El horrendo argumento final de Trump

El expresidente Donald Trump hace campaña en el aeropuerto del condado de Dodge en Juneau, Wisconsin, el 6 de octubre de 2024. (Jamie Kelter Davis/The New York Times)
El expresidente Donald Trump hace campaña en el aeropuerto del condado de Dodge en Juneau, Wisconsin, el 6 de octubre de 2024. (Jamie Kelter Davis/The New York Times)

No importaba que estuviera en Wisconsin. No importaba que estuviera perfectamente soleado, aunque ventoso. El expresidente Donald Trump iba a hablar de huracanes.

Era el noveno minuto de un mitin de campaña el domingo que se extendería a poco menos de dos horas, y Trump lo utilizó para acusar a la vicepresidenta Kamala Harris de enviar miles de millones de dólares a naciones extranjeras, mientras que proporciona solo 750 dólares a cada una de las víctimas de desastres nacionales, una falsedad que la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por su sigla en inglés) ha estado esforzándose por combatir durante días.

Luego fue aún más allá, acusando falsamente a la Casa Blanca de hacer política con la ayuda para catástrofes mientras él hacía exactamente eso.

“Saben, es una zona de mayoría republicana, así que... algunas personas dicen que lo hicieron por esa razón, ni siquiera creo que sean tan malos, pero tal vez... quizá lo sean”, dijo Trump en Juneau, Wisconsin, adonde yo había viajado para escuchar en su totalidad su discurso final a los votantes, o la versión de ese día.

Faltan menos de 30 días para las elecciones de noviembre, y el alegato final de Trump, pronunciado en mítines de campaña por todo el país, es un cúmulo de desinformación polarizadora, afirmaciones falsas sobre que sus oponentes hacen trampas en las elecciones y una serie de ataques personales infundados contra Harris de que sus asesores y aliados republicanos externos llevan semanas instándolo a dejar de hacer.

Para Trump, es una estrategia dirigida directamente a deleitar a su base, y trae a la memoria la forma en que se precipitó hacia el día de las elecciones en 2016.

Sus afirmaciones se han extendido rápidamente. En el mitin, hablé con un votante de 22 años con 50.000 seguidores en TikTok, Kruz Kitelinger, que citó la falsa afirmación sobre el límite de ayuda de 750 dólares, que Trump ya había hecho en otro lugar, prácticamente palabra por palabra antes de que Trump la pronunciara en Juneau. (En su sitio web, FEMA dice que las personas pueden solicitar 750 dólares en “asistencia para necesidades graves”, un pago por adelantado para ayudar con gastos como alimentos, y que también pueden solicitar fondos adicionales para cubrir el costo de alojamiento temporal, reparaciones en el hogar y más).

Lo más preocupante aún es que las afirmaciones parecen haber ayudado a alimentar la desinformación en el terreno, incluso cuando los gobernadores republicanos han elogiado la respuesta federal, haciendo eco de la forma en que Trump ha difundido afirmaciones falsas sobre los migrantes en lugares como Springfield, Ohio, mientras los funcionarios locales le rogaban que ya no lo hiciera.

Todo ello implica un riesgo político considerable para Trump, pues juega directamente a favor de los argumentos en su contra esgrimidos por los demócratas y otras personas que lo han presentado como una amenaza para la democracia que los votantes de todo el espectro político deberían unirse para detener.

Pero no parece muy preocupado por ello.

“Me gustaría ser amable. Quiero ser simpático. Creo que soy una buena persona”, señaló Trump. “Pero no podemos aceptar una… no podemos, si perdemos estas elecciones este país está acabado, realmente lo creo”.

El mitin fue el cuarto acto de Trump en Wisconsin en ocho días, y una continuación de su muy publicitado regreso a Butler, Pensilvania, después de que recibiera un disparo allí en julio.

Durante meses, los republicanos —incluyendo a sus asesores— han instado a Trump a que centre su mensaje en los temas en que los votantes confían más en él, como la economía y la inmigración, y evitar los ataques personales contra Harris, pues temen que puedan ampliar la brecha de género y alejar a los votantes indecisos.

A menudo ha hecho caso omiso de estas orientaciones. Y, en Juneau, intensificó sus ataques contra la vicepresidenta, sugiriendo, como hizo cuando ella ascendió por primera vez a la cabeza de la candidatura, que Harris, de ascendencia jamaicana e india, había sido seleccionada por su raza.

“Querían ser políticamente correctos y la eligieron a ella”, dijo, antes de encontrar varias formas diferentes de insultar su inteligencia.

“No vamos a dejar que destruya nuestro país, esa tonta”, aseguró.

También sugirió, entre risas, que cualquiera de los presentes que apoyara a Harris podría ser objeto de violencia física.

“¿Hay alguien aquí que vaya a votar por la mentirosa Kamala? Por favor, levanten la mano, por favor, levántenla”, dijo Trump, antes de cambiar de opinión. “En realidad, debería decir, no levanten la mano: sería muy peligroso. No queremos que nadie salga herido. Por favor, no levanten la mano”.

En muchos sentidos, la operación de la campaña presidencial de Trump se ha convertido en una máquina bien engrasada, poblada de asesores y ayudantes que se ciñen a sus temas de conversación. Pero, en sus mítines, Trump se regodea en su capacidad para salirse del guion. En Juneau, presumió su relación casual con el teleprompter y se explayó sobre los autos de hidrógeno.

“Si explota, usted no es reconocible”, dijo Trump, al parecer interpretando el papel de un funcionario local que se ocupa de las secuelas de un accidente. “Por favor, baje e identifique a su marido, eh, hay una mancha de sangre en el árbol. ¿Puede identificarla?”

Provocó las más grandes ovaciones del día al describir a los inmigrantes en términos que se han vuelto más ominosos en las últimas semanas, llamándolos “salvajes”.

“Wisconsin ya no será Wisconsin, ningún estado lo será”, dijo. “El país ya no será Estados Unidos”.

Los aliados de Trump casi han reconocido que su fijación en las elecciones de 2020, que él ha mantenido falsamente que se vieron empañadas por el fraude, es un lastre político. Hace apenas una semana, en el escenario del debate, el senador JD Vance, su compañero de fórmula, trató de evitar una pregunta sobre si Trump había perdido realmente las elecciones, diciendo que prefería centrarse en el futuro; dos días después, Harris y su partidaria republicana más destacada, la exdiputada Liz Cheney, hicieron campaña juntas en Wisconsin y calificaron a Trump de amenaza para la democracia.

Pero en Juneau, como hace en casi todas partes, Trump despotricó contra las últimas elecciones e hizo oscuras advertencias sobre las próximas.

“Van a hacer trampa. Harán trampa. Todo lo que quieren es hacer trampa y, si lo pensamos, es la única forma en que van a ganar”, afirmó Trump. “Y no podemos dejar que eso ocurra y no podemos dejar que vuelva a ocurrir”.

Los expertos en democracia han expresado su profunda preocupación por el hecho de que Trump esté tratando de avivar la duda sobre el resultado de las elecciones, sentando las bases para impugnarlas si no gana.

c.2024 The New York Times Company

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