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"Imagina a tus propios hijos allí": niños migrantes retenidos en condiciones inhumanas en centros de EEUU

A medida que salen a la luz nuevos informes sobre las condiciones inhumanas de los centros de detención de inmigrantes del gobierno de EEUU, el movimiento para etiquetarlos como “campos de concentración” gana fuerza con el respaldo de un periódico importante.

La doctora Dolly Lucio Sevier y un grupo de abogados visitaron las instalaciones fronterizas en dos ciudades de Texas: McAllen y Clint. En una evaluación que obtuvo ABC News, Lucio Sevier escribió que “las condiciones en las que están recluidas esas personas podrían compararse con las de una instalación de tortura”. A Lucio Sevier le permitieron acceder luego de que los abogados expresaran su preocupación por un brote de gripe en las instalaciones de McAllen.

Inmigrantes que cruzaron la frontera de manera ilegal tras ser detenidos por agentes de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos en una cárcel en el Centro de Procesamiento Central en McAllen, Texas, el 17 de junio de 2018. (Foto: Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos/Handout/Agencia Anadolu/Getty Images)
Inmigrantes que cruzaron la frontera de manera ilegal tras ser detenidos por agentes de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos en una cárcel en el Centro de Procesamiento Central en McAllen, Texas, el 17 de junio de 2018. (Foto: Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos/Handout/Agencia Anadolu/Getty Images)

Lucio Sevier escribió sobre las condiciones: “hay temperaturas bajas extremas y las luces se mantienen encendidas durante las 24 horas del día, no tienen un acceso adecuado a la atención médica, a la higiene básica, al agua o los alimentos” y agregó que los adolescentes dijeron no tener acceso a los lavabos. Las madres con bebés aseguraron que los campamentos carecían de espacios para lavar los biberones. Lucio Sevier dijo que las condiciones eran “propicias para propagar una enfermedad de manera intencional”.

“Me pareció que era un lugar sin control ni ley”, dijo Lucio Sevier en una entrevista concedida a la ABC News. “Quiero decir, imagina a tus propios hijos allí. No puedo imaginar que mi hijo esté allí y no esté destrozado”.

Veronica Escobar, la representante de El Paso, en Texas dijo que el gobierno había trasladado a la mayoría de los niños de las instalaciones de Clint. Sin embargo, no se sabe a dónde les llevaron, y 100 de ellos han sido incluso devueltos.

El presidente Trump ha afirmado que continúa con la política de separación familiar iniciada por el expresidente Barack Obama, pero en realidad no es cierto. La administración de Obama dividió a algunas familias pero no contaba con una política para hacerlo. Las separaciones predeterminadas comenzaron con la declaración de la política de “tolerancia cero” en abril de 2018, según la cual cualquier migrante que cruce la frontera ilegalmente será remitido a un proceso penal.

En entrevistas concedidas a la CNN y NPR, el exsecretario de Seguridad Nacional y jefe de personal de la Casa Blanca, John Kelly, dijo que consideraba la separación familiar como un “factor disuasivo” para la inmigración y que los niños serían atendidos al “ser colocados en hogares de adopción o donde fuese”.

Muchos de los inmigrantes huyen del peligro que representan sus países de origen en América Central y solicitan asilo en Estados Unidos, según lo previsto en el derecho internacional y la propia ley estadounidense.

Jerry Martínez protesta por la detención de niños inmigrantes indocumentados frente a un centro de procesamiento de la Patrulla Fronteriza en McAllen, Texas, el 25 de junio de 2018. (Foto: Loren Elliott/Reuters)
Jerry Martínez protesta por la detención de niños inmigrantes indocumentados frente a un centro de procesamiento de la Patrulla Fronteriza en McAllen, Texas, el 25 de junio de 2018. (Foto: Loren Elliott/Reuters)

El informe de Lucio Sevier es la última historia de terror sobre las instalaciones de detención. La semana pasada, Associated Press informó que los abogados de inmigración revelaron que en una instalación fronteriza los niños mayores se encargan del cuidado de los más pequeños, de manera que un niño de 4 años puede bajo el cuidado de un niño de 8 años.

“En mis 22 años de visitas a niños detenidos nunca he oído hablar de este nivel de inhumanidad”, dijo en una entrevista concedida a AP, Holly Cooper, quien co-dirige la Clínica de Derecho de Inmigración de Davis, en la Universidad de California, y representa a jóvenes detenidos.

Warren Binford, uno de los abogados que visitó la instalación de Clint la semana pasada, le reveló al New Yorker que había aproximadamente 350 niños en un centro construido para acoger a 104. Muchos de los niños que permanecían allí le dijeron a Binford que apenas se habían duchado o cepillado los dientes.

“Son peores que las condiciones reales de una prisión”, dijo Binford en una entrevista concedida a NPR. “Es inhumano. No imaginé nunca ver algo así en los Estados Unidos de América. Y por eso hemos acudido a la prensa. Nunca acudimos a los medios de comunicación para hablar sobre nuestras visitas. Sin embargo, después del segundo día de entrevistas con estos niños llamamos a los abogados que están a cargo del caso. Y debido a las condiciones extremas que vimos allí, nos dieron permiso para hablar con los medios porque los niños se están muriendo en la frontera en estos centros”.

La semana pasada, el HuffPost informó que en las instalaciones de McAllen había cuatro niños tan enfermos que los abogados exigieron que les hospitalizaran. Según su informe:

El viernes, los abogados de inmigración le revelaron al HuffPost que los niños, todos menores de 3 años con madres o tutores adolescentes, tenían fiebre, tos, vómitos y diarrea. Algunos de los niños pequeños y bebés se negaban a comer o beber. Los ojos de una niña de 2 años se pusieron en blanco, estaba “completamente inconsciente” y cojeaba, según Toby Gialluca, un abogado con sede en Florida.

La organización Human Rights Watch informó en febrero de 2018 sobre lo que denominó “condiciones abusivas” para las mujeres y niños en las Oficinas de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos. El documento de HRW de febrero reportó inquietudes similares a las documentadas en muchos de los informes más recientes, desde tener que dormir en el suelo con pocas mantas en celdas congeladas hasta la falta de acceso al jabón, el dentífrico o los cepillos de dientes. Una inspección realizada por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) encontró “violaciones graves en las normas de detención”, desde la existencia de alimentos caducados y cuerdas en las celdas hasta baños que estaban “en mal estado y mohosos”. El DHS también advirtió sobre el “hacinamiento peligroso”, que incluye a “detenidos que se colocan en los inodoros en las celdas para tener espacio y poder respirar, lo que obviamente limita el acceso a los váteres”.

Según la NBC News, al menos siete niños han muerto bajo custodia de inmigración durante el último año.

El comisionado interino de Aduanas y Protección Fronteriza, John Sanders, reconoció en una entrevista con AP que los niños necesitaban una mejor atención médica e instó al Congreso a aprobar un paquete de fondos de emergencia por 3 mil millones de dólares para el cuidado de los niños que no tienen familia. Trump y el vicepresidente Mike Pence culpan al Congreso por dichas condiciones.

Según Sanders, la agencia considera que la capacidad de las instalaciones es de 4 000 personas, pero actualmente están acogiendo a 15 000.

La abogada del Departamento de Justicia, Sarah Fabian, argumentó la semana pasada ante la Corte de Apelaciones de Estados Unidos que los cepillos de dientes, el jabón y las mantas “pueden formar” parte de la definición de “seguro e higiénico” según lo establecido por el Acuerdo Flores de 1997, un convenio que dicta el tratamiento que se debe dar a los niños inmigrantes.

Las horribles condiciones de las instalaciones que han salido a la luz han generado una guerra por la semántica para referirse a dichos centros. La representante Alexandria Ocasio-Cortez fue criticada por referirse a los centros de detención como campos de concentración, un término que aunque tiene un significado diferente se suele relacionar con los campos de exterminio nazis.

“Para los republicanos que critican y no conocen la diferencia: los campos de concentración no son lo mismo que los campos de la muerte”, escribió en Twitter Ocasio-Cortez. “Los expertos consideran que los campos de concentración son ‘centros de detención masiva de civiles que no han sido sometidos a juicio’. Y eso es exactamente lo que está haciendo esta administración”.

Dalila Reynoso protesta por la detención de niños inmigrantes indocumentados frente a un centro de procesamiento de la Patrulla Fronteriza en McAllen, Texas, el 25 de junio de 2018. (Foto: Loren Elliott/Reuters)
Dalila Reynoso protesta por la detención de niños inmigrantes indocumentados frente a un centro de procesamiento de la Patrulla Fronteriza en McAllen, Texas, el 25 de junio de 2018. (Foto: Loren Elliott/Reuters)

Los expertos coinciden con ese criterio.

“Tenemos lo que se llamaría un sistema de campos de concentración”, le dijo a Esquire Andrea Pitzer, autora de “One Long Night: A Global History of Concentration Camps” (“Una larga noche: Una historia global de los campos de concentración”).

“Lo que se necesita es un poco de desmitificación”, comentó en el mismo artículo Waitman Wade Beorn, historiador sobre el genocidio y el holocausto en la Universidad de Virginia. “Puedes tener un campo de concentración sin que sea Dachau o Auschwitz. Los campos de concentración siempre han sido diseñados, en el nivel más básico, para separar a un grupo de personas de otro. Por lo general, debido a que el grupo mayoritario, o los creadores del campamento, consideran que las personas que ponen en él son peligrosas o indeseables de alguna manera”.

El domingo, el Salt Lake Tribune coincidió con este criterio a través de su página editorial, concordando con la evaluación de que las instalaciones eran campos de concentración.

“Sí, tenemos campos de concentración”, declaró el comité editorial del periódico. “No son campos de trabajo. No son campos de exterminio. Al menos no es el objetivo. Nuestro gobierno no está construyendo cámaras de gas masivas y crematorios industriales. No está llevando a cabo experimentos médicos sobre enfermedades en miembros de una clase desfavorecida. Pero eso no significa que los lugares en los que estamos reuniendo a decenas de miles de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo no se llamen adecuadamente campos de concentración. Porque eso es precisamente lo que son”.

Los campos de concentración son anteriores a la Alemania nazi y fueron empleados por oficiales coloniales españoles en Cuba durante la guerra por la independencia a fines del siglo XIX y por los británicos en Sudáfrica durante la guerra de los Bóeres de principios de siglo. Estados Unidos también alojó a japoneses-estadounidenses, incluidos ciudadanos nacidos en el propio Estados Unidos, en campamentos alrededor de Occidente después del ataque a Pearl Harbor.

Ocasio-Cortez señaló que la semana pasada, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos anunció que Fort Sill, una base del Ejército en Oklahoma, que se utilizó para internar a los estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial, se utilizará para detener a unos 1 400 niños hasta que puedan ser entregados a un familiar adulto.

Christopher Wilson