La huida más extrema de una niña de 3 años por la guerra
Desde que el pasado 24 de febrero comenzó la invasión de Ucrania por parte de Rusia, hemos visto multitud de imágenes de niños huyendo de las bombas y buscando refugio seguro ya sea de la mano o en brazos de sus madres, acompañados de otros seres queridos e incluso en solitario. Cada uno de ellos con un drama y una historia detrás y algunos tan pequeños que aún no son conscientes de lo que realmente está pasando, pero que quedarán marcados para el resto de sus vidas.
Una de esas niñas que ha tenido que dejarlo todo para escapar de la guerra es Karolina Tkachenko, de apenas tres años. Vivía junto a sus padres en una aldea cercana a Brovary, una ciudad situada a 20 kilómetros al este de Kiev que ha sido recuperada por las fuerzas ucranianas.
La pequeña, vestida con un abrigo azul y un gorro rosa, tuvo que caminar durante una hora junto a sus padres por un campo repleto de vehículos blindados que habían sido quemados y abandonados por las tropas rusas, pero para escapar definitivamente del horror el último obstáculo era una tubería de gas tambaleante de unos 50 metros de largo situada tres metros por encima de un río.
La familia encontró la ayuda de unos soldados ucranianos que se encontraban en el lugar. Uno de ellos agarró primero a la niña y cruzó con ella en brazos sobre el oleoducto hasta entregársela a sus compañeros, que esperaban al otro lado del río.
Ese mismo soldado volvió después a por la madre de la pequeña, Karina, de 21 años, que cruzó la tubería agarrándose a las correas del militar para mantener el equilibrio.
Al llegar al otro lado, corrió hacia su hija y la abrazó sin poder disimular su alegría entre tanto horror.
Poco después el padre cruzó también la tubería acompañado de otro soldado y cargando consigo a la mascota de la familia, un perro al que no han querido abandonar.
Este oleoducto es la única salida para la mayoría de la gente que huye de las aldeas cercanas a Brovary. “Simplemente no hay otra opción”, dice a AFP Andriy, el soldado de 36 años que llevó en brazos a Karolina. “La niña está bien. Ayer había un niño que también estaba tranquilo, no lloraba”.
Pese a que la zona ha sido recuperada por Ucrania, aún hay tropas rusas en pueblos cercanos y continúan las batallas. Además, las localidades se encuentran prácticamente destruidas. “Oímos tiroteos, escuchamos todos los ruidos”, dice Karina. “Las tiendas están cerradas, no hay entrega de suministros. El puente también está volado, no podemos ir a comprar comestibles por allí”.
La familia contó con la ayuda de unos amigos para escapar de su aldea y ahora se irán a vivir a otro pueblo ucraniano con parientes del padre. “Espero que todo esto termine pronto y poder volver a mi trabajo”, dice la mujer.
Por la zona donde han huido se han producido importantes batallas y aún se advierten los restos de las mismas, con vehículos carbonizados, uniformes militares o equipos eléctricos abandonados. Las tropas de Vladimir Putin han abandonado el lugar, pero las de Ucrania se mantienen allí en una red de trincheras que han construido para hacer guardia por si vuelven los ataques.
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