Inclusión de mujeres y personas LGBTQ+: los principales pedidos del amplio documento vaticano para el próximo sínodo de obispos
ROMA.- Mayor participación de las mujeres en la vida de la Iglesia católica; ordenación de hombres casados; autocrítica por el escándalo de los abusos sexuales, de poder, de conciencia, económicos e institucionales, considerados “una herida abierta”; inclusión de quienes no se sienten aceptados, como los divorciados vueltos a casar y personas LGBTQ+; revisión de la función de los obispos, incluso del primado del obispo de Roma; descentralización; revisión de estructuras; de la formación; un nuevo lenguaje para poder transmitir mejor el Evangelio; una renovada opción preferencial por jóvenes, pobres, migrantes y refugiados.
Son sólo algunos de los varios temas, más que sensibles y delicados, que aparecen en las 50 páginas del Intrumentum Laboris (IL), el documento de trabajo difundido hoy por el Vaticano, que servirá como base de las discusiones del próximo sínodo de obispos, titulado “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”. La asamblea tendrá lugar en octubre próximo en una primera sesión y en octubre de 2024, una segunda.
Se trata de la gran apuesta de esta fase del pontificado de Francisco, algo que queda claro al leer este documento de trabajo que implica un audaz replanteamiento de los grandes temas de la Iglesia católica, sin tapujos y escuchando “el Espíritu de los tiempos”. Sínodo, término que proviene del griego, significa “caminar juntos”.
El IL fue el resultado de una amplia consulta y escucha realizada en el último año y medio a nivel diocesano, episcopal y continental. “No es un documento del Magisterio de la Iglesia”, sino que “articula algunas de las prioridades surgidas de la escucha del pueblo de Dios, pero no como afirmaciones o posturas, sino como preguntas dirigidas a la asamblea sinodal”, explica.
El Papa, que más de una vez dijo que un sínodo de obispos no es un Parlamento, sino otra cosa totalmente distinta, espiritual y que durante su pontificado ya convocó a tres sínodos –sobre la familia, los jóvenes y la Amazonía-, esta vez y luego de reclamos en ese sentido, decidió incluir en la asamblea a 70 “miembros no obispos”, entre los cuales una mitad de mujeres, que por primera vez tendrán derecho a voto.
Como son muchísimos los temas que surgieron en la consulta que se realizó a nivel planetario en el último año y medio, el IL destaca que no habrá conclusiones al final de la primera sesión, de octubre próximo, sino que estas recién llegarán al finalizar la segunda, en octubre de 2024.
“¿Cómo puede la Iglesia de nuestro tiempo cumplir mejor su misión mediante un mayor reconocimiento y promoción de la dignidad bautismal de las mujeres?”, es una de las centenares de preguntas que aparecen en el documento. “La mayor parte de las Asambleas continentales y las síntesis de numerosas Conferencias episcopales piden que se considere de nuevo la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado. ¿Es posible plantearlo y en qué modo?”, plantea otra.
Ordenación de hombres casados
Aunque fue un tema ya discutido y al momento descartado por Francisco en el sínodo sobre la Amazonía, en el IL también aparece una pregunta sobre la ordenación de hombres casados, tema que dividió como nunca a progresistas y conservadores, que temen con esa apertura el fin de la regla del celibato. “¿Es posible, como proponen algunos continentes, abrir una reflexión sobre la posibilidad de revisar, al menos en algunas áreas, la disciplina sobre el acceso al presbiterado por parte de hombres casados?”, puede leerse.
Aunque sería errado limitar a lo anterior el denso y variado contenido del IL, un documento que se abre al replanteamiento de otras grandes cuestiones. Para mencionar algunas, la función de los obispos, su formación y la de sacerdotes y seminaristas, en clave sinodal, la renovación de “estructuras de gobierno”, del lenguaje utilizado por la Iglesia, del derecho canónico y hasta la necesidad de una “sana descentralización”.
Entre los variados temas, el IL hasta pone en discusión el rol del mismo Papa: “¿Cómo deben evolucionar, en una Iglesia sinodal, el papel del obispo de Roma y el ejercicio del primado?”.
Ahora conferencia de prensa de presentación del Instrumentum Laboris para el Sinodo sobre Sinodalidad de octubre próximo con @GrechMario @cardinal_jch @Synod_va y el padre jesuita Giacomo Costa pic.twitter.com/wbNc9hgVSP
— Elisabetta Piqué (@bettapique) June 20, 2023
En una conferencia de prensa, el cardenal maltés Mario Grech, secretario general de la secretaría del Sínodo, explicó que el IL “es un texto en el que no falta la voz de nadie”, fruto de un proceso de escucha sin precedente. “La mayor preocupación fue respetar siempre lo que surgía de las consultas”, indicó, al rechazar tajantemente que suponga conclusiones prefabricadas.
“Se trata de respetar lo que nos dice el Pueblo de Dios y el Espíritu Santo. Sé que muchos no comprenden o subestiman, sosteniendo que el Pueblo de Dios no puede aportar, pero para mí esto es un insulto grave. La experiencia vivida demostró lo contrario, con un aporte vivo y profundo”, dijo, al subrayar, por otro lado, que “no hay que temer que la escucha del Pueblo de Dios haya comprometido la función pastoral de los obispos”.
“Al contrario”, puntualizó Grech.
Consciente de las críticas que este proceso sinodal, abierto a todos, recibió de los sectores más conservadores, que no lo comprenden y que temen cambios dramáticos de doctrina, Grech también contó que “en estos dos años me reuní con obispos que antes eran escépticos, pero que después admitieron haber encontrado un tesoro inestimable”.
El cardenal luxemburgués Jean-Claude Hollerich, relator general del sínodo, jesuita como el papa Francisco, a su turno destacó que el verdadero protagonista del sínodo es el Espíritu Santo. “Tratando de caminar juntos hemos experimentado un nuevo arte de caminar liderado por el Espíritu”, dijo, al explicar que en este proceso se utilizó y fue fundamental el “método de conversación con el Espíritu”, típico de los jesuitas.
Además, al precisar que el IL no da respuestas sino que meramente plantea preguntas, comparó el texto con un libro de cocina. “Los chefs reciben el libro junto a algunos ingredientes: ¿su misión es poner los diversos ingredientes juntos para satisfacer a los diferentes paladares? Un objetivo imposible, uno puede pensar... si detrás no estuviera el Espíritu Santo guiándonos para encontrar una nueva armonía de comidas”, dijo.
En este marco, el sacerdote jesuita italiano, Giacomo Costa, consultor de la secretaría general del sínodo, subrayó que durante el último año y medio de consultas, el método de “conversación con el Espíritu” –que por primera vez será utilizado en la asamblea y que implica antes de abrir las discusiones, rezar juntos- demostró que era capaz de abrir “espacios” de conversación sobre temáticas controvertidas y divisivas. “La conversación en el Espíritu nos ofrece una alternativa a las polarizaciones”, aseguró.
Los dos cardenales presentes, cercanos a la visión de Iglesia de Francisco, ante una pregunta sobre si el sínodo implicará cambios en cuanto a las enseñanzas de la Iglesia hacia personas LGBTQ+ o divorciadas vueltas a casar, aseguraron que no.
“Estamos hablando de preguntas. Habrá quienes querrán caminar con nosotros y quienes no. Nosotros no hablamos de enseñanzas de la Iglesia, no es nuestro objetivo, sino que solo hablamos de darle la bienvenida a todos los que quieran caminar con nosotros, que es algo distinto”, dijo el cardenal Hollerich.
“No olviden que el tema central es sinodalidad y misión. La necesidad de un Iglesia sinodal, que pueda anunciar el Evangelio a todos, a los heridos, a los pecadores. Queremos crear espacios para darle la bienvenida a todos. Dejemos los juicios en manos al Señor, nosotros debemos ayudar a la gente a encontrar a Jesús, no a juzgar”, le hizo eco Grech. “El objetivo del proceso sinodal es ayudar a la Iglesia a conocerse mejor y unirnos más, no dividirnos entre conservadores y progresistas”, agregó.
Ante otra pregunta acerca si las decenas y decenas de preguntas que aparecen en el texto serán contestadas en forma decisiva, Costa explicó que los cerca de 300 miembros del sínodo decidirán cuáles preguntas abordar y cuáles no. “Se trata de discernimiento”, sumó Hollerich, que explicó que podrán incluso surgir otras preguntas durante la asamblea “porque tenemos que mantenernos abiertos al Espíritu” y porque “un sínodo es un acto de servicio de amor a la Iglesia”.