Las dos hijas tienen problemas médicos graves, pero esta familia mira al futuro con esperanza

Imagine que su hija de 3 años vomita, se cae constantemente y se olvida de caminar. La lleva al médico, quien la manda a urgencias. Y luego, en solo dos días, está en el quirófano. A la bebé, la alegría de su vida, le diagnosticaron cáncer del cerebro.

En enero de 2022 esta era la realidad de Mercedes Lobo.

Había salido de Venezuela con sus dos hijas y unas cuantas bolsas con sus pertenencias, para dar a su hija mayor —Paulina, de 9años— los recursos que tanto necesitaba. Pero entonces descubrió que su hija menor, Salma, estaba muy enferma.

“El caso de Mercedes es impactante”, dijo Sandra Muvdi, fundadora de la Fundación Infantil Jessica June, quien ha trabajado con la familia.

Paulina nació con una enfermedad llamada síndrome de banda amniótica, que se produce cuando las bandas fibrosas de la bolsa amniótica se enredan alrededor del feto en desarrollo. A la bebé la diagnosticaron cuando estaba en el vientre de su madre, cuando Lobo estaba embarazada de tres meses.

Mercedes Lobo, abajo a la izquierda, y Paulina, arriba, en el hospital dando apoyo a Salma.
Mercedes Lobo, abajo a la izquierda, y Paulina, arriba, en el hospital dando apoyo a Salma.

Paulina fue tratada primero con una operación que debía liberar la constricción. La operación ayudó, pero no curó el problema.

“Los médicos no sabían si mi hija iba a nacer con la mano derecha”, dice Mercedes.

Unos meses más tarde, Paulina salió del útero sin varios dedos. Pasó por 17 operaciones para ayudar a mejorar la función, pero necesitaba más de lo que los médicos venezolanos podían hacer. El 22 de septiembre de 2021, Mercedes decidió llevarse a Paulina y a Salma de su casa en Barquisimeto, unos 220 kilómetros al oeste de Caracas, a Miami, donde esperaba una mejor atención. John Hernández, el marido de Mercedes y padre de las niñas, se quedó atrás.

Su viaje fue duro. Hicieron un viaje por carretera a Bogotá, un avión a México y luego caminaron por la ciudad de Piedras Negras hasta la frontera con Texas. Estuvieron detenidas en un centro familiar durante unos tres días, pero el 30 de septiembre del año pasado les concedieron la entrada a Estados Unidos.

Una vez que llegaron a Miami, la familia se alojó en casa de una amiga de la infancia de Mercedes, Candy González.

“Es como una hermana y le agradezco que nos haya echado una mano”, dijo Mercedes.

Tras un mes en Miami, Salma empezó a vomitar. Mercedes la llevó a urgencias, pero los médicos la enviaron a casa, diciendo que solo eran bacterias en el estómago.

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Luego, en noviembre, Salma empezó a actuar de forma diferente, perdiendo el equilibrio y olvidando cómo caminar. Mercedes se dio cuenta de que eran señalas de un problema neurológico, pero no podía permitirse el costo de una visita al médico. Tuvo que esperar hasta enero, cuando entró en vigor el seguro ofrecido por el gobierno para pagar las necesidades médicas de su hija mayor.

El 12 de enero de 2022, Mercedes la llevó al pediatra, a la Dra. Amada Romando Silva.

“Esto es una emergencia”, recuerda que dijo Silva.

Mercedes llevó a Salma a la sala de urgencias del Hospital Infantil Nicklaus ese mismo día. En 24 horas descubrieron que la causa era un meduloblastoma, un cáncer del cerebro.

“Mi pobre niña”, dijo Lobo. “Cuando el médico me mostró una imagen radiológica pude ver todo el tumor”.

Salma tuvo que someterse a una operación de siete horas para extirparle el cáncer. Su madre estaba asustada. Rezó.

Salma, con un disfraz de hada, tras ser operada de cáncer cerebral.
Salma, con un disfraz de hada, tras ser operada de cáncer cerebral.

Los médicos extirparon el 98% del tumor principal y comenzaron a tratar el 2% restante, así como otros dos pequeños tumores, con quimioterapia.

Desde entonces, Salma ha recibido ocho tratamientos de quimioterapia y tres trasplantes de médula ósea. Su última sesión de quimioterapia fue en septiembre, y el 3 de noviembre se sometió a una resonancia magnética para ver si el tumor había desaparecido. Solo quedaba una fracción, del tamaño de un grano de arroz. Los médicos no están seguros de si se trata de tejido canceroso muerto o todavía activo, pero lo tratarán con radiación.

La noche anterior a la resonancia llegó una sorpresa. Hernández, el marido de Mercedes y padre de las niñas, se reunió con su familia. “Esto nos llenó de alegría”, dijo Mercedes. “Ver la reacción de mis hijas me hizo revivir”.

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La familia ha pasado por muchas cosas y sigue luchando. Necesitan ayuda para pagar sus facturas y comprar un auto para ir al hospital. Han recaudado unos $4,000 a través de GoFundMe. La Fundación Infantil Jessica June también ha contribuido. Pero eso no ha sido suficiente.

“Mi familia está pasando por un momento difícil”, dice Mercedes. “Como padres, nunca quieres ver a tus hijos sufrir. Necesitamos ayuda. La batalla de nuestra hija no ha terminado”.

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Esta historia fue escrita para la Red de Medios de Comunicación del Sur de la Florida de la Universidad Internacional de la Florida.