Los incendios forestales se van a disparar y los gobiernos no se están preparando
El calentamiento global nos dirige inexorablemente a un incremento de la cantidad y la intensidad de los incendios forestales. En apenas unos años hemos vivido tres de las peores temporadas de incendios de la historia, un hecho sin precedentes que ha llevado el fuego a todos los rincones del planeta. Las olas de calor, las condiciones de sequía y la reducción de la humedad del suelo son solo tres elementos que han desembocado en poderosos incendios en Australia, en el oeste de los Estados Unidos, en la cuenca del Mediterráneo y hasta en el Ártico. Los últimos años no tienen precedentes en el registro histórico, y aun así, todo indica que solo es un aperitivo de lo que está por llegar.
La Organización de Naciones Unidas, mediante su Programa para el Medio Ambiente (PNUMA) acaba de publicar un informe demoledor sobre el panorama que está por llegar en las próximas décadas:
"Para fines de siglo, es probable que aumente entre un 31 y un 57 por ciento la probabilidad de que, en cualquier año, se produzcan incendios forestales similares al Verano Negro 2019-2020 de Australia o los enormes incendios del Ártico en 2020".
El estudio, titulado “Spreading like Wildfire: The Rising Threat of Extraordinary Landscape Fires” adelanta que el cambio climático y el cambio en el uso de la tierra harán que los incendios forestales sean más frecuentes e intensos, con un aumento global de incendios extremos de hasta el 14 % para 2030, el 30 % para fines de 2050. Este cambio radical en las condiciones tendrá además consecuencias en el patrón de comportamiento del fuego. Se propagará más rápido, alcanzará regiones que hoy consideramos poco amenazadas y su extinción se hará cada vez más difícil. El calentamiento del planeta está convirtiendo nuestros paisajes en terrenos yermos listos para arder, mientras vientos más cálidos y secos expanden y avivan las llamas.
¿Qué tenemos para hacer frente a este amenazante futuro? Siendo sinceros, poco y mal organizado.
El primer consejo (y posiblemente el más importante) que ofrece el informe de Naciones Unidas está dirigido a todos los gobiernos y es claro y directo: “Estudie y audite sus presupuestos totales destinados a incendios forestales e invierta en planificación, en prevención y en recuperación… no solo en respuesta”.
La mayoría de países del mundo no han realizado una evaluación correcta y lo habitual es que la partida más importante de sus presupuestos destinados a incendios esté dirigida a la respuesta. Casi el 60% de los recursos que los gobiernos destinan a esta cuestión es para apagar el incendio una vez que ya se ha iniciado, mientras que otras tareas como la planificación y la prevención apenas reciben un 0,2% del presupuesto total para incendios forestales.
Pues aquí vienen las malas noticias: los incendios cada vez van a ser más difíciles de extinguir, debemos incrementar nuestros recursos y dirigirlos a evitarlos o, al menos, reducir su alcance. Si las condiciones medioambientales están cambiando el patrón del fuego, nosotros debemos adaptarnos y modificar de manera significativa nuestra perspectiva actual.
“Con demasiada frecuencia, nuestra respuesta es tardía, costosa y posterior al incendio, Muchos países sufren de una falta crónica de inversión en planificación y prevención. Este informe deja claro que el verdadero costo de los incendios forestales (financiero, social y ambiental) se extiende durante días, semanas e incluso años después de que las llamas se apagan […] Debemos trabajar con la naturaleza, las comunidades, aprovechar conocimiento local, e invertir dinero y capital político en reducir la probabilidad de que los incendios forestales se inicien”.