Harrison Ford ama su oficio, pero '1923' puso a prueba sus límites
LOS ÁNGELES— En el transcurso de 20 meses y en medio de una pandemia, Harrison Ford filmó una secuela de “Los cazadores del arca perdida” en Inglaterra, grabó una comedia de 10 episodios llamada “Shrinking” en Burbank y arreó ganado montaña arriba con temperaturas bajo cero en Montana para “1923”, la precuela más reciente de la exitosa serie de vaqueros “Yellowstone”.
También celebró su cumpleaños 80.
“He estado trabajando casi sin parar, lo cual no es algo que hago normalmente”, afirmó Ford, sin afeitar, vistiendo pantalones de mezclilla azules y botas, mientras se acomodaba en una silla en el Luxe Sunset Boulevard Hotel a principios de este mes. Estuvo en Los Ángeles por una noche, para el estreno de “1923”, la cual será lanzada el domingo 18 de diciembre en Paramount+. De aquí se fue a Las Vegas a la mañana siguiente para la próxima proyección, otra parada más en una serie de rodajes, viajes y promociones que agotaría a un actor con la mitad de su edad.
“No sé cómo sucedió”, afirmó Ford, mientras tomaba un sorbo de su taza de café. “Pero sucedió”.
Han pasado 45 años desde que Ford emergió de la pantalla como Han Solo en la primera película de “La guerra de las galaxias”, sentando las bases para una carrera taquillera en la que ha personificado algunas de las franquicias cinematográficas más exitosas en la historia del cine. Ha aparecido en más de 70 películas, con una recaudación de taquilla mundial combinada de más de 9000 millones de dólares. A estas alturas, parecería que no tendría nada más que probar.
Pero a una edad en la que muchos de sus contemporáneos han desaparecido de la vista del público, Ford no ha bajado el ritmo y mucho menos se está alejando de la industria para pasar más tiempo en su rancho en Jackson, Wyoming. Todavía está probando cosas nuevas: “1923” representa su primer papel importante para la televisión. Ford sigue buscando un papel más y sigue motivado para permanecer frente a las cámaras.
“Me encanta”, afirmó. “Me encanta el reto y el proceso de hacer una película. Me siento en casa. Es lo que he hecho toda mi vida”.
¿Y por qué habría de bajar el ritmo? Ford no muestra señales de debilitamiento, ni físico ni mental: fue rápido y ágil cuando entró al Luxe para nuestra entrevista, con la gorra ocultando su rostro, y luego, cuando conversaba y saludaba a los invitados en la fiesta del estreno en el restaurante de Hollywood Mother Wolf. En su ritmo y elección ecléctica de papeles, incluido el curtido y cansado ranchero Jacob Dutton de “1923”, Ford parece tan decidido como siempre a demostrar que puede ser algo más que el aventurero héroe de acción que le dio al mundo a Han Solo e Indiana Jones.
“Podría dormirse en los laureles: no necesita trabajar por dinero”, afirmó Mark Hamill, quien interpretó a Luke Skywalker en “La guerra de las galaxias” y quien, a sus 71 años, no extraña los llamados a las 5 de la mañana ni el ajetreo para conseguir el siguiente papel. “Que esté haciendo otra ‘Indiana Jones’… me ha dejado impresionado”.
Ford es conocido por ser tosco y poco receptivo. Es un actor que no es muy dado a la introspección y que tiene poca paciencia para las preguntas tipo “diván del psiquiatra”. Hubo destellos de eso durante nuestros 45 minutos juntos. “Sé que metí solo a ese callejón oscuro donde ahora tendrás que pedirme que describa al personaje”, dijo en un momento. “Y no quiero hacerlo”.
Pero durante la mayoría del tiempo Ford se mostró comunicativo, contemplativo y relajado. Esta era una gira promocional y, tras medio siglo en la industria, sabe bien cómo hacerla. “Estoy aquí para vender una película”, afirmó Ford, aunque, por supuesto, estaba allí para vender un programa de televisión y, en cierto punto, a sí mismo.
“No quiero reinventarme”, sentenció. “Solo quiero trabajar”.
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FORD SIEMPRE FUE más que una mera carismática estrella de películas de acción de Hollywood. Podía actuar. Allí estaba presente la arrogancia y la sonrisita burlona, pero estaban para apoyar la interpretación de héroes complejos con defectos e inseguridades, como John Book, el detective en “Testigo en peligro”; Jack Ryan, el analista de la CIA protagonista de las novelas de Tom Clancy que inspiraron las películas, y Rick Deckard, luchando contra humanoides creados por bioingeniería en “Blade Runner”.
Ese estilo lo distinguió durante gran parte de su carrera de las estrellas de acción musculosas y monosilábicas como Arnold Schwarzenegger o Jean-Claude Van Damme y siempre ha sido parte integral de su atractivo: Hamill dijo que eso le impactó la primera vez que actuaron juntos.
“Era increíblemente genial, cauteloso, harto del mundo, algo sarcástico e impertinente”, afirmó Hamill.
La televisión no es un territorio completamente nuevo para Ford. Cuando George Lucas lo eligió para interpretar a un conductor de carreras con sombrero de vaquero blanco en la película de 1973 “Locura de verano”, Ford tenía 30 años y se ganaba la vida como carpintero a medio tiempo en Los Ángeles. Para ese momento ya había estado obteniendo algunos papeles modestos en series como “Ironside”, “El virginiano” y “La ley del revólver” desde finales de la década de 1960.
Su papel en “1923” es cualquier cosa menos modesto: el tío tatarabuelo de John Dutton III, el patriarca de la familia interpretado por Kevin Costner en “Yellowstone”, el drama televisivo más popular de la actualidad. Al igual que con “Yellowstone”, la magnitud de “1923” es vasta: los paisajes del oeste, las tomas aéreas panorámicas, la complejidad de los personajes y sus historias. Además, tiene a otra gran estrella, Helen Mirren, como su esposa, Cara, la dura matriarca de la familia.
Ford contó que aceptó el papel luego de que Taylor Sheridan, el creador principal detrás de la franquicia de “Yellowstone”, lo llevó a su rancho en las afueras de Fort Worth, Texas, y le esbozó el personaje. (“Tengo 80 años e interpreto a alguien de 77”, dijo Ford con una sonrisa irónica. “Es un poco inverosímil”). A Ford le intrigó Dutton, un ranchero estoico y sombrío que debe luchar en los últimos años de su vida para proteger su tierra y su familia.
“No es el personaje habitual que suelo interpretar”, afirmó Ford, comparándolo con su papel de psiquiatra de Jason Segel en “Shrinking”, una serie creada por Segel, Bill Lawrence y Brett Goldstein (de “Ted Lasso”), que se estrenará el próximo mes en Apple TV+. “Nunca he ido a un psiquiatra en mi vida”.
Filmar “1923” puso a prueba su resiliencia y su amor por el oficio. Montana demostró ser un lugar hostil para trabajar; el elenco y el equipo técnico se encontraron con ventiscas cegadoras y temperaturas asombrosamente bajas durante varios días de sesiones de 10 horas que se realizaron casi en su totalidad al aire libre.
“Fue una pesadilla”, afirmó Timothy Dalton, un ex James Bond que interpreta a un ranchero que desafía a Ford por el control de las tierras. “A veces, estábamos en la cima de una colina y una potente ventisca iba hacia nosotros. Las cámaras se congelaban. Los dedos de los pies se nos congelaban”.
Ben Richardson, quien dirigió la mayoría de los episodios de “1923”, describió el proceso de filmar a Ford mientras montaba un caballo por montañas empinadas, contra vientos afilados como cuchillos, mientras Dutton arreaba ganado a mayores altitudes con la esperanza de conseguir campos para pastar.
“Nunca se quejó”, afirmó Richardson. “No puedo expresar con justicia cuán buen miembro de equipo es… llega a ser impactante. Es Harrison Ford. Podría estar haciendo cualquier cosa. Estoy seguro que hay personas que preferirían tener un doble en algunas escenas. Él no”. Richardson agregó que había “visto ‘Blade Runner’ unas 20 veces”, mientras estudiaba cómo Ford se presentaba en pantalla.
“Hay algo verdaderamente fascinante en verlo lidiar con situaciones difíciles”, afirmó.
Desde los primeros días de Ford como Han Solo, el actor ha sido cauteloso con ser encasillado como un héroe de películas de acción. Aceptó hacer los éxitos taquilleros que le pidió Lucas o Steven Spielberg, pero también buscó algo más que pistolas láser y látigos y gravitó hacia películas como “Testigo en peligro” (1985) de Peter Weir y hacia directores como Alan J. Pakula (“Se presume inocente”, “Enemigo íntimo”).
“Siempre pasé de hacer una película para mí a una película para ellos”, afirmó, refiriéndose a los directores —y al público— con gusto por las películas taquilleras de héroes de acción. “No quiero trabajar para una sola audiencia”.
Es la razón por la cual Ford interpretará a un ranchero en “1923” y a un terapeuta en “Shrinking”, seis meses antes de que su quinta película de Jones, “Indiana Jones: El llamado del destino”, se estrene en junio.
Ford contó que aceptó el papel luego de que Taylor Sheridan, el creador principal detrás de la franquicia de “Yellowstone”, lo llevó a su rancho en las afueras de Fort Worth, Texas, y le esbozó el personaje. (“Tengo 80 años e interpreto a alguien de 77”, dijo Ford con una sonrisa irónica. “Es un poco inverosímil”). A Ford le intrigó Dutton, un ranchero estoico y sombrío que debe luchar en los últimos años de su vida para proteger su tierra y su familia.
“No es el personaje habitual que suelo interpretar”, afirmó Ford, comparándolo con su papel de psiquiatra de Jason Segel en “Shrinking”, una serie creada por Segel, Bill Lawrence y Brett Goldstein (de “Ted Lasso”), que se estrenará el próximo mes en Apple TV+. “Nunca he ido a un psiquiatra en mi vida”.
Filmar “1923” puso a prueba su resiliencia y su amor por el oficio. Montana demostró ser un lugar hostil para trabajar; el elenco y el equipo técnico se encontraron con ventiscas cegadoras y temperaturas asombrosamente bajas durante varios días de sesiones de 10 horas que se realizaron casi en su totalidad al aire libre.
“Fue una pesadilla”, afirmó Timothy Dalton, un ex James Bond que interpreta a un ranchero que desafía a Ford por el control de las tierras. “A veces, estábamos en la cima de una colina y una potente ventisca iba hacia nosotros. Las cámaras se congelaban. Los dedos de los pies se nos congelaban”.
Ben Richardson, quien dirigió la mayoría de los episodios de “1923”, describió el proceso de filmar a Ford mientras montaba un caballo por montañas empinadas, contra vientos afilados como cuchillos, mientras Dutton arreaba ganado a mayores altitudes con la esperanza de conseguir campos para pastar.
“Nunca se quejó”, afirmó Richardson. “No puedo expresar con justicia cuán buen miembro de equipo es… llega a ser impactante. Es Harrison Ford. Podría estar haciendo cualquier cosa. Estoy seguro que hay personas que preferirían tener un doble en algunas escenas. Él no”. Richardson agregó que había “visto ‘Blade Runner’ unas 20 veces”, mientras estudiaba cómo Ford se presentaba en pantalla.
“Hay algo verdaderamente fascinante en verlo lidiar con situaciones difíciles”, afirmó.
Desde los primeros días de Ford como Han Solo, el actor ha sido cauteloso con ser encasillado como un héroe de películas de acción. Aceptó hacer los éxitos taquilleros que le pidió Lucas o Steven Spielberg, pero también buscó algo más que pistolas láser y látigos y gravitó hacia películas como “Testigo en peligro” (1985) de Peter Weir y hacia directores como Alan J. Pakula (“Se presume inocente”, “Enemigo íntimo”).
“Siempre pasé de hacer una película para mí a una película para ellos”, afirmó, refiriéndose a los directores —y al público— con gusto por las películas taquilleras de héroes de acción. “No quiero trabajar para una sola audiencia”.
Es la razón por la cual Ford interpretará a un ranchero en “1923” y a un terapeuta en “Shrinking”, seis meses antes de que su quinta película de Jones, “Indiana Jones: El llamado del destino”, se estrene en junio.
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UNA PARADOJA CENTRAL de la biografía de Ford es que “La guerra de las galaxias”, la franquicia quizás más responsable de remodelar la industria a su imagen, lo convirtió en una de las últimas verdaderas estrellas de cine, un hombre cuyo mero nombre podía vender boletos. El cambio de Hollywood de vehículos para estrellas a propiedades intelectuales, de la pantalla grande a la pequeña, se puede rastrear ahora claramente en el arco de su carrera.
“La guerra de las galaxias” unió a un país —cruzando fronteras geográficas, políticas y de clase— y cautivó al público que se reunió en las salas de cine para experimentar juntos esa historia de amor y aventura. Por estos días, el público está conformado por amigos y familiares que se reúnen en una sala, y Ford enfrenta preguntas sobre si la franquicia de “Yellowstone” es una oda al lado republicano de Estados Unidos.
“Soy consciente del interés en la política de los personajes”, afirmó, y agregó que no le interesaban las creencias políticas de Jacob Dutton. (Ford, quien nació en Chicago de padres demócratas y apoyó a Joe Biden en su campaña presidencial contra Donald Trump en 2020, sugirió que la audiencia de “Yellowstone” era tan amplia que era poco probable que estuviera solo compuesta por republicanos).
Ford no es un pionero. Se resistió a la televisión durante muchos años y, al finalmente ceder, está siguiendo los pasos de otras grandes estrellas taquilleras del cine — Kevin Costner en “Yellowstone” y Sylvester Stallone en “Tulsa King”— que se han unido a las producciones televisivas de Taylor Sheridan.
Aun así, mientras se preparaba para asistir al estreno de “1923”, en una pantalla grande escondida en un American Legion Hall en Hollywood, era evidente de qué lado estaba su corazón.
“Lo importante es entrar a una habitación oscura con extraños, experimentar lo mismo y tener la oportunidad de considerar la humanidad que tenemos en común”, afirmó Ford. “Con extraños. Y la música… el sistema de sonido es mejor, ¿cierto? La oscuridad es más profunda, ¿cierto? Eso sí, la ‘heladera’ no está tan cerca”.
Ford hizo una pausa en su reveladora referencia al nombre de un electrodoméstico de otra época: la era en la que creció. No pudo evitar reírse de su lapsus. “¡Heladera!”, afirmó.
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