Para Hamás, destruir la sensación de seguridad de Israel es un objetivo crucial

Miembros de las Brigadas Qassam, el brazo armado de Hamás, asisten a una celebración en honor a los prisioneros palestinos liberados de Israel, en la Ciudad de Gaza, Gaza, el 19 de octubre de 2011. (Lynsey Addario/The New York Times)
Miembros de las Brigadas Qassam, el brazo armado de Hamás, asisten a una celebración en honor a los prisioneros palestinos liberados de Israel, en la Ciudad de Gaza, Gaza, el 19 de octubre de 2011. (Lynsey Addario/The New York Times)

EL CAIRO – El día que los israelíes se despertaron con el horror de que los escuadrones palestinos que se habían infiltrado en su país estaban disparando contra soldados y civiles y arrastrando rehenes de regreso a Gaza, el misterioso comandante del ala militar de Hamás emitió un extraño mensaje bendiciendo el ataque.

Desde una ubicación secreta, el comandante Muhammad Deif describió la operación como una explosión de ira por el trato que Israel ha dado a los palestinos y les dijo a sus fuerzas que este era un primer paso hacia la destrucción de Israel.

“Combatientes justos, este es su día para sepultar a este enemigo criminal. Su tiempo ha terminado. Mátalos dondequiera que los encuentres”, dijo en un mensaje de audio publicado en las redes sociales. “Elimina esta inmundicia de tu tierra y de tus lugares sagrados. Combate y los ángeles combatirán contigo”.

Las crecientes penurias impulsaron la decisión de Hamás de atacar, pero la naturaleza de ese ataque estuvo moldeada por una profunda sed de venganza acumulada durante décadas de conflicto: un deseo de ver sangrar a Israel.

Hamás actuó sobre ese deseo el sábado, con lo que conmocionó al mundo al llevar la lucha al interior de las comunidades israelíes y destrozar la sensación de que Israel podía mantener su conflicto con los palestinos en otros lugares.

“Lo que Hamás está haciendo es intentar volcarles la mesa a los israelíes, al afirmar que no pueden olvidarse del tema palestino y que ellos pueden socavar el mito de su invencibilidad”, afirmó Tareq Baconi, autor de un libro sobre Hamás en Gaza. “Eso en sí mismo es una enorme transformación en la imaginación palestina y no creo que podamos ver o comprender sus implicaciones todavía”.

Una vista aérea del campamento del festival de música que fue invadido por hombres armados de Hamás a unos 5 kilómetros de la frontera de Gaza en Israel, el miércoles 11 de octubre de 2023. (Sergey Ponomarev/The New York Times)
Una vista aérea del campamento del festival de música que fue invadido por hombres armados de Hamás a unos 5 kilómetros de la frontera de Gaza en Israel, el miércoles 11 de octubre de 2023. (Sergey Ponomarev/The New York Times)

El conflicto entre Israel y Hamás ha estallado periódicamente en episodios de enorme violencia en Gaza durante más de una década, pero la magnitud del ataque de Hamás y su captura de unos 150 rehenes israelíes ha aumentado de forma significativa lo que está en juego para ambos bandos.

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha prometido destruir a la organización, y las fuerzas israelíes se están concentrando en la frontera de Gaza para una posible invasión por tierra. Los líderes de Hamás han prometido seguir luchando y han llamado a otras fuerzas antiisraelíes a unirse, para lo que han invocado el espectro de una guerra regional.

Los más propensos a pagar el precio más alto en Gaza son los civiles, quienes se encuentran entre los cientos que ya han muerto por los ataques aéreos israelíes desde el sábado. Si los líderes de Hamás consideraron el costo para los civiles de Gaza de tal ataque, claramente eso no impidió su decisión de seguir adelante.

“Esto deja claro que este tipo de organizaciones o movimientos tienen objetivos políticos y que el costo humano para obtenerlos será una consideración secundaria", afirmó Dana El Kurd, profesora asistente de Ciencias Políticas en la Universidad de Richmond.

Descifrar las motivaciones de Hamás requiere comprender cómo se ve el grupo a sí mismo en la historia palestina. Hamás se fundó a finales de la década de 1980 durante la primera intifada palestina contra Israel, como una organización islamista dedicada a destruir Israel y remplazarlo con un Estado islámico.

Si bien sus líderes han aceptado más recientemente la posibilidad de una solución de dos Estados —el final teórico de décadas de esfuerzos de paz en Medio Oriente— nunca ha buscado negociaciones con Israel, a diferencia de otras facciones palestinas.

En cambio, considera ilegítima la existencia de Israel y describe al Estado judío como un proyecto colonial y a sí mismo como un movimiento anticolonial.

Hamás recibió una amplia condena internacional durante el segundo levantamiento palestino que comenzó en 2000, por desplegar terroristas suicidas en zonas civiles. Israel, Estados Unidos y muchos otros países la consideran una organización terrorista.

Desde 2007, Hamás ha sido el gobernante de facto de la Franja de Gaza. Israel ha impuesto un estricto bloqueo al territorio, a menudo en conjunto con Egipto.

La principal autoridad política de la organización, Ismail Haniyeh, reside en Catar. Otros altos funcionarios viven en Beirut, donde mantienen estrechos vínculos con Hezbolá, el grupo militante libanés que también está comprometido con la destrucción de Israel.

El compromiso de Hamás con la lucha armada lo distingue de la Autoridad Palestina, la cual fue establecida durante el proceso de paz como una especie de gobierno palestino en espera y que en la actualidad tiene un control limitado sobre algunas zonas de Cisjordania.

Los líderes de Hamás sostienen que el proceso de paz les ha fallado a los palestinos, lo que ha dejado a la lucha armada o la resistencia como única opción.

En los últimos meses, Hamás se había enfrentado a un creciente descontento por su incapacidad para mejorar las condiciones de vida en Gaza, donde la mayoría de los residentes están estancados, la pobreza abunda y los cortes de energía son comunes.

Lo más probable es que el ataque del sábado haya buscado desviar la atención de eso y al mismo tiempo reforzar las credenciales de resistencia de Hamás entre los palestinos.

“La Autoridad Palestina ha abandonado por completo la idea de representar a los palestinos en cualquier tipo de resistencia, ya sea violenta o no violenta, por lo que ahora Hamás ha reclamado ese rol”, dijo El Kurd. Con un ataque tan temerario, añadió El Kurd, Hamás buscaba demostrarles a los palestinos que es “el baluarte de la resistencia”.

Muchos gazatíes no apoyan toda la ideología de Hamás, pero existe un amplio respaldo a su lucha contra Israel. La mayoría de los 2 millones de residentes de Gaza son refugiados que eran o son descendientes de palestinos que huyeron o fueron expulsados de lo que hoy es Israel durante la guerra generada por su creación en 1948.

Algunos gazatíes rastrean sus orígenes a poblados que alguna vez estuvieron donde tuvo lugar la incursión del sábado.

En los días posteriores al ataque, los líderes de Hamás han elogiado el asalto como un éxito y han prometido matar a rehenes israelíes si Israel bombardea a civiles en Gaza sin previo aviso. Pero por lo demás han hecho pocas demandas específicas, lo que sugiere que se avecinan más combates.

Israel ha bombardeado Gaza repetidas veces a lo largo de los años, matando a un gran número de civiles y miembros de Hamás, pero sin degradar de forma significativa a la organización.

Los funcionarios de salud en Gaza afirmaron el miércoles que 1100 palestinos habían muerto y muchos más habían resultado heridos desde el sábado. La división entre combatientes y civiles no estaba clara. Lo más probable es que ese número de víctimas aumente de forma significativa a medida que Israel siga bombardeando el territorio y posiblemente comience una invasión terrestre.

Aún no está claro si el alto costo para los civiles afectará a Hamás. Incluso cuando Hamás ataca primero, los gazatíes tienden a culpar a Israel por su miseria y muchos han pasado por tantas guerras que lo que prevalece es el fatalismo.

“Por lo que escucho de los habitantes de Gaza, esta es una guerra muy repetitiva”, dijo Imad Alsoos, investigador de Gaza en el Instituto Max Planck de Antropología Social en Alemania. La frase común que, según dijo, escucha de amigos y familiares es “No tenemos nada que perder”.

c.2023 The New York Times Company