Se inicia en Canadá reunión por tratado para reducir contaminación por plásticos

La producción anual de plásticos se ha más que duplicado en 20 años hasta alcanzar los 460 millones de toneladas, y está en camino de triplicarse en cuatro décadas. (Benson Ibeabuchi)
La producción anual de plásticos se ha más que duplicado en 20 años hasta alcanzar los 460 millones de toneladas, y está en camino de triplicarse en cuatro décadas. (Benson Ibeabuchi)

Negociadores de 175 países iniciaron conversaciones este martes en Canadá para elaborar un tratado global que reduzca la contaminación por plásticos, detectable en el mundo desde las cimas de las montañas hasta las profundidades del océano, así como en la sangre humana y la leche materna.

"El mundo cuenta con nosotros para lograr un nuevo tratado que catalizará y guiará las acciones y la cooperación internacional necesarias para lograr un futuro libre de contaminación de los plásticos", dijo Luis Valdivieso, presidente de las negociaciones dirigidas por la ONU en la ciudad de Ottawa.

"No fallemos", agregó en la apertura de las sesiones que se realizarán hasta el 29 de abril.

En 2022, esas naciones acordaron sellar un primer tratado mundial para fines de 2024, con medidas concretas para combatir la contaminación por plástico en todo el mundo.

La reunión en Ottawa es considerada crucial ya que es la penúltima sesión antes de una ronda final de negociaciones prevista en Corea del Sur, a fines de este año.

- Cultura "desechable" -

Los plásticos han creado una dependencia de la "cultura del consumo de lo desechable", dijo el Ministro de Medio Ambiente canadiense, Steven Guilbeault, para quien "no existe una solución milagrosa".

"Estamos aquí hoy porque reconocemos que debemos deshacernos de esta generación desechable", resaltó.

En una entrevista con la AFP antes de las conversaciones, Guilbeault afirmó que el objetivo del encuentro era alcanzar "entre el 60 y el 70 por ciento de los elementos aprobados" por los delegados.

"Para tener éxito en las negociaciones tenemos que reconocer que no podemos escoger entre reciclar, prohibir o innovar, debemos hacer los tres", agregó.

Aunque existe un amplio consenso sobre la necesidad de un tratado, de hecho las partes difieren sobre el fondo.

Activistas y oenegés medioambientales reclaman un recorte del 75% en la producción de plástico para 2040, pero las naciones productoras de petróleo y la industria del plástico abogan más por el reciclaje.

Hay mucho en juego, ya que la contaminación generalizada de plásticos tiene impactos potencialmente graves en los océanos y el clima en general.

El desafío es enorme pues los plásticos provenientes de la industria petroquímica están por todas partes, incluso se han detectado en la sangre o en la leche materna.

La producción anual de plásticos se ha más que duplicado en 20 años hasta alcanzar las 460 millones de toneladas, y va camino de triplicarse en cuatro décadas.

- "Encrucijada" -

"El tiempo está en nuestra contra, tanto en términos de finalizar el instrumento, como también en cuánto más puede soportar el planeta mientras deliberamos", dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Apenas el 9% del plástico en el mundo se recicla y, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), su contribución al calentamiento global podría más que duplicarse para 2060, ya que representó el 3,4% de las emisiones globales en 2019.

Durante las conversaciones en Kenia, en noviembre pasado, se elaboró un borrador de acuerdo que saltó de 30 a 70 páginas, y naciones productoras de petróleo como Arabia Saudita expresaron sus objeciones a limitar la producción de plástico.

Mientras tanto, 65 miembros de la llamada coalición de "grandes ambiciones", presidida por Ruanda y Noruega y que incluye a la mayoría de los países de la Unión Europea, piden metas más ambiciosas.

"Estamos en una encrucijada", dijo Eirik Lindebjerg, del Fondo Mundial para la Naturaleza, antes del inicio de las negociaciones, para acotar que hay que transformar "los exhortos en acciones" concretas contra esa contaminación.

"Este tratado representa una oportunidad monumental", estimó Neil Nathan de la Universidad de California en Santa Barbara (Estados Unidos). "Se necesita de medidas vinculantes para evitar un acuerdo endulcorado que no respondería a las necesidades del momento", añadió.

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