Hay nueva información que revela que este medicamento para el alzhéimer puede beneficiar a algunos pacientes

Los resultados tan esperados del ensayo clínico de un fármaco experimental para el alzhéimer indican que este tratamiento disminuyó un poco la velocidad del deterioro cognitivo de los pacientes que se encontraban en las primeras etapas de la enfermedad, pero que también hizo que algunos sufrieran inflamación o sangrado cerebral.

Estos nuevos datos, publicados el martes en la noche, brindaron el primer panorama detallado de los efectos de este medicamento, llamado lecanemab, y llegan dos meses después de que sus fabricantes, Eisai y Biogen, avivaron el entusiasmo cuando anunciaron que el fármaco había tenido resultados positivos.

Los especialistas en alzhéimer mencionaron que esta nueva información daba motivos para ser optimistas, pero también para ser cautelosos.

“El beneficio es real, pero también lo son los riesgos”, señaló Jason Karlawish, codirector del Centro Penn sobre la Memoria de la Universidad de Pensilvania, quien no participó en la investigación.

Un informe acerca de los hallazgos publicado en la revista New England Journal of Medicine mencionó que los pacientes que recibieron lecanemab durante más de 18 meses “tuvieron un deterioro moderadamente menor, de acuerdo con los indicadores de cognición y funcionamiento”, en comparación con los pacientes que recibieron un placebo. Sin embargo, el estudio que se realizó en casi 1800 pacientes con síntomas leves, mismo que fue financiado por las empresas y coescrito por los científicos de Eisai, concluyó que “se requieren ensayos más prolongados para determinar la eficacia y la seguridad del lecanemab en las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer”.

El anuncio inicial que las empresas hicieron en septiembre había provocado que el precio de sus acciones aumentara debido a que el campo del desarrollo de medicamentos para el alzhéimer ha estado caracterizado por fracasos de muchos años.

Además, durante varios meses hubo una controversia relacionada con la decisión que tomó el año pasado la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) de aprobar el Aduhelm, otro fármaco para el alzhéimer también fabricado por Biogen, pese a que los estudios no demostraron que el tratamiento funcionara y que tenía importantes riegos de seguridad. Luego de que, con argumentos sobre sus riesgos y su dudoso beneficio, Medicare decidiera limitar la cobertura de Aduhelm de manera drástica, este costoso medicamento prácticamente fue sacado del mercado.

Al igual que el Aduhelm, el lecanemab (que se administra cada dos semanas como perfusión por vía intravenosa) es un anticuerpo monoclonal que ataca a una proteína (amiloide) que se acumula en el cerebro de los pacientes con alzhéimer en forma de placas. Los ensayos de varios años con diversos compuestos antiamiloides no han demostrado de manera concluyente que eliminar o reducir los niveles de esta proteína pueda ayudar a la memoria o a resolver los problemas cognitivos de los pacientes. A principios de este mes, otro anticuerpo monoclonal antiamiloide, el gantenerumab, fabricado por Roche y Genetech, no logró demostrar ningún beneficio a nivel cognitivo.

Según los especialistas, esta historia le añade importancia al ensayo del lecanemab y señala la primera vez que la disminución de amiloide se ha correlacionado de manera clara con una reducción de la velocidad en el deterioro cognitivo. No obstante, debido a que la velocidad no se redujo de manera drástica, muchos médicos que tratan el alzhéimer cuestionaron si este efecto sería observable en los pacientes o por sus familiares.

En el ensayo clínico, se descubrió que, después de 18 meses, los pacientes que recibieron lecanemab se deterioraron un 27 por ciento menos rápido, una diferencia de 0,45 de punto en una escala de cognición de 18 puntos.

“El problema evidente es qué tan significativo es el cambio para los pacientes y sus cuidadores con este pequeño beneficio”, señaló Kristine Yaffe, profesora de Neurología y Psiquiatría en la Universidad de California, campus San Francisco, que no participó en el estudio. “Y cómo equilibramos eso” con los riesgos de seguridad tan importantes, con el requisito de que se tenga que administrar de manera frecuente y con “lo que representará, sin duda, un alto costo financiero”, señaló.

Madhav Thambisetty, un neurólogo e investigador sénior en el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, comentó que “desde la perspectiva de un científico, es fascinante que un tratamiento experimental que ataca el amiloide del cerebro en la enfermedad de Alzheimer ralentice, al parecer, el deterioro cognitivo”.

Pero Thambisetty, quien no estaba hablando en representación de la agencia federal sobre el envejecimiento, añadió: “Desde el punto de vista de un médico que trata pacientes con alzhéimer, la diferencia entre el lecanemab y el placebo está muy por debajo de lo que se considera un efecto de tratamiento clínicamente significativo”.

Alrededor de seis millones de personas en Estados Unidos y más o menos 30 millones a nivel global padecen alzhéimer y se espera que esta cifra se duplique para 2050. Lecanemab fue probado en pacientes con deficiencias cognitivas leves, o en las primeras etapas del alzhéimer, cuyo cerebro tenía niveles de amiloide más elevados que los normales, una característica que se presenta en cerca de 1,5 millones de estadounidenses.

Se espera que, para el 6 de enero, la FDA decida si concederle a lecanemab el tipo de aprobación que le dio al Aduhelm: una denominación llamada “aprobación acelerada”, que se le puede otorgar a los medicamentos que tienen un beneficio incierto si son para enfermedades graves para las cuales hay pocos tratamientos y atacan a algún elemento biológico de la enfermedad. Para obtener la aprobación acelerada se requiere que las empresas realicen más ensayos con el fin de demostrar que el fármaco funciona.

Eisai, que presentó sus datos el martes en la noche en una conferencia en San Francisco, ha dicho que, si la decisión de enero es favorable, usará la nueva información para solicitar una aprobación completa a principios del próximo año.

“Aunque se pronostica que la FDA aprobará el lecanemab, existen problemas de seguridad”, señaló Sam Gandy, un especialista en alzhéimer que es director del Centro Monte Sinaí para la Salud Cognitiva y no participó en el estudio.

En fechas recientes, las inquietudes relacionadas con la seguridad del lecanemab —al menos para cierto tipo de pacientes, sobre todo los que toman anticoagulantes— han sido avivadas por los informes de prensa sobre la muerte de dos pacientes que presentaron inflamación y sangrado cerebral. La inflamación y el sangrado son efectos secundarios conocidos de varios fármacos antiamiloides. Si, a fin de cuentas, se considera que el lecanemab no es seguro para las personas que toman anticoagulantes; entonces, decenas de miles de pacientes podrían quedar excluidos.

El estudio publicado el martes reportó seis fallecimientos entre los 898 pacientes del ensayo que recibieron el lecanemab y siete decesos entre los 897 que recibieron el placebo. Los autores escribieron que no se pensaba que ninguno de los fallecimientos estuviera relacionado con el lecanemab ni que hubiese ocurrido por inflamación o sangrado cerebral.

Las dos muertes reportadas recientemente sucedieron después de la parte aleatoria de 18 meses del ensayo, así que los decesos de los participantes en el ensayo no se incluyen en el estudio y no se sabe si esos pacientes recibieron el lecanemab o el placebo durante ese tiempo. Pero después de los 18 meses, ambos pacientes optaron por recibir lecanemab en un ensayo de extensión abierto.

Los pacientes, cuyos casos se reportaron en la revista Science y el sitio STAT, tuvieron otras complicaciones médicas. Uno de los casos fue el de una mujer de 65 años que sufrió un accidente vascular cerebral y, tras recibir un tratamiento habitual para los coágulos relacionados con este evento, tuvo un fuerte sangrado cerebral y murió unos cuantos días después. Un neuropatólogo que llevó a cabo la autopsia a petición del esposo de la paciente le dijo a la revista que era probable que el lecanemab hubiera debilitado sus vasos sanguíneos y los hubiera dejado propensos a romperse cuando recibió el tratamiento para los coágulos sanguíneos.

El otro caso fue el de un hombre cerca de los 90 años que estaba tomando un anticoagulante para una afección cardiaca y que también había sufrido caídas y eventos parecidos a una pequeña embolia cerebral poco antes de su muerte.

En un comunicado, Eisai, al referirse a las otras enfermedades de los pacientes y a los medicamentos anticoagulantes, señaló: “Según la evaluación de Eisai, los decesos no se pueden atribuir al lecanemab”. La empresa comentó que en las fases aleatorias y abiertas del ensayo, la tasa total de fallecimientos por un sangrado cerebral importante fue de 0,1 por ciento de los pacientes, tanto en el grupo que recibió lecanemab como en el grupo del placebo.

El estudio informó que casi el trece por ciento de los pacientes que recibieron lecanemab presentaron inflamación cerebral, la cual, en la mayoría de los casos, fue leve o moderada, mientras que menos del dos por ciento de los pacientes que recibieron el placebo tuvieron esa inflamación. La inflamación cerebral, en su mayor parte, no causó ningún síntoma y, en general, se solucionó en unos cuantos meses. Cerca del 17 por ciento de los pacientes con lecanemab tuvieron sangrado cerebral, en comparación con el 9 por ciento de los pacientes con placebo. De acuerdo con el estudio, el síntoma más común del sangrado cerebral fue el mareo.

Los autores informaron que ocurrieron “eventos adversos importantes” en el 14 por ciento de los pacientes con lecanemab y en el 11 por ciento de los que recibieron el placebo. Casi el 7 por ciento de los pacientes con lecanemab abandonaron el ensayo debido a los efectos negativos, más del doble del porcentaje de quienes recibieron el placebo y se retiraron del estudio. Más de una cuarta parte de los pacientes con lecanemab tuvieron reacciones adversas relacionadas con la perfusión, entre ellas fiebre y síntomas de resfriado, por lo general con la primera dosis. De acuerdo con el estudio, un porcentaje mucho menor de los pacientes con placebo tuvieron esas reacciones.

El principal resultado positivo del estudio fue que el deterioro cognitivo de los pacientes con lecanemab fue de 1,21 puntos, mientras que el de los pacientes que recibieron el placebo fue de 1,66 puntos en la escala de 18 puntos, la cual evalúa algunas funciones como la memoria, la resolución de problemas y las actividades cotidianas mediante entrevistas con los pacientes y sus cuidadores.

Este resultado fue respaldado con indicadores secundarios en el ensayo, como, por ejemplo, otras pruebas de cognición, que, según los especialistas, reafirmaron la posibilidad de que el medicamento estuviera teniendo un efecto real. Además, varios meses después de que empezaran con el lecanemab, los pacientes comenzaron a tener un deterioro más lento en todos los indicadores y la velocidad disminuyó todavía más a lo largo del ensayo de 18 meses.

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