El Heat no tiene dinero ni tamaño, pero sí mucho que aprender en estos playoffs

El rival del Heat en la primera ronda de los playoffs ya está en las Finales de la NBA, después de que los Celtics derrotaran a los Pacers 105-102 en el cuarto juego el lunes y los barrieran por la corona del Este.

El equipo de Miami pudo estar ahí, pero una serie de errores de todo tipo lo pusieron en una mala posición esta temporada y aunque a duras penas clasificó a los playoffs fue eliminado a las primeras de cambio 4-1 por el equipo de Boston, que ahora espera por el rival del Oeste, que deben ser los Mavericks (3-0) si este martes superaban a los Timberwolves.

La primera pifia del quinteto de Miami fue creer que iba a poder repetir la “hombrada” de la temporada anterior cuando también clasificó en el 8vo lugar, tras vencer en el segundo juego del play-in, y terminó ganando la conferencia.

Eliminar de entrada al primer puesto es lo más difícil de conseguir en una postemporada.

No se puede aspirar al título esperando clasificarse entre los últimos cupos. Hay que ganar de manera consistente durante los 82 juegos de la temporada y no esperar al final para ponerse las pilas.

Tal vez las lesiones incidieron significativamente, pero más allá de mencionarlo hay que ver por qué el Heat fue el cuarto equipo con más lesionados en la campaña.

No se puede decir que tiene los jugadores más débiles, problemas en la alimentación o que no se preparan con todo, ni mucho menos hablar de mala suerte.

Estas lesiones tienen un origen y deben descubrirlo.

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Es muy probable que algo tenga que ver con el esfuerzo, tanto el duro trabajo de preparación como el desempeño a realizar en la cancha para suplir algunas carencias.

Si bien este esfuerzo se aplaude es muy normal que al final de la temporada pase su factura.

No hay que renunciar totalmente, pero sí medir las cargas de trabajo, los desbalances musculares y el tipo de esfuerzo por hacer.

Hay que cubrir esas carencias para que el juego sea más fluido y el equipo esté más fresco y dinámico.

Una de esas carencias es sin dudas la altura.

Con uno de los equipos más bajos de la NBA, al club de Miami le cuesta competir contra rivales más altos y fuertes y por eso paga un alto precio por tener que redoblar sus esfuerzos, mucho más si con tanta frecuencia utiliza una alineación muy pequeña y la defensa en zona.

No tener un verdadero centro de siete pies y apenas utilizar a Thomas Bryant les condenó otra vez esta temporada.

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Los Timberwolves dominaron a los Nuggets con dos gigantes en la pintura y eso es un buen ejemplo de la importancia de tener dos hombres grandes de calidad.

Bam Adebayo mide 6.9’ y es muy atlético, con lo cual puede jugar como centro decentemente, pero además de faltarle un par de pulgadas, en la temporada le faltó una pareja de baile y tuvo que hacer al mismo tiempo las veces de pívot y delantero de poder.

Por suerte al final pusieron a Nikola Jovic, quien tapó el hueco pero aún le falta.

Tener un centro sembrado en el banquillo fue una especialidad del Heat este año con Orlando Robinson.

El pasado año también pasó y le tocó el turno a Omer Yurtseven.

Y ni hablar de los delanteros de poder de 6.5’ que más bien parecen defensas, como Caleb Martin o Haywood Highsmith.

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Pero el mayor problema es que con la agencia libre asomando la cabeza con algunos jugadores interesantes, pues el Heat no tiene ni siquiera dinero para retener a sus propios agentes libres.

Ya tuvo que pagar cerca de $10 millones en impuestos de lujo para nada.

Pero algo tendrá que hacer para obrar el milagro porque con este mismo grupo de jugadores no va a llegar muy lejos, simplemente no alcanza.