Homenaje a los donantes de cuerpos que son el ‘primer paciente’ de un estudiante de Medicina

Estudiantes de medicina de la Universidad de Columbia actúan en una ceremonia de agradecimiento en honor a las personas que donaron su cuerpo para el estudio en el laboratorio de anatomía de la escuela, en Nueva York, el 21 de abril de 2023. (Diana Cervantes/The New York Times)
Estudiantes de medicina de la Universidad de Columbia actúan en una ceremonia de agradecimiento en honor a las personas que donaron su cuerpo para el estudio en el laboratorio de anatomía de la escuela, en Nueva York, el 21 de abril de 2023. (Diana Cervantes/The New York Times)

El mes pasado se celebró una reunión solemne en la Universidad de Columbia con los elementos propios de un funeral tradicional. Estudiantes y profesores tocaron música y pronunciaron discursos. El capellán de la universidad cerró la ceremonia con una reflexión.

Pero había una diferencia fundamental: nadie en la sala conocía a las personas cuyas vidas estaban honrando. Todos los asistentes eran estudiantes y profesores de la facultad de medicina de Columbia, y se habían reunido para mostrar su gratitud a las personas que habían donado su cuerpo para que los alumnos los estudiaran en el laboratorio de anatomía.

“¿Quiénes habían sido?”, preguntó Bree Zhang, estudiante de primer año de Odontología. “¿Un padre, un hijo, un compañero de trabajo, un amigo? ¿Qué libros habían leído? ¿Cómo está su familia ahora, y sabrá lo mucho que su ser querido me ha dado a mí y al resto de nosotros?”.

Escenas similares tuvieron lugar en todo Estados Unidos esta primavera, cuando estudiantes de medicina, odontología y fisioterapia se reunieron para rendir tributo a los donantes de cuerpo entero y a sus familias. En las ceremonias, los estudiantes tocan música, encienden velas, leen cartas y comparten obras de arte. (Un diagrama del corazón de los estudios de anatomía de Zhang, superpuesto a sus caprichosos dibujos de libros, raíces de árboles y figuras humanas, se proyectó detrás de ella mientras ofrecía un discurso en Columbia). Con frecuencia, hay un líder espiritual sin denominación que participa en la ceremonia. En ocasiones la ceremonia incluye la designación de un árbol o se le ofrecen flores a la familia de un donador.

No está claro cuántas personas en Estados Unidos donan su cuerpo para la investigación médica y educativa, aunque las estimaciones sugieren que cada año lo hacen unas 20.000 personas o sus familias. Los criterios varían según el programa y el estado; por lo general, cualquier persona mayor de 18 años puede ser donante, aunque suelen quedar excluidas las personas con determinadas enfermedades transmisibles, como la hepatitis B o C, la tuberculosis y el VIH o sida. Muchos programas también excluyen a los cadáveres a los que se les practicó una autopsia o se les extrajeron órganos para donarlos.

Incluso con la introducción de elaborados programas de visualización en 3D, la disección sigue siendo la piedra angular de la formación médica de la mayoría de los estudiantes de primer año, como lo ha sido durante siglos. Los alumnos pasan meses estudiando metódicamente las estructuras del cuerpo, incluidos órganos, tendones, venas y tejidos. La experiencia enseña algo más que los fundamentos de la medicina. Tratar con respeto y cuidado al donante, considerado como el primer paciente de un médico, les proporciona a los estudiantes una base de ética y profesionalismo, afirmó Joy Balta, presidente del comité de donación de cuerpos humanos de la Asociación Estadounidense de Anatomía.

Bree Zhang, estudiante de primer año de odontología, en una ceremonia de agradecimiento en honor a las personas que donaron su cuerpo para el estudio en el laboratorio de anatomía, en la Universidad de Columbia, en Nueva York, el 21 de abril de 2023. (Diana Cervantes/The New York Times)
Bree Zhang, estudiante de primer año de odontología, en una ceremonia de agradecimiento en honor a las personas que donaron su cuerpo para el estudio en el laboratorio de anatomía, en la Universidad de Columbia, en Nueva York, el 21 de abril de 2023. (Diana Cervantes/The New York Times)

Reconocer un sacrificio

La donación de cuerpos es un acto desinteresado tanto por parte de los donantes como de sus familias, que pueden esperar hasta un par de años para recibir las cenizas. Los actos conmemorativos, que a menudo reciben el nombre de ceremonias de agradecimiento o gratitud, reconocen el sacrificio.

“Puedes pensar en el donante con el que has estado trabajando”, comentó Balta, quien también es director del Instituto de Aprendizaje de Anatomía de la Universidad Nazarena Point Loma de San Diego. “Son personas”, añadió, “que donaron su cuerpo, que querían que trabajaras con ellos para mejorar la ciencia y la atención médica”.

La Universidad Vagelos para Médicos y Cirujanos de Columbia empezó a celebrar una ceremonia de agradecimiento para los donantes a finales de la década de 1970 como una manera de marcar una experiencia que “es muy difícil para algunos estudiantes y muy transformadora”, señaló Paulette Bernd, quien dirige el curso de anatomía macroscópica clínica de la escuela.

En algunos centros se invita a los familiares de los donantes. En otros, las ceremonias son solo para estudiantes y docentes, una extensión del anonimato que se les proporciona a los donantes en el laboratorio. Por ejemplo, en la Universidad de Brown, a los estudiantes solo se les dice la edad del donante, la causa de su fallecimiento, su estado civil y su ocupación, y se cubren las manos y el rostro del donante durante gran parte del proceso.

“Los cuerpos pasan por todo este proceso de anonimización”, explicó Nidhi Bhaskar, estudiante de medicina de primer año que ayudó a coordinar una ceremonia de agradecimiento en Brown este mes. “Y este es un modo estupendo de rehumanizarlos. Tenemos en cuenta el regalo tan palpable que dejaron y a los familiares que aún están procesando su pérdida”.

El laboratorio de anatomía puede ser una experiencia tensa para los estudiantes de medicina, para quienes “puede ser la primera vez que se enfrentan a la muerte y la agonía”, aseveró Daniel Topping, profesor clínico adjunto del departamento de anatomía y biología celular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Florida.

‘Sabía que ella estaba ayudando a alguien’.

Entre los invitados a la ceremonia de la Universidad de Washington se encontraba Regina Dunn. Cuando su madre, Louise Dunn, falleció en julio a los 90 años, estaba demasiado angustiada para organizar un funeral. El acto en memoria de los donantes fue el primer funeral de Louise Dunn, comentó.

“Te hacían sentir muy cómodo”, dijo Regina Dunn respecto a los estudiantes. “Y mucha gente quería ese cierre”.

Louise Dunn, quien abrió una escuela de modelos para mujeres de color en San Luis en 1960, se sintió impulsada durante toda su vida por el deseo de ayudar a la gente, narró su hija. Por eso no es de extrañar que quisiera seguir ayudando a los demás después de su muerte, dijo Dunn, aunque algunos de sus supervivientes tuvieran que superar cierta aprensión ante su decisión de donar su cuerpo a la ciencia.

Regina Dunn contó que una estudiante negra le dijo a una amiga que la acompañó a la ceremonia que tener una donante negra en el laboratorio, cuando la mayoría de los donantes son blancos, tuvo un impacto profundo.

“Me sentí honrada, de verdad”, dijo Dunn, “porque sabía que esa mujer estaba ayudando a alguien”.

Para la familia de Michael Haas, quien donó su cuerpo a la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, una ceremonia de agradecimiento celebrada el mes pasado fue un cierre de ciclo en varios sentidos.

Se celebró el 16 de abril, cuatro días antes del aniversario luctuoso de Haas, según su esposa, Molly Haas. La ceremonia se realizó en el campus universitario de Bloomington, Indiana, donde la pareja se comprometió en 1970. Las familias recibieron claveles blancos y rojos; Molly Haas recordó que su esposo siempre le compraba claveles rojos.

Ambos decidieron donar sus cuerpos en 2012, más o menos cuando empezaron a manifestarse los síntomas del alzhéimer de Michael Haas. Para Haas, antiguo trabajador social y sacerdote episcopal, convertirse en donante de cuerpo entero fue una manera de prolongar una misión de servicio de toda la vida, explicó su esposa.

“Sus valores y su ética siempre fueron muy generosos”, afirmó Molly Haas.

‘Un gran sentimiento de gratitud’

Las ceremonias de agradecimiento suelen ser planificadas por los estudiantes, pero también les dan a los profesores que dirigen los laboratorios de anatomía una manera de procesar sus relaciones con las personas que donan sus cuerpos para la enseñanza de la medicina.

“Siento una gran gratitud, responsabilidad y honor cada vez que estoy cerca de un donante”, comentó Topping, de la Universidad de Florida. “Para mí es algo muy sagrado”.

Nirusha Lachman, jefa del departamento de anatomía clínica de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Clínica Mayo, asistió a su primera ceremonia de agradecimiento hace unos 40 años, cuando estudiaba en Sudáfrica, y desde entonces ha ofrecido discursos en varias ceremonias.

Según ella, estas reuniones sirven para recordar que los donantes siguen vivos gracias a la educación que sus cuerpos han proporcionado.

“Queremos que esta idea resuene, incluso entre las familias”, señaló Lachman, “que sepan que la muerte no fue el final de sus seres queridos”.

c.2023 The New York Times Company

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