El implacable declive de la base de Trump

A medida que la población de votantes blancos sin títulos universitarios continúa disminuyendo, estas gráficas muestran cómo la demografía no está del lado del presidente Donald Trump en estas elecciones.
A medida que la población de votantes blancos sin títulos universitarios continúa disminuyendo, estas gráficas muestran cómo la demografía no está del lado del presidente Donald Trump en estas elecciones.

En 2016, Donald Trump desconcertó las encuestas en parte al generar un nivel inesperado de entusiasmo y participación en un grupo que se había vuelto cada vez más apático en las elecciones: votantes blancos sin títulos universitarios.

Pero en 2020, Trump y Joe Biden enfrentan a un electorado que ha cambiado de manera drástica. El grupo de votantes blancos sin educación universitaria —que le dieron a Trump el margen justo para ganar las elecciones en 2016— ha estado en un declive a largo plazo, mientras que tanto los votantes blancos con educación universitaria como los de grupos minoritarios han venido aumentando de forma constante.

Este declive, un glaciar demográfico impulsado en gran parte por el envejecimiento, ha continuado desde 2016. El número de blancos estadounidenses sin títulos universitarios en edad de votar se ha reducido más de 5 millones en los últimos cuatro años, mientras que el número de votantes blancos con educación universitaria y aquellos pertenecientes a minorías ha crecido de forma colectiva más de 13 millones durante el mismo periodo. En los estados pendulares clave, los cambios superan con creces los estrechos márgenes de Trump en 2016.

Los líderes de su campaña están apostando a que una movilización de base de dos años de duración que ha generado un número significativo de registros de votantes supere la desventaja demográfica y las encuestas, otra vez.

“Como una clara muestra de apoyo a las políticas del presidente, los estadounidenses se están registrando como republicanos con un presidente republicano en el cargo”, dijo Samantha Zager, portavoz de la campaña de Trump. “Y esos importantes aumentos en el registro de votantes demuestran que el presidente Trump está expandiendo su base y, como resultado, ganará cuatro años más en la Casa Blanca”.

Sin duda, estos votantes blancos sin educación universitaria continúan demostrando entusiasmo por Trump y los republicanos, no solo en las encuestas de popularidad que se han mantenido notablemente estables durante cuatro años, sino también en las urnas de votación en 2018.

Hace dos años, incluso sin el nombre del presidente en la boleta electoral, los votantes blancos sin títulos universitarios acudieron a las urnas en números que no se habían visto en unas elecciones intermedias en décadas.

A medida que la población de votantes blancos sin títulos universitarios continúa disminuyendo, estas gráficas muestran cómo la demografía no está del lado del presidente Donald Trump en estas elecciones.
A medida que la población de votantes blancos sin títulos universitarios continúa disminuyendo, estas gráficas muestran cómo la demografía no está del lado del presidente Donald Trump en estas elecciones.

El presidente ha mostrado poco interés en expandir su llamado más allá de esa base y su campaña ha estado trabajando en una estrategia para encontrar más votantes de este tipo.

“Durante todo su mandato, Trump ha hecho muy pocos intentos por acercarse a nuevos tipos de votantes y ampliar su coalición”, dijo Larry J. Sabato, director del Centro de Políticas de la Universidad de Virginia. “Ha intentado expandir la base de Trump que emite votos, y podrían sustituir al grupo cada vez más reducido de obreros blancos”.

En algunos estados clave como Pensilvania y Florida, los nuevos registros de votantes republicanos han superado a los nuevos de los demócratas.

“La combinación de la personalidad y el estilo del presidente con los desafíos demográficos deja un margen de error muy reducido”, afirmó Ken Spain, estratega republicano. “Aumentar el registro e impulsar la participación es su única jugada en esta etapa. Y eso significa que volvería a desafiar las encuestas”.

Sin embargo, Trump parece haber generado un entusiasmo compensatorio entre los votantes blancos con estudios universitarios y los votantes pertenecientes a grupos minoritarios. La participación de ambos grupos también se disparó en 2018.

El resultado fue la “ola azul” de 2018 en la que los demócratas tomaron el control de la Cámara de Representantes.

“Vimos una actuación heroica de estos grupos en declive en 2016”, dijo Ruy Teixeira, miembro principal del Center for American Progress, un centro de investigación liberal, refiriéndose a la base de Trump.

En 2018, otros grupos cerraron esa brecha de entusiasmo. Si eso vuelve a suceder, la ventaja de Trump disminuiría. “Si no logra replicar la ventaja relativa de participación que tuvo en 2016, ¿qué le queda?”, dijo Teixeira. “Trump tiene un barco demográfico que se está hundiendo y podría terminar hundiéndose con él”.

Esta división demográfica se ha convertido en un indicador de la preferencia política: una coalición de Trump de votantes blancos sin títulos universitarios y una coalición de Biden de votantes blancos con educación universitaria —especialmente mujeres— y votantes de grupos minoritarios.

Cambios en los estados indecisos

Si Trump quiere conseguir nuevos votantes, hay muchos en los estados indecisos, que siguen siendo bastiones de electores blancos sin educación universitaria. Sin embargo, la mayoría de estos estados también ha experimentado los mismos cambios en el electorado que el país en su conjunto.

Y en comparación con los estrechos márgenes de Trump en 2016 en algunos de estos estados, los cambios demográficos desde entonces son como un tsunami, en especial en estados críticos como Pensilvania, Wisconsin y Míchigan.

Las recientes dificultades relacionadas con la pandemia para llegar a encuestados mediante el censo podrían estar exagerando la población blanca actual, según Jeffrey Passel, demógrafo líder del Centro de Investigaciones Pew. “Se podría estar subestimando el cambio”, dijo, especialmente para los hispanos y otras personas de color.

El impacto de la edad

Los cambios demográficos son impulsados en gran medida por el envejecimiento: el grupo de personas blancas sin educación universitaria es más viejo y se está reduciendo constantemente a medida que mueren sus miembros. La coalición de Biden es más joven y está llegando a la edad necesaria para votar.

Por lo tanto, los cambios están presentes en su mayoría en los márgenes: aquellos que pertenecen a las generaciones silenciosas de mayor edad están siendo remplazados por votantes más jóvenes de la generación Z que tienden a tener una mejor educación, más de ellos son hispanos y en general son más liberales. Los “baby boomers”, la generación X y los milénials representarán aproximadamente la misma proporción del electorado en 2020 que en 2016.

La buena noticia para Trump es que los votantes jóvenes son votantes mucho menos confiables; su tasa de participación estuvo 15 puntos por debajo del promedio en 2016. Y aunque la generación silenciosa no lo ha favorecido recientemente en las encuestas, su declive en la población votante tal vez no lo perjudique tanto.

Más allá de 2020, estas tendencias presagian un mayor fortalecimiento de los grupos minoritarios y de blancos con educación universitaria a expensas de los votantes blancos sin títulos universitarios.

“Con el tiempo, estos cambios subyacentes serán realmente poderosos”, dijo Teixeira, “y quizás sugieran que deshacerse de Trump quizá no sea suficiente para que los republicanos corrijan su rumbo”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company