Haas cambia los pilotos “estúpidos” y pasa a una lucha con Mercedes en la F1

Guenther Steiner es con toda seguridad el personaje más pintoresco de Drive to survive. La serie de Netflix de Fórmula 1 retrata al jefe del equipo Haas como un perdedor, y eso es lo que le había tocado en suerte hasta la temporada 2021. Una escena de los capítulos estrenados hace unas semanas es particularmente emblemática: “Tenemos a dos estúpidos manejando nuestros autos”, se quejaba el alemán Steiner, en referencia a Nikita Mazepin y Mick Schumacher, que juntos no lograron rescatar siquiera un punto en el Campeonato de Pilotos de 2021.

Pero ahora, la realidad es totalmente opuesta y Haas hasta se permite luchar codo a codo con Mercedes con el regreso de Kevin Magnussen, el piloto que le devolvió la sonrisa a la escudería estadounidense.

Los números del cambio son elocuentes: luego de dos fechas, Haas figura quinto en el Campeonato de Constructores con 12 unidades, mientras que el danés reúne el mismo puntaje en el torneo de pilotos; sumó en sus dos apariciones (8 y 2) y aparece en la séptima posición global. Lewis Hamilton apenas figura 5º, con 16 unidades.

El año pasado habría sido disparatado pensar que la escudería iba a pelear mano a mano con Mercedes, como lo viene haciendo en los dos primeros grandes premios, tanto en Bahréin como en Arabia Saudita. Y eso que el gran momento de Haas se produce sin contar con el aporte de Schumacher, que terminó 11º en la primera cita y no largó en Jeddah tras una accidente en la clasificación que causó escozor, pero del que salió ileso. Lo peor de todo: la destrucción de su auto le costó a la escuadra un millón de dólares.

La metamorfosis de Haas se produjo de manera forzada, tras el estallido interno que provocó la guerra de Rusia con Ucrania. El conflicto bélico eyectó del equipo tanto al piloto ruso Nikita Mazepin como a su padre Dmitry, cercano a Vladimir Putin y dueño de la petroquímica Uralkali, que era el principal sponsor del equipo. Más allá de que todo quedó patas para arriba -con el agravante de la falta de dinero fresco-, Steiner se encontró con la oportunidad justa para expulsar a Nikita, que evidenció su falta de talento –y bastante petulancia– a lo largo de la temporada.

En su reemplazo reclutó a Magnussen, que en realidad nunca se había ido del todo de Hass y formó parte activa entre 2017 y 2020. Un hombre sencillo y rústico de 29 años, con reciedumbre al defender su posición en la pista y velocidad en sus muñecas.

Steiner habló del conductor que, hasta ahora, le dio satisfacciones, tanto en los ensayos como a la hora de la verdad: “Es como si Kevin nunca se hubiera ido. Es como si la temporada 2021 nunca hubiera ocurrido. Magnussen conoce a todo el mundo en el equipo y se puso a trabajar enseguida. Y sin embargo, terminó quinto en Bahréin en su regreso cuando sólo tuvo dos días de conducción al final de los test de invierno”. El responsable de Haas amplió: “Qué increíble regreso para Magnussen y todo el equipo. No te puedes imaginar lo orgulloso que estoy de ellos. Y eso que todavía no está al ciento por ciento”.

Tras dos años sin invertir un solo dólar superfluo en el desarrollo de los modelos de 2020 y 2021, Haas tuvo el buen tino de interpretar correctamente el reglamento de 2022 y confió en el motor Ferrari, refinado en secreto por los ingenieros de Maranello. La potencia y fiabilidad quedó más demostrada con el Haas de Magnussen y, por supuesto, con las monoplazas rojas de Charles Leclerc y Carlos Sainz, quienes lideran el campeonato con 45 y 33 puntos respectivamente. Steiner apuntó: “Siempre dije que volveríamos en 2022. De acuerdo con Gene Haas, el propietario del equipo, sacrificamos deliberadamente el desarrollo del VF-21 el año pasado”.

En medio de la revolución, ya se habla de una “Ferrari blanca”. Andreas Seidl, director de la escudería McLaren, abrió un “expediente” con cautela, respecto del vínculo que une a Haas con el Cavallino Rampante en cuanto a que comparten motores: “No quiero hablar específicamente de Haas y Ferrari, pero no es un secreto que en general las relaciones pueden existir con el reglamento actual. Es una preocupación para nosotros. Seidl continuó: “La F1 debería ser un campeonato en el que lo único que se permitiera compartir fueran las unidades de potencia y los entornos de las cajas de cambios. De lo contrario, en cuanto se vaya más lejos, se producirá una transferencia de propiedad intelectual relevante para el rendimiento. Eso no es lo que debería ser la F1. Otros equipos comparten nuestras preocupaciones”.

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