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Caracas, 26 ene (EFE).- La negociación polĆtica entre el Gobierno de Venezuela y la oposición cumple este jueves dos meses estancada, luego de que las partes anunciaran en noviembre pasado, a bombo y platillo, un acuerdo que no se ha materializado. Sin avances a la vista, la paciencia se agota y el diĆ”logo estĆ”, nuevamente, bajo amenaza de suspensión. El 26 de noviembre, los negociadores suscribieron un "acuerdo social", en MĆ©xico, que contempla la creación de un fondo fiduciario manejado por Naciones Unidas para canalizar 3.000 millones de dólares destinados a aliviar el hambre, las enfermedades y otras necesidades del paĆs. Dos meses despuĆ©s de aquel anuncio, solo queda la incredulidad, una sensación que hoy afecta la valoración de la mesa de diĆ”logo y su efectividad, o no, para resolver los grandes problemas de Venezuela, especialmente ante la cercanĆa de unas elecciones presidenciales que el mundo ve como la gran oportunidad de salir de la crisis. TIEMPO MUERTO Han transcurrido 61 dĆas desde la firma y Venezuela no ha percibido ningĆŗn beneficio de ello. Pero la realidad bajo cuerda es incluso mĆ”s desalentadora, pues los avances son tan minĆŗsculos que auguran mĆ”s meses de espera antes de que esa ayuda llegue a alguna de las millones de personas que viven en pobreza extrema. El jefe negociador de la oposición, Gerardo Blyde, dijo en una rueda de prensa que hay "mucho trabajo por hacer", por lo que pidió al oficialismo "arremangarse la camisa" y "volver a la mesa", en vez de poner ultimĆ”tum sobre la continuidad de las negociaciones en vista del retraso, algo que el antichavismo reconoce que existe. TodavĆa, remarcó el antichavista, es necesario "terminar de identificar" las riquezas venezolanas congeladas en el exterior que prevĆ©n usar para este fondo, un mecanismo que no ha sido ni siquiera creado pese a las numerosas reuniones de las Ćŗltimas semanas. Una fuente ligada a estas conversaciones -que pidió permanecer en el anonimato- explicó a EFE que el retraso se debe a inasistencias por parte de representantes del Ejecutivo a algunas reuniones, la incapacidad de la oposición para acelerar los trĆ”mites en el exterior y a la amplia burocracia de la ONU. Mientras tanto, el paĆs solo sabe que lo acordado no avanza y, si solo se escucha al jefe negociador del oficialismo, Jorge RodrĆguez, que esto es "por culpa" de la oposición. "No hay ninguna razón" para continuar con la negociación "si no se cumple con la devolución" del dinero "robado", dijo el chavista, presidente del Parlamento y negociador plenipotenciario en estas gestiones. DETRĆS DE CĆMARAS Pero cuando no hay micrófonos encendidos, la estridencia desaparece y es allĆ cuando actores como Noruega -el mediador de este proceso- y la ONU buscan acercar posiciones y reanudar los trĆ”mites, todos en etapas "muy incipientes", aseguró a EFE un negociador que, "por cuidar el diĆ”logo", pidió no ser identificado. Otra persona que participa en las reuniones tĆ©cnicas detalló que las Ć”reas de trabajo identificadas para la canalización de estos recursos avanzan con disparidad. Por ejemplo, el equipo que aborda asuntos de salud y atención a la niƱez muestra mayores avances que los alcanzados en materia de gestión de riesgo y desastres. El plan incluye, entre otras tareas, reparar 2.300 escuelas y 14 hospitales, aumentar la generación elĆ©ctrica, mejorar la inmunización, asegurar los tratamientos a 60.000 personas con cĆ”ncer y otras miles con VIH/Sida, asĆ como apoyar a algunas de las 26.000 familias que se vieron afectadas por las lluvias en 2022. Nada de esto tiene fecha de materialización y nadie se atreve a estimar cuĆ”nto tiempo pasarĆ” antes de que algo de ese plan se haga realidad, lo que alimenta las especulaciones sobre el limbo en el que entraron las conversaciones. En paralelo, el Gobierno ha dado pistas sobre un posible adelanto de las presidenciales para este aƱo o sobre la creación de un nuevo organismo electoral, temas que no han sido tratados todavĆa en la mesa, segĆŗn la oposición. De cualquier forma, el centro de estas negociaciones siempre ha sido escoger un nuevo jefe de Estado en elecciones avaladas por la comunidad internacional para poner fin a la crisis de legitimidad que comenzó en 2019. Esa meta se presagia, todavĆa, difusa. (c) Agencia EFE