El inolvidable Jim Leyland, manager del primer campeón de los Marlins en octubre, elegido al Salón de la Fama

Siempre impaciente, con la mirada penetrante a pesar de sus espejuelos, pero adorado por sus peloteros y recordado por siempre en el sur de la Florida, Jim Leyland acaba de entrar en el Salón de los Inmortales del Béisbol y, junto a él, una parte de la historia de los Marlins.

Leyland, quien guió a los Marlins a su primer título de la Serie Mundial como parte de su carrera de 22 años como manager de las Grandes Ligas, fue elegido para el Templo de Cooperstown como parte de la Clase del 2024 una ceremonia que tendrá lugar el 21 de julio.

“Es la última parada, realmente, en lo que respecta a tu carrera en el béisbol’’, comentó Leyland.

“¿Terminar allí, aterrizar en Cooperstown? No hay nada mejor que eso. Es lo máximo. Desde luego, nunca pensé que fuera a suceder. La mayoría de la gente probablemente no, pero sucedió, y estoy seguro de que voy a disfrutarlo’’.

Anunciada el domingo por la noche, su elección se produjo a través del proceso del Comité de la Era Contemporánea del Béisbol que componen expeloteros, ejecutivos y árbitros, y resultó el único elegido como parte de una boleta de ocho con 15 votos de los 16 miembros.

Este galardón le llega a los 78 años y tras dirigir durante 22 temporadas en las Mayores con los Piratas de Pittsburgh (1986-96), los Marlins de la Florida (1997-98), los Rockies de Colorado (1999) y los Tigres de Detroit (2006-2013), con los cuales ganó 1,769 partidos, segundo de todos los tiempos entre los entrenadores que nunca jugaron en Grandes Ligas.

Conquistó tres banderines, además del título de la Serie Mundial de 1997 con los Marlins y también ganó tres veces el premio al Manager del Año (con los Piratas en 1990 y 1992, y con los Tigres en 2006).

Pero nada igualará, ni siquiera el triunfo en un Clásico Mundial con la escuadra de Estados Unidos, a lo que logró con los Marlins del 1997, un equipo en su quinto año de existencia al que guió a un récord de 92-70 y a un puesto de comodín en los playoffs.

Posteriormente, los peces barrieron a los Gigantes de San Francisco en la Serie de División de la Liga Nacional, derrotaron a los Bravos de Atlanta en seis partidos en la Serie de Campeonato y finalmente ganaron el séptimo partido de la Serie Mundial contra los Indios de Cleveland, con un sencillo de Edgar Renteria en la undécima entrada para asegurar el título.

“Ese equipo se unió’’, recordó Leyland.

“Yo era una especie de extraño para el equipo y también lo eran algunos de los nuevos jugadores, pero por alguna razón, creo que estábamos algo así como 25-6 en el entrenamiento de primavera y yo estaba muerto de miedo porque pensé ‘Oh Dios mío, estas expectativas van a ser increíbles’... Empezamos bien. Era un gran equipo. Era el mejor equipo del béisbol ese año. Creo que acabamos demostrándolo. Era un gran equipo. El hit de Renteria es algo que vivirá conmigo para siempre’’’.