El huevo, la gallina y el diálogo imposible

undefined
undefined

En el ultimo año, en medio de la discusión (eterna, acalorada y cada vez más violenta) sobre la guerra entre Israel y el eje proxy iraní (léase Hamas en Gaza, los Houtíes en Yemen y Hezbollah en Líbano), la conversación acaba siempre en “pero a ver… quién pegó primero”.

Como si hurgar en los anales de la historia hicieran alguna diferencia en el presente, y sobre todo, en el futuro de Israel y Gaza.

Quién llegó primero. Quién agredió primero. Quién hizo porque le hicieron. Quién reaccionó a lo que hizo el otro. El eterno cuento del huevo y la gallina.

Y critico esta dinámica no porque no sea importante conocer la historia, sino porque la respuesta a estas preguntas es absolutamente relativa. Según del lado del conflicto en que estés, es la cronología que cuentas y las culpas que asignas.

Podría yo aquí tratar de convencerlos de que la Tierra Santa siempre ha sido judía y del derecho inequívoco de Israel a existir y a defenderse. Explicación digna, dirían algunos; “lavarte las manos”, dirían otros. Los que están de acuerdo conmigo, me aplaudirían y compartirían este texto; los que no, me tacharían de propagandista sionista y dejarían de leer.

En este conflicto no hay puntos medios.

Si googleas “conflicto Israel-Palestina perspectiva israelí”, obtienes millones de resultados; si googleas “conflicto Israel-Palestina perspectiva palestina”, encuentras otros tantos.  La discusión que se lleva a cabo hoy ya no es de datos, sino de adjetivos. Ya no es de verdades, sino de algoritmos en redes sociales. 

En un conflicto de tantos años no hay nadie impoluto. Nadie.

¿Cuándo empezó el conflicto? ¿En el 2000 a. C., en el 1000 a. C., en el 70 d. C., en 1898, en 1917, en 1948, en 1967, en el 2005? 1 ¿El 7 de octubre del 2023?

“Uyyy, Adina, me dice mi sobrino de 12 años, “si quieres encontrar cuándo empezó todo tienes que buscar cuando Abraham (el patriarca) separó a sus hijos (Isaac e Ismael)”. Sería remontarnos a la génesis de la creación. Literal.

Así que en vez de hablar de la fecha cuando empezó (texto que a nadie va a satisfacer), quisiera hablar de cuando el conflicto más antiguo del mundo se volvió casi-imposible de resolver.

1 de Febrero de 1979.

El día que el Ayatollah Khomeini regresó a Irán, despojó al Sha (que definitivamente no era monedita de oro… bueno, sí, tenía muchas monedas de oro) y empezó el auge del fundamentalismo islámico radical desde una teocracia cegada por la ley Sharia y con exceso de dinero.

Y ojo, no es que en antes del 79 las cosas fueran perfectas. Lejos de. Ya se habían librado cuatro guerras entre Israel y sus vecinos árabes; la liga árabe negaba completamente el derecho de Israel a existir; en el 67 Israel había anexado Gaza y Cisjordania; Septiembre Negro y la OLP ya existían, y la masacre de las Olimpiadas de Munich ya se había perpetrado.

Pero hasta el 1980 el conflicto era principalmente por territorio. Ideologizado, sin duda, pero por territorio. Y eso se hubiera resuelto eventualmente. No en balde Sadat y Begin firmaron la paz entre Israel y Egipto en 1980. El no reconocimiento de los países árabes de Israel tenía mucho que ver con un tema territorial y geopolítico (estábamos a la mitad de la Guerra Fría) que eventualmente se hubiera resuelto (ojo, me queda claro que el hubiera no existe).

Pero, al grito de la revolución islámica iraní de Allah, Qur’an, Khomeini, toda posibilidad de paz en Medio Oriente se malogró.

Entre más fanatismo (de ambos lados) se le mete al conflicto, más imposible se vuelve resolverlo.

El conflicto hoy en Israel no se puede entender sin el factor Irán, porque es la mano que mece la cuna… la mano que entierra los féretros.

En todo este año que he analizado personalmente este conflicto (porque llevo 51 años consciente de él), tanto en el lugar de los hechos como en extensas pláticas con expertos y personas de todas las posturas y religiones, este es el punto en donde todos están de acuerdo.

La jihad islámica está dispuesta a truncar todos los esfuerzos y tratados de paz, y a sacrificar no sólo a todos los israelíes y judíos (por apóstatas), también a todos los palestinos y musulmanes moderados en su lucha por el control del Medio Oriente y del mundo occidental.

Parafraseando a Leonard Cohen, first we take Ramallah, then we take Berlin.

Ahora, sería muy cobarde de mi parte sólo hablar de Irán y no dejar claras cuales son MIS verdades universales sobre este conflicto y asumir el debate y las críticas que conllevan.

Ahí van (momento de compartir el artículo o de dejar de leer).

Uno, repito: No hay impolutos. El gobierno israelí ha cometido enormes errores en el tema palestino, no sólo en la guerra, sino en los años anteriores al 7 de octubre.

Pero el nivel de horror y sadismo del 7 de octubre no se puede justificar con ningún argumento.

Dos, el dolor y la tragedia de las guerras, de todas las muertes que generan, de todos los lados, es avasallador.

Tres. El principal enemigo del pueblo palestino es Hamas, financiado ideológica y económicamente por Irán. El principal enemigo de los libaneses es Hezbollah, financiado por ¿quién creen? Irán.

A Hamas, que gobierna Gaza, no le interesa en lo más mínimo el bienestar del pueblo palestino, y repito que no exento al gobierno israelí de nada, pero es Hamas el que los ha puesto como carne de cañón. Construyendo túneles de muerte, desviando fondos, edificando cuarteles en escuelas y hospitales a costa de la seguridad del pueblo que dicen representar.

Para Hamas cada palestino muerto es un arma perfecta de propaganda ante la opinión pública.

Quienes desde Occidente dicen defender a Palestina (¿en qué ayuda a Gaza quemar un Starbucks en Paseo de la Reforma?), lo único que están pidiendo es perpetuar un régimen de dolor y muerte para los palestinos.

Los palestinos tienen el absoluto derecho de tener un Estado, pero con la responsabilidad que implica el no volverlo un espacio terrorista sino de bienestar para la población.

El 7 de octubre nunca fue un grito de resistencia para conseguir un Estado Palestino, fue un acto de horror planeado para empezar una guerra y desestabilizar cualquier posibilidad del proceso de paz.

Cuatro. Israel tiene el total derecho de existir y de defenderse. Es inverosímil que esto sea un tema de debate. No es un país perfecto (¿cuál lo es?), pero es una democracia funcional para 8 millones de judíos y 2 millones de árabes.

Los gritos de “Desde el Río hasta el Mar, Palestina libre será”, lo único correcto que tienen es que riman. Pragmáticamente ¿qué pretenden conseguir? ¿Correr a los judíos, druzos y cristianos que viven en Israel? ¿Dinamitar todo Tel Aviv?

Seis. La paz, como dijo Isaac Rabin, se hace con los enemigos. En algún momento (ESPERO) las posiciones de esquina van a tener que dar lugar, una vez más, a negociaciones de paz. Que, ESPERO, se puedan/quieran cumplir.

Y por último:

Hoy en torno a Gaza se libran dos guerras. La primera, la bélica, en donde ninguno de nosotros tenemos ningún control y, la segunda, la de la conversación publica que, a punta de polarización, todos estamos perdiendo.

Señal de los tiempos. Hoy es imposible cualquier debate civil y propositivo en torno a cualquier tema polémico.

El nivel de polarización, manipulación y violencia (en redes y en la vida real) ha llegado a niveles alarmantes a nivel mundial.

Por qué este conflicto en Israel genera mucho más atención que conflictos en Siria, Pakistan, China, Sudán. Por qué nadie se manifiesta en la embajada de China por el millón de uyghurs perseguidos. Por qué nadie demanda de Bashr El Asaad proporcionalidad en una guerra que ha cobrado más de medio millón de muertos. Por qué no hay campamentos en la UNAM por los decapitados en Guerrero.

Porque, nos guste aceptarlo o no, hay un tema vigente y escondido (o no tan escondido) de antisemitismo, que a veces se endulza artificialmente como anti-sionismo, pero que permea toda la discusión mundial en torno al conflicto. No jews, no news.

Hoy, en Israel y Palestina, el cuento no es el de que vino primero, si el huevo o la gallina; el cuento es el del huevo, la gallina y el sartén en el que todos nos estamos friendo.

* Adina Chelminsky escribió Ecos de Octubre, disponible de manera gratuita en ecosdeoctubre.com.

 

1 En orden cronológico: 2000 a. C. llega Abraham a la tierra de Canan; 1000 a. C., el primer rey judío (Samuel) en Judea; 70 d. C., expulsión de los judíos de la tierra de Judea; 1898, primer congreso sionista en Basilea; 1917, la declaración Balfour; 1948, decreto de partición de la ONU en dos estados (uno árabe y uno judío) y declaración de independencia del Estado de Israel; 1967, guerra de los Seis Días y conquista de los territorios de Gaza, Sinaí y Cisjordania; 2005, salida de Israel de Gaza; 7 de octubre del 2023, ataques de Hamas.