HPV: la enfermedad de transmisión sexual que podría generar un cáncer si no se la frena a tiempo

El HPV es la infección de transmisión sexual más común
El HPV es la infección de transmisión sexual más común

El virus del papiloma humano (VPH) es la infección de transmisión sexual más común. Hay cerca de 200 variantes de VPH, pero solo 14 de ellas, y en espacial la VPH16 y VPH18, son las de mayor riesgo oncogénico y las que tienen más probabilidades de derivar en un cáncer de ano, pene, vagina, vulva, orofaringe o, el más frecuente, el cáncer de cuello de útero.

Para prevenir una infección, es necesario mantener la profilaxis a la hora de tener relaciones sexuales. Sin embargo, los especialistas resaltan que la mejor manera de protegerse es aplicarse la vacuna contra el VPH, que en la Argentina es gratuita y obligatoria para todos los niños y niñas de 11 años.

“El contagio del VPH es sexual o de transmisión vertical de la madre al niño a través del pasaje por un canal de parto con condilomatosis. Durante el contacto sexual, el virus que está en las secreciones, en las superficies de la mucosa o del tejido afectado, penetra a través de zonas con microlastimaduras. Aunque, en un tejido sano e inmunológicamente fuerte, por más que el virus esté, no siempre va a contagiar”, explica Andrea Velazco, jefa de Patología Cervical del Servicio de Ginecología del Hospital Italiano.

En la Argentina, la vacuna contra el VPH es gratuita y obligatoria para todos los niños y niñas de 11 años
En la Argentina, la vacuna contra el VPH es gratuita y obligatoria para todos los niños y niñas de 11 años - Créditos: @BBC Mundo / Getty Images

Diego Kaen, oncólogo clínico, docente de la Universidad de La Rioja y vicepresidente de la Asociación Argentina de Oncología, indica que el 60% de los varones y mujeres en la Argentina van a contraer el virus en algún momento de su vida, pero casi el 85% se va a curar espontáneamente y en un 15% del total de los infectados el virus podría persistir y desencadenar un cáncer.

“Volaron todos por el aire”. Por qué 12 pasajeros resultaron heridos durante un vuelo entre Madrid y Buenos Aires

Una vez que se generó el contagio, la diferencia entre los VPH de bajo y alto riesgo oncogénico, es decir, los que tienen más o menos posibilidades de convertirse en un cáncer, variará según la capacidad del virus para persistir en el tejido y alterar sus células. La gran pregunta es cómo diferenciarlos y a qué síntomas hay que estar alertas.

¿Cuáles son los síntomas del VPH?

Velazco señala que la gran mayoría de los que contraen el VPH no presentan síntomas, pero que la manifestación clínica más frecuente son las verrugas en la zona genital, anal, la boca o la garganta.

“Si a una persona se le diagnostica una infección por VPH no se hace nada, pero sí se tratarán las enfermedades relacionadas. Por ejemplo, las verrugas se tratan, no por su potencial malignización, sino por la replicación viral, por la morbilidad que dan y la alteración anatómica que provocan. En cambio, cuando el virus genera una enfermedad preneoplásica, que podría ser una lesión escamosa intraepitelial de grado alto, esto significa que hay células de cuello uterino que son anormales o que podrían volverse cancerosas, el tratamiento va a consistir en la resección del tejido afectado, dejando al paciente sano, sin enfermedad VPH relacionada, aunque podría seguir teniendo el virus en el organismo y que este se vuelva a manifestar en el futuro”, detalla Velazco.

Existen test que pueden diagnosticar infección por virus de VPH, como también determinar si esa variante es, o no, de alto riesgo oncogénico. “Se podría hacer un test del ADN del VPH y quedarte solo con los pacientes que tengan un VPH con alto riesgo oncogénico. Pero es un test caro para usarlo de pesquisa, aunque en el primer mundo se utiliza. En nuestro país en general no contamos con esa herramienta y como método de control debemos hacer el Papanicolau (pap), que busca cambios en las células del cuello uterino”, indica Velazco.

El pap, si bien es menos sensible que el test de VPH, es una excelente herramienta para la detección temprana de enfermedades precursoras del cáncer de cuello uterino, y se debe empezar a realizar tres años después del inicio de las relaciones sexuales y hasta los 65 o 70 años, afirma la especialista.

La vacunación contra el VPH, lejos de los números deseados

Si bien en la Argentina la vacuna contra el VPH se incorporó al Calendario Nacional de Vacunación en 2011 para todas las niñas de 11 años nacidas a partir del año 2000, y en 2017 se amplió para todos los varones de 11 años nacidos a partir del año 2006, aún hay un porcentaje importante de la población que no se la aplica, a pesar del riesgo que eso conlleva.

En 2020, solo el 71.3% de las chicas se aplicó la primera de las dos vacunas contra el VPH, y esa cifra desciende al 45,9% si se pone el foco en las que completaron el esquema. En cuanto a los varones, esos números son aún más bajos; bajan al 63,1% y el 39,1% respectivamente. Según indicaron desde el Ministerio de Salud de la Nación, si algún niño o niña no se vacunó durante 2020 por la pandemia, debería acercarse a los vacunatorios para inocularse aunque hoy tenga 12 o 13 años. Para los que superaron esa edad, la vacuna se puede aplicar en un centro privado, aunque tiene un costo promedio de 46.000 pesos el esquema completo.

Hablar del VPH es muy importante porque produce cáncer, sobre todo alrededor de los 30 años. Es muy triste diagnosticar un cáncer a un joven cuando esa persona se podría haber controlado o vacunado”, lamenta Carlos Humberto Pérez Moreno, presidente de la Federación Internacional de Patología Cervical y Colposcopía, quien participó del 19º Seminario Latinoamericano de Periodismo en Ciencia y Salud organizado por Merck Sharp and Dohme.

Por su parte, Andrea Schilling, médica gineco obstetra, especialista en ginecología infanto-juvenil, que también participó del evento, resalta una cuestión fundamental: “Uno de cada dos adultos sexualmente activos tuvo el virus o lo va a tener. Sin embargo, por ser una enfermedad de transmisión sexual, sigue siendo estigmatizada y es vergonzante contraerla. Hay que desmitificar que contraer el virus tiene que ver con la promiscuidad o prejuicios por el estilo, porque ese miedo a que a uno lo señalen por tener VPH, hace que muchos que no están vacunados, tampoco se controlen”.