Hijos de musulmanes son enviados a orfanatos en China

ESTAMBUL (AP) — El gobierno chino ha declarado huérfanos a cuatro hijos de Meripet, a pesar de que ella y su marido están vivos.

Los niños fueron dejados con su abuela cuando la pareja visitó al padre de Meripet, quien está enfermo en Turquía. Cuando las autoridades empezaron a encerrar a miles de uguires como ellos por presuntos delitos subversivos como viajar al exterior, la visita familiar se convirtió en un exilio.

Acto seguido, su suegra fue detenida y Meripet se enteró a través de una amiga que sus hijos habían sido alojados en un orfanato en la región de Xinjiang.

“Es como si mis hijos estuviesen presos”, dijo Meripet con voz entrecortada.

La de Meripet es una de miles de familias que están siendo afectadas por una campaña del presidente Xi Jinping para controlar una región con actividad rebelde, que incluye la detención de más de un millón de uguires y otras minorías musulmanas. Ahora hay evidencia de que el gobierno está ubicando a los hijos de detenidos y exiliados en decenas de orfanatos de Xinjiang.

Los orfanatos son un nuevo ejemplo de cómo China procura por todos los medios de separar a los hijos pequeños de los musulmanes de Xinjiang de sus familias y de su cultura, según comprobó la Associated Press en entrevistas con más de una decena de musulmanes y a través de documentos. El gobierno ha estado construyendo miles de escuelas “bilingües” en las que los niños de minorías son castigados por usar sus lenguajes nativos en lugar del mandarín. Algunos son forzados a vivir en internados, de acuerdo con varios uguires. A veces desde los cinco años, según una familia kazaja.

China dice que los orfanatos ayudan a los niños desvalidos y niega que haya centros de detención para sus padres. Se vanagloria de haber invertido millones de yuans en educación en Xinjiang para sacar a la gente de la pobreza y alejarla del terrorismo. El gobierno sostiene que son necesarias medidas fuertes para combatir el extremismo en una región en la que atribuye a separatistas uguires la muerte de cientos de personas.

Los uguires temen que estas medidas estén anulando su identidad étnica, un niño a la vez.

“Si estos chicos son obligados a hablar mandarín y a vivir como chinos han, sospecho que ya no les vamos a caer bien”, dijo Meriyem Yusup, cuya familia tiene cuatro menores enviados a orfanatos estatales en Xinjiang.

Expertos dicen que lo que hace China equivale al trato que le dieron los colonos de América del Norte y Australia a los niños de las poblaciones nativas.

“Lo que estamos viendo es algo parecido a la situación de las colonias en las que se perdió toda una generación”, afirmó Darren Byler, investigador de la cultura uguir de la Universidad de Washington.

La mayoría de estas familias en China no pudo ser contactada por periodistas. Sin embargo, la AP entrevistó a 14 familias uguires que viven en Turquía y a un kazajo en Almaty, que en total tienen 56 hijos que están en China. Las familias dijeron que 14 de esos menores parecen estar en orfanatos e internados, y que desconocen el paradero de los restantes ya que sus familiares en Xianjiang fueron arrestados. Algunos entrevistados, como Meripet, pidieron ser identificados solo por su nombre de pila por temor a que las autoridades tomen represalias con sus familiares en China.

Desde principios del año pasado, el gobierno ha presupuestado más de 30 millones de dólares para construir o expandir al menos 48 orfanatos, capaces de recibir a unos 5.000 menores, de acuerdo con una revisión de gastos del estado. Tan solo en julio y agosto, el gobierno sacó a licitación al menos nueve centros de este tipo. Estas cifras no incluyen los jardines de infantes y otras escuelas que alojan a niños uguires.

Shi Yuqing, funcionario civil de Kashgar, dijo a la AP por teléfono que “las autoridades ofrecen ayuda y apoyo a todo el que lo necesita, sean hijos de delincuentes convictos o de personas muertas en accidentes de tráfico”.

El gobierno de Xinjiang no respondió a reiterados pedidos de comentarios. Un portavoz del ministerio de relaciones exteriores chino, Geng Shuang, dijo que las medidas tomadas en Xinjiang eran necesarias para garantizar la “estabilidad, el desarrollo y la armonía”.

Una amiga de Meripet que visitó China en noviembre del año pasado le dijo que sus hijos estaban viviendo en un jardín de infantes de la ciudad de Hotan. Una cuñada de Meripet se los pudo llevar a su casa una noche solamente. El ingreso al patio está bloqueado por un portón de acero y adornado con las palabras “Somos felices y nos sentimos agradecidos a la madre patria”.

A estudiantes de otro jardín de infantes en Xinjiang se les preguntaba constantemente si sus padres practicaban alguna religión en casa, incluidos los de Dilnur, una estudiante de negocios de 35 años exiliada en Estambul, cuyos hijos iban a la escuela. Un individuo fue llevado por la policía después de que su nieto dijo en clase que había hecho un peregrinaje a la Meca, según relató Dilnur.

Algunas escuelas bilingües son internados, lo cual no es inusual en China. Adil Dalelkhan, un comerciante kazajo exiliado en Almaty, dijo que su hijo de cinco años fue obligado a vivir en un internado a pesar de que podía quedarse con familiares. Vive en un jardín de infantes de lunes a viernes. El hombre dijo que es una iniciativa “aterradora” que tiene por fin eliminar la cultura kazaja.

Un anuncio oficial de Kashgar de febrero dice que los niños de cuarto grado para arriba que tienen un padre preso deben ir a internados de inmediato, incluso si el otro padre está en la casa.

Meripet tiene consigo un solo hijo, quien nació en Estambul y al que describe como su “única luz”.

“Tengo que seguir viviendo porque sé que hay esperanza”, afirmó. “Sé que algún día volveré a ver a mis hijos”.

___

La reportera de la Associated Press Gillian Wong colaboró en este despacho desde Beijing.

___

Yanan Wang y Dake Kang están en Twitter como @yananw y @dakekang.