Hamburgo se convierte en la primera ciudad del mundo que prohíbe las cápsulas de café de un solo uso

Son diminutas y a priori inofensivas, pero están causando un grave daño en la naturaleza. Las cápsulas de café de un solo uso contienen un gran peligro y no solo en su interior. A los conocidos perjuicios de esta famosa bebida, ahora se le añaden los que produce directamente con su envase contenedor.

Tanto es así, que ya hay una ciudad en el mundo, Hamburgo en Alemania, que ha decidido declararle la guerra y prohibir terminantemente estas famosas y exitosas cápsulas en todos los edificios gubernamentales.

image

¿El motivo? Que la mezcla de plástico y aluminio que compone el envase es altamente contaminante y un serio problema para el medioambiente, ya que la mayoría de las plantas de reciclaje en el mundo no están preparadas para tratar este tipo de desechos y carecen de las instalaciones adecuadas.

Para hacerse una idea de la magnitud del problema, basta con resaltar que si se recogieran todas las cápsulas vendidas por el líder del mercado, Keurig, en un año y se alinearan todas de extremo a extremo, serían capaces de dar doce vueltas completas al planeta.

Es por eso que Hamburgo ha decidido reaccionar porque van a ser necesarias décadas para limpiar el desastre ambiental que se está causando. Y lo peor es que parece que lo peor está por venir porque este tipo de cafeteras, que utilizan las cápsulas monodosis, siguen expandiéndose por el mundo y cada vez gozan de más éxito.

“Este tipo de envases causan el consumo de los recursos y la generación de residuos innecesarios y a menudo contienen aluminio contaminante”, argumentó Jan Dube, del Departamento de Medio Ambiente y Energía de Hamburgo, que además recalcó que se trata de 6 gramos de café y 3 gramos de envase, por lo que no tiene sentido seguir provocando esa contaminación.

image

La ciudad de Hamburgo (Wikipedia Commons).

Ya en 2014 Keurig vendió 9,8 billones de cápsulas, de las que se estima que solo el 5% eran reciclables, aunque hay muchos expertos que cuestionan este último dato. La compañía se ha comprometido en hacer una versión para 2020 respetuosa con la naturaleza, pero con el ritmo de consumo actual quizás cuatro años sea demasiado tiempo.

Y aún así no está asegurado que lo puedan lograr. De hecho, más de una persona, incluido el que fue fundador de la empresa, han manifestado que “nunca serán reciclables”.

Por el momento la prohibición es solo para los edificios gubernamentales, por lo que en el resto de Hamburgo la gente podrá seguir consumiendo sus cafés monodosis. Parece que el cambio no ha sido muy importante, pero si hubiera más ciudades como la alemana que se suman a la iniciativa el impacto podría ser determinante

Javier Taeño (@javiertaeno)