresa informativa conservadora, solo unos días después de que canceló su campaña y declaró su apoyo a Trump. “Así que tiene que ver cómo soluciona eso”.
Sin embargo, el presidente Joe Biden tendrá sus propios retos si se repite la contienda de 2020. A diferencia de hace cuatro años, el ánimo de la nación hacia Biden, de 81 años, es de desagrado generalizado y la mayoría de los estadounidenses no creen que haya tenido un buen desempeño en su cargo. Ahora hay más inquietudes en torno a la edad de Biden, que es cuatro años mayor que Trump, además de que no le ha sido fácil mantener la coalición de electores que contribuyeron a su primera victoria. Ha recurrido a temas como el derecho al aborto y la democracia, que son importantes para su base, los independientes e incluso para algunos republicanos moderados.
Además, al igual que sucede con Trump, debe lidiar con cuestionamientos al interior de su propio partido. La inflación, sus medidas migratorias y su apoyo a Israel en la guerra de la Franja de Gaza han socavado el respaldo de los electores jóvenes, negros y latinos, así como los liberales.
“En realidad, las elecciones generales arrancan en este momento y resulta que tenemos un enfrentamiento entre los dos líderes políticos más impopulares”, señaló Neil Newhouse, un encuestador republicano. “Será una de esas elecciones en las que votaremos por el que nos parezca menos malo”.
Sin embargo, los problemas de Trump vienen de tiempo atrás. Cuando tomó el control del Partido Republicano en 2016, alejó a los independientes y moderados de los suburbios, y no hay ninguna señal de que haya encontrado la manera de volver a atraerlos.
En New Hampshire, el 44% de los electores que votaron en las primarias republicanas fueron independientes: Haley obtuvo la mayoría de sus votos, el 58% contra el 39%.
Las encuestas hacen pensar que muchos de esos electores no solo prefirieron una cara nueva, sino que votaron específicamente para hacer constar su oposición a Trump. Cuatro de cada diez electores que votaron a favor de Haley afirmaron que el desagrado que sienten por Trump fue más importante para definir su voto que sus simpatías por Haley, según las encuestas de salida. Más del 90% indicó que no les gustaría que Trump ganara la nominación por tercera vez.
Trump tuvo algunas de estas batallas con los electores clasificados como independientes en el caucus de Iowa, contienda en la que por lo regular participan electores más conservadores de la base republicana. Las encuestas de salida en Iowa mostraron que el 55% de las personas que se identificaron como independientes apoyaron a alguno de los rivales de Trump.
Sin duda, Trump se ganará a muchos de esos electores en noviembre. Pero el porcentaje de electores que votaron por Haley y les dijeron a los encuestadores que apoyarán a Biden, cerca del 40%, según varias encuestas estatales y nacionales, es impactante. Incluso si algunos de esos electores nunca votaron por Trump, esa cifra indica que es posible que un gran número de personas que eran o son republicanas no se mantengan fieles al partido.
Newhouse advirtió sobre el peligro de exagerar la interpretación de los resultados de New Hampshire, pues hizo notar que ese estado, al igual que sus independientes, suelen tener una tendencia de izquierda. New Hampshire ha votado por los demócratas en todas las reelecciones presidenciales desde 2004. Sin embargo, advirtió que su partido debe asegurarse de que las elecciones no sean un referendo a Trump.
“Cuando un elector no está seguro de apoyar a Trump, ese en realidad es un voto negativo”, aseveró.
Así es como ve la contienda Ruth Axtell, diseñadora de interiores y electora independiente de New Hampshire que votó por Haley. Axtell respaldó a Trump en 2016, pero votó por Biden en 2020.
“Me encantaría eliminar a Trump y que también fuera una mujer quien lo derrotara”, dijo Axtell. Sin embargo, no está segura de cómo votará en las elecciones generales. “¿Esto es lo que nos queda?”, preguntó.
Los resultados de New Hampshire enfatizaron otras debilidades de Trump. Perdió frente a Haley entre los electores con estudios universitarios y los miembros del partido con mayores ingresos, lo que evidencia las dificultades que ha tenido para conservar a los electores que en cierta época constituyeron la base de su partido.
Las peores derrotas de Trump en New Hampshire parecen haber sucedido en Hanover, Lyme y Lebanon, poblaciones ricas y de escolaridad elevada cercanas a Dartmouth College y el Centro Médico Dartmouth Hitchcock.
Incluso en Iowa, donde los asistentes al caucus estaban más conectados con el movimiento MAGA, Trump lució más débil en los suburbios de mayores ingresos. En el condado de Dallas, el área suburbana indecisa localizada cerca de Des Moines, donde Trump obtuvo una victoria cerrada en 2020, solo obtuvo el apoyo del 39% de los republicanos que asistieron al caucus.
Trump no les ha dado importancia a algunos cuestionamientos sobre su capacidad de recuperar a los republicanos que lo han rechazado. “No me parece que necesitemos tantos”, les dijo a los periodistas en New Hampshire. “Todos van a regresar”.
En su discurso tras obtener la victoria el martes pasado, que era una oportunidad para dirigirse a la audiencia de las elecciones generales, Trump aprovechó la atención para atacar a Haley en vez de convocar al partido a unirse como hizo tras el caucus de Iowa. Luego, en su plataforma Truth Social, se burló del vestido que lució su contrincante. “No me enojo mucho, me desquito”, dijo.
Los asesores de Trump y funcionarios del supercomité de acción política consideran que Biden es un rival más fuerte que cualquiera de los oponentes de Trump en las primarias.
A diferencia de DeSantis y Haley, que en general no quisieron o no pudieron responder a las agresiones de Trump, la campaña de Biden no cede terreno.
El equipo de Biden, por ejemplo, ha respondido de manera rápida a las afirmaciones de Trump acerca de que el actual presidente es demasiado mayor para cumplir otro mandato, produciendo sus propios videos sobre los deslices verbales de Trump y otros momentos en los que se ha mostrado confundido.
En los últimos días, el supercomité de acción política, MAGA Inc., que ha gastado 36 millones de dólares en una campaña publicitaria para apoyar la candidatura primaria de Trump, ha hecho llamados urgentes a los donantes, señalando proyecciones internas de que la campaña de Biden habrá gastado 100 millones de dólares en televisión para el final del primer trimestre y hasta 300 millones de dólares para el momento en que se realice la Convención Nacional Republicana en julio.
En un correo electrónico enviado esta semana a un donante, el director del supercomité de acción política, Taylor Budowich, dijo que la avalancha de gasto de Biden era un intento de reorientar a los votantes en temas que resonaban entre los independientes y favorecían a los demócratas, como el derecho al aborto.
En la solicitud de recaudación de fondos, Budowich dijo que Trump podría vencer a Biden siempre y cuando su equipo logre que los electores se concentren en temas como la economía, la seguridad nacional y la criminalidad.
Sin embargo, mantener la atención en temas específicos no se le da bien a Trump. En su discurso de victoria el martes, repitió mentiras sobre su derrota de 2020 y añadió una nueva: que ganó New Hampshire ese año (Biden ganó). Ese comentario fue otra señal de alarma para cuando Trump salga del entorno seguro del universo MAGA.
Su fijación con las elecciones previas, su papel en la revuelta en el Capitolio el 6 de enero y los 91 cargos en su contra, la mayoría vinculados con las medidas que tomó para aferrarse al poder, ponen en riesgo sus posibilidades, y no solo entre los independientes y electores en disputa que ya se muestran cautelosos.
Incluso en el estado conservador de Iowa, alrededor del 10% de sus propios partidarios comentaron que no considerarían votar por él en noviembre si lo declaran culpable de un delito.
The New York Times