Havanafama desafia al espectador tradicional de Lorca con ‘Bernarda’

“La Casa de Bernarda Alba” viene siendo para el espectador de teatro como el “Concierto de Aranjuez” para los amantes de la música: algo sobre lo que hay que volver. A los directores escénicos les encanta arriesgarse de vez en cuando con un montaje que conserve la esencia lorquiana del original y, a la vez, le descubra alguna nueva repercusión íntima o, cuando menos, contemporánea.

El teatrista cubano Juan Roca se lo propuso hace ya unos cuantos años, y el resultado es una producción que vuelve ahora a escena en la sede de su grupo, Havanafama, el fin de semana del 16 al 18 de este mes de junio.

“La primera vez que leí la obra me dije: ‘Que mujeres tan fuertes, aquí no hay feminismo, lo que ellas tienen con ese hombre es pura atracción sexual, nadie ama a nadie; estamos hablando de mujeres absolutamente masculinas’… tengo una idea brillante: voy a hacerla con hombres”, cuenta el director.

Pronto supo que tanto en la propia España como en México y otros países ya la habían representado con actores. Pero siempre le preocupó, confiesa, la aceptación que iba a tener un montaje de “La Casa de Bernarda Alba” interpretada solo por hombres.

“Pues mira, fluye de una manera y la gente lo asimila perfectamente”, añade. “En mi puesta he tratado de darle un vuelo poético y romántico a María Josefa, la abuela; en sus textos he incluido poemas de Lorca con los que de pronto ella adquiere una importancia espectacular, una relevancia tremenda, porque creo que la única que ama o que podría amar ahí es María Josefa”.

Steven Salgado en el personaje de María Josefa, la abuela. “En mi puesta he tratado de darle un vuelo poético y romántico a María Josefa; ella adquiere una relevancia tremenda porque creo que es la única que ama o que podría amar”, dice el director, Juan Roca.
Steven Salgado en el personaje de María Josefa, la abuela. “En mi puesta he tratado de darle un vuelo poético y romántico a María Josefa; ella adquiere una relevancia tremenda porque creo que es la única que ama o que podría amar”, dice el director, Juan Roca.

La corona de Bernarda cae en su versión de la obra “porque para mí esto es una dictadura, y las dictaduras tienen que tener un final”, adelanta Roca. La nota de presentación en la página de internet de Havanafama establece un paralelo entre “el recio matriarcado” de la época, “tan estricto”, y “la disciplina aplicada a los soldados en el ejército”, antes de hablar de “sentimientos reprimidos y enfermizos”.

“Al final le doy un vuelco grande: nunca entendí por qué Bernarda puede mantenerse tan fuerte después de lo que le pasa a su hija; es verdad que está marcada por un concepto social, pero es madre, y creo que ahí se le fue un poco la mano a Lorca”.

Hay un acercamiento al Kabuki japonés en la construcción de los personajes y mucho de grecorromano en el diseño del vestuario, dice Roca, que estudió diseño en el Otis College of Art and Design de Los Angeles.

Juan Roca, el propio director del grupo, es quien interpreta a Bernarda en su montaje del clásico de Federico García Lorca ‘La Casa de Bernarda Alba’.
Juan Roca, el propio director del grupo, es quien interpreta a Bernarda en su montaje del clásico de Federico García Lorca ‘La Casa de Bernarda Alba’.

DE CAIBARIÉN A LA HABANA, Y DE LOS ÁNGELES A MIAMI

“Fue una prima mía, Adela Prado, profesora de Maquillaje del Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana, la que me corrompió enseñándome los versos de Federico García Lorca cuando yo tenía 10 años”, cuenta Roca. “Soy de Caibarién, un pueblo de pescadores en el norte al centro de la isla; a esa edad empecé a hacer títeres y luego teatro aficionado con un magnífico maestro en la ciudad de Remedios, Fidel Galván, y de allí me fui a La Habana, donde seguí estudiando con una excelentísima profesora, Elvira Cervera”.

La hija de Cervera, la actriz Alejandra Gil –a quien no pocos recordarán como una de las presentadoras del célebre programa de la televisión cubana “Para Bailar”—fue su primera esposa, y con ella fundó en La Habana el grupo de teatro Anaquillé.

 Flyer de promoción de ‘Bernarda’, diseñado por Roque Ayora.
Flyer de promoción de ‘Bernarda’, diseñado por Roque Ayora.

El éxodo del Mariel lo trajo a Estados Unidos en 1980, y pronto se fue a Los Ángeles, donde vivían familiares dispuestos a acogerle y donde cuatro años después creó Havanafama con un grupo de teatristas, entre ellos el dramaturgo Raúl de Cárdenas, autor de “Las Carbonell de la Calle Obispo”.

Se reunieron en la casa de él para montar una obra, los planes empezaron a multiplicarse, y Roca dice haber seguido el consejo de un amigo colombiano, José Jair, quien entonces era compañero de trabajo suyo en Bank of America y le decía que si iba a emprender un proyecto, que empezara por arriba, no por abajo.

“Así que me fui a Beverly Hills, alquilé un espacio y en 1985 Havanafama hizo su debut con el sketchcómico-musical ‘Cuba Baila’, escrito por Raúl de Cárdenas”, recuerda. Fue por las preguntas de una periodista en la conferencia de prensa inicial que empezó a verse a sí mismo como el director del proyecto, añade, porque hasta entonces sentía que era solo uno más del grupo.

“Pero en Cuba, Elvira Cervera, que me llamaba ‘Guajirito’, me lo había advertido: ‘Oye, tú vas a ser director”, cuenta Roca. Él le aseguraba que no tenía ningún interés en serlo, porque lo que le gustaba era actuar, pero ella insistía: “Vas a ser director porque tienes la visión general del espectáculo”. Y a larga es lo que soy, admite hoy, no sin antes subrayar que le sigue gustando más actuar que dirigir.

Rafael Farello encarna a Adela, la hija menor de Bernarda.
Rafael Farello encarna a Adela, la hija menor de Bernarda.

“Cuba Baila” fue un espectáculo de ‘la nostalgia’, explica Roca, en un momento de casi absoluta incomunicación con Cuba… y con una generación de exiliados que había dejado un país próspero al que todavía querían regresar, digo yo. La sala de Beverly Hills fue apenas el principio: luego vinieron presentaciones en varios teatros de Los Ángeles, uno de los cuales existe todavía en Hollywood, The Barnsdall Gallery Theater.

Cuando todo iba bien allí, para su sorpresa, la gerente del teatro le informó que estaba usándolo demasiado y que no podía seguir haciéndolo.

“Era un lugar con capacidad para 400 personas, y nosotros vendíamos entre 300 y 350 entradas en cada función los viernes, sábados y domingos”, cuenta. “La gerente nos dijo que lo teníamos monopolizado, porque yo montaba una producción detrás de la otra, y el primer sorprendido fue el administrador, que tampoco entendía por qué había que parar”.

Organizó entonces una recogida de firmas para desafiar la orden de la gerente en el gobierno local, y no pasó mucho antes de que apareciera allí el entonces director del Departamento de Cultura de la ciudad de Los Ángeles, Adolfo Nodal. Venía a decirle que no se preocupara por reunir más firmas, porque el teatro iba a seguir estando a su disposición.

Sin embargo, recuerda Roca, él no estaba del todo conforme con el tipo de producciones que hacía, diseñadas para atraer a un público nostálgico y casi completamente desconectado de Cuba. “Eso era lo que me llenaba el teatro, pero no era lo que me llenaba a mí como artista”, confiesa.

David Ponce en el personaje de la criada Poncia.
David Ponce en el personaje de la criada Poncia.

‘SI NO TE GUSTA, NO LO HAGAS’

Por aquellos días trajo de Cuba a su hijo mayor, Hubert Roca, que acudió a ver una función y al final, mientras la gente aplaudía, le pidió que saliera al escenario. Roca se negó a hacerlo, y a la pregunta de por qué no saludaba al público respondió que no le gustaba lo que estaba haciendo. “Entonces no lo hagas”, le dijo Hubert. “Búscate un lugar pequeño y haz el teatro que te gusta”.

Eran los primeros años de la década de los 90, y aquel fue el principio de una nueva etapa para el grupo. Se fue a Hollywood Boulevard, buscó y encontró un espacio pequeño, con capacidad para 60 espectadores, en un lugar muy céntrico, y allí Havanafama tuvo su primera sede permanente. “Empecé a hacer el teatro que me gustaba”, dice Roca.

Fue Adolfo Nodal quien alrededor del 2000 le recomendó convertir Havanafama en una organización no lucrativa para poder recibir ayuda financiera del gobierno local. Inicialmente Roca se negó, pues asociaba esa condición administrativa con una dependencia de la burocracia, pero luego lo hizo, en el año 2002, y le fue bien. La ayuda, dice, le permitió incluso más de una vez pagar la renta del espacio.

Aunque nunca había dirigido radio, lo invitaron más tarde a dirigir un proyecto radial que terminaría siendo un programa exitoso distribuido en 50 mercados de todo el país: “La Historia de una Canción”, auspiciado por Ford Motor Company y Universal Studios, y realizado por Uno Productions. De Los Ángeles vinieron a producir los programas en Miami donde, según Roca, los actores eran “unas fieras” con mucha experiencia, al punto de que mientras en Los Ángeles grababa un programa diario, aquí en Miami podía hacer tres.

“Buscábamos las canciones más pegadas en el hit parade, les dábamos el tema a tres escritores, y ellos desarrollaban una radionovela de un solo capítulo sobre el tema de la canción”, cuenta Roca. “De esos tres guiones yo elegía uno, y hacíamos el programa de una hora”.

Los propios cantantes se interesaban en el proyecto y a veces participaban en los programas. Así fue que, por ejemplo, dirigió a Ednita Nazario en uno de ellos. “Hasta que un buen día llegó Julio Iglesias a los estudios y ‘La Historia de una Canción’ empezó a hacer solamente sus canciones y las de su hijo Enrique”, dice Roca.

Otro momento del personaje de Adela, interpretado por Rafael Farello.
Otro momento del personaje de Adela, interpretado por Rafael Farello.

Además de las producciones de Havanafama, lo último que hizo en Los Ángeles fue un proyecto de teatro educativo en pleno azote del VIH y el sida. “Empecé a trabajar voluntariamente después que un querido amigo murió de sida, repartimos condones en las entradas de los club gays, y cuando la gente empezó a cansarse de vernos grabé con cuatro actrices de mi grupo una parodia de ‘La Bilirrubina’ de Juan Luis Guerra explicando cómo ponerse un condón”.

Montó un pequeño show con cuatro actores que se vestían como Las D’Aida y doblaban la canción grabada, le pidió al dueño de la discoteca Circus que le permitiera presentarse dentro del show de travestis que ellos tenían, y al final los actores se metían la mano en el escote, sacaban los condones y los tiraban al público. Fue un éxito, asegura Roca. Tanto, que lo enviaron como proyecto a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y se ganaron su patrocinio a través de Hollywood Sunset Free Clinic.

Decidió mudarse a Miami porque allá la alergia se hacía insoportable para él y para su hijo menor, y sin embargo desaparecía cuando ambos llegaban aquí.

“Viví 28 años en Los Ángeles, llegué allí muy joven, me desarrollé allí, y me siento en esa ciudad como en mi casa”, dice ahora. “Creo que nunca me he adaptado por completo a Miami, mi hijo menor tiene 21 años, y en cualquier momento partiré a otro lugar, fuera de Estados Unidos. Cuando cortas tus raíces una vez, luego puedes moverte libremente”.

‘Bernarda’, versión de Juan Roca sobre el clásico de Federico García Lorca ‘La Casa de Bernarda Alba’, jueves 16 y viernes 17 de junio, 8:30 pm, y domingo 18 a las 6:00 pm. Havanafama Theater Company, 4227 SW 75th Ave., Miami. Reservaciones en (786) 262 4014. Obra no recomendada para menores de 18 años.

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