“Nos dijeron, ahí les va esto y háganle como puedan”: maestros tienen que comprar televisores para antenas de la SEP

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La Secretaría de Educación Pública (SEP) elaboró un estudio en el que reconoce que el 40% de los teleplanteles en el país no tienen televisión en sus aulas y que más de mil planteles tampoco disponen de cosas tan básicas como energía eléctrica, pese a ello, gastará más de 600 millones de pesos en la compra de miles de antenas parabólicas para ‘reconectar’ a más de 20 mil planteles de telesecundaria y telebachillerato a la red Edusat de canales educativos de televisión.

Al margen de la falta de pantallas, la SEP hará el desembolso millonario aún sabiendo que muchos de los docentes encuestados por la propia dependencia federal expresaron que el programa de canales educativos no es de gran utilidad para los alumnos y que prefieren el uso de los libros de texto y de herramientas como videos de Youtube. Sin embargo, a través del programa @aprende.mx, la SEP ya lleva invertidos en este 2023 unos 80 millones de pesos en la instalación de las antenas.

“La programación de los canales es muy básica, visualmente no atractiva, y desmotiva a los alumnos”, señaló un directivo de una escuela encuestada en Tlaxcala.

Animal Político hizo un recorrido por comunidades serranas del Estado de México, donde una docenas de maestros de teleplanteles corroboraron que, en efecto, no disponen de pantallas de televisión para ver los canales educativos que llegarán a través de las antenas, y que son ellos mismos los que tienen que pagar de su bolsillo o cooperar con los padres de familia para comprar los televisores y cumplir así con el programa millonario de la SEP. 

“Si no fuera obligatorio, yo no pondría esa antena porque creo que hay otras prioridades que atender antes en las escuelas, como, por ejemplo, el agua potable, la luz, o baños de obra, que no tenemos”, expuso uno de los maestros entrevistados. 

Las antenas fueron instaladas en escuelas sin televisión, energía eléctrica ni internet.
Las antenas fueron instaladas en escuelas sin televisión, energía eléctrica ni internet. Foto: Manu Ureste

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“Los maestros tenemos que comprar las pantallas”

“Quieren poner una antena muy moderna, pero tenemos techo de madera y no ven todas las necesidades que tenemos en la escuela. Aquí hay muchas carencias que resolver antes que poner una antena para que los chavos vean la televisión”. 

Alberto es maestro en una telesecundaria en un municipio rural del Estado de México. Su nombre real no es ese, pero pide anonimato para evitar represalias laborales. Su escuela es una de las 24 mil telesecundarias y telebachilleratos en las que la SEP federal anunció la inversión de más de 600 millones de pesos en la instalación de antenas parabólicas. Se trata del programa federal @aprende.mx, con el que se busca reconectar a esas telescuelas al sistema Edusat para que los alumnos puedan ver canales educativos como material complementario a sus clases. 

“Pero lo peor no es eso”, agrega el maestro al pie de la entrada de la escuelita, un pequeño inmueble hecho con troncos de oyamel que está rodeado de milpas de maíz y caballos pastando. “Lo peor es que, para cumplir con el programa, yo como docente tengo que buscar las pantallas de televisión; yo tengo que buscar el recurso; yo tengo que hacer la coperacha con los padres; yo tengo que ir a comprar la pantalla; y yo casi que también tengo que instalar las antenas”. 

“Y encima”, farfulla con ambos brazos cruzados sobre el regazo, visiblemente molesto, “ahora necesitamos un regulador de voltaje para que no se incendie la antena y la televisión, porque ni la supervisora ni la Secretaría de Educación nos manda nada de nada. Solo nos dijeron… ‘ahí les va esto y háganle como puedan’”. 

Los reclamos de Alberto coinciden con los expuestos por muchos docentes de otras escuelas visitadas por Animal Político en municipios como San Felipe del Progreso, San José del Rincón, Villa Victoria, Donato Guerra, Villa de Allende, Toluca, Acambay, Tejupilco, Jilotepec, Ixtapaluca y El Oro, los cuales se resumen en que hay necesidades más apremiantes en los centros educativos que instalar unas costosas antenas parabólicas. 

Y la propia SEP lo sabe, pues para explicar la inversión de 600 millones de pesos hizo un estudio previo para analizar las condiciones en las que se encontraban los centros a los que llegarán las antenas.

La SEP señaló en el informe, al que Animal Político tuvo acceso por transparencia, que de las 23 mil 895 telesecundarias y telebachilleratos analizados, 9 mil 110, casi el 40% del total, no contaban con pantallas de televisión en sus planteles. 

Es decir, que en más de 9 mil escuelas en todo el país llegarán las antenas para que los alumnos vean los canales educativos, pero no tendrán las pantallas, ni está previsto en el programa federal que el Estado las proporcione. Por lo que, tal y como han expuesto múltiples testimonios para este reportaje, son los mismos docentes los que tendrán que poner de su bolsillo para comprar la televisión.

El personal docente son quienes pagan de su bolsillo o hacen cooperaciones con los padres de familia para comprar las televisiones.
El personal docente son quienes pagan de su bolsillo o hacen cooperaciones con los padres de familia para comprar las televisiones. Foto: Manu Ureste

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“Necesitamos mil veces más Internet que las antenas” 

Asimismo, de acuerdo con el estudio, más de 1 mil planteles dijeron no tener electricidad en sus aulas (y por lo tanto, ni antenas, ni pantallas), y hasta 15 mil 331 teleplanteles, el 64% del total, dijeron no tener tampoco Internet; una de las herramientas que más demandan los docentes entrevistados para sus alumnos.

“Ahora mismo, te diría que necesitamos mil veces más Internet que las antenas de televisión, porque ahí te permite tener un contenido mucho más variado para los alumnos, además de que no estás limitado por unos horarios y unos contenidos rígidos”, expone el docente Alberto. 

De hecho, en otro estudio que hizo la SEP al que denominó ‘Diagnóstico de Campo’, y al que también tuvo acceso este medio por transparencia, varios planteles educativos en diferentes partes de la República señalaron precisamente que esa rigidez de horarios (aunque el nuevo plan de la SEP ya incluye la posibilidad de grabar los programas) y de contenidos de los que habla Alberto desincentivan el uso de la red Edusat.

“Solo son temas introductorios, que no profundizan, y los alumnos se quedan con dudas”, expuso otra directora de un plantel en un municipio de Tlaxcala, según consta en el documento del Diagnóstico. 

“En todos los casos se mencionó que los contenidos de los programas, a pesar de ser válidos y de utilidad, son muy básicos y se requiere profundizar en los temas”, señaló a modo de conclusión el propio personal de la SEP que encuestó a los docentes de 8 telesecundarias en la entidad tlaxcalteca. 

En Sonora, en varios de los teleplanteles visitados por la SEP, a pesar de que sí contaban con antenas en buenas condiciones, no disponían tampoco de pantallas de televisión ni de codificadores de señal, por lo que se apoyaban en los libros de texto. Incluso, varios docentes refirieron que preferían descargar en sus domicilios videos de Youtube y material de Internet que guardaban en USB para luego mostrárselo a los alumnos. 

En Chihuahua, tras la visita de 7 planteles, los docentes también dijeron que preferían los libros de texto y las descargas de Internet y Youtube, pues los programas de la red Edusat eran “muy largos” para los alumnos, además de que muchos de ellos no contaban con el servicio por las complejas características del terreno donde se encuentran las escuelas rurales. 

Se trata de telesecundarias prácticamente en obra negra, pero ya conectadas a la red Edusat.
Se trata de telesecundarias prácticamente en obra negra, pero ya conectadas a la red Edusat. Foto: Manu Ureste

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“Haríamos maravillas en las escuelas con ese dinero”

San José del Rincón es un municipio mexiquense con altos niveles de pobreza. De acuerdo con datos del Coneval, de sus 99 mil 587 habitantes, solo 302, apenas el 0.3%, fueron catalogados como “no pobres y no vulnerables”; el resto de la población, o viven con pobreza moderada (45 mil 014), o viven en pobreza extrema (19 mil 120); o son vulnerables por varias carencias (19 mil 507). 

Para llegar hasta San José del Rincón se tiene que atravesar carreteras estrechas y repletas de baches y topes, hasta adentrarse por unos caminos de tierra. Al final de uno de esos caminos, sobre una planicie con pasto donde hay más caballos amarrados a postes de concreto, se levanta una telesecundaria. El inmueble está prácticamente en obra negra: sin puertas ni marcos, ni cristales en las ventanas, y sin electricidad ni baños de agua potable. 

Sin embargo, puesto que en el techo de lámina hay instalada una antena parabólica de la que baja un cable a una de las dos aulas, donde no hay una pantalla de televisión, para el programa @aprende.mx de la SEP y para la compañía que instala las antenas, la escuela ya tiene la ‘palomita’ de reconectada a la red Edusat. 

“El detalle aquí es que en el formato que yo tengo que llenar dice que esta escuela ya está en óptimas condiciones para operar el programa, pero… pues mira cómo está; llena de carencias”, dice un operario de la compañía de antenas que pide que no se mencione su nombre. 

“La antena ya está lista, sí, pero pues ahí se va a empolvar porque no tenemos televisión ni recursos ahora mismo para comprarla”, plantea por su parte Luis, otro docente que pidió modificar su nombre real, que dice que tampoco cuentan con electricidad porque les cobran “más de 20 mil pesos” por bajarla de alguno de los postes de luz que hay por la zona. 

“Y aunque tuviéramos las pantallas, el riesgo de que se la roben en la noche es muy grande”, agrega el maestro. “¿O cómo quieren que le hagamos? -pregunta con una sonrisa floja-. Ni modo que nos las tengamos que llevar también a la casa, o que estemos aquí de vigilantes”. 

Ante el contexto de la escuela rural, se le pregunta a Luis cómo tiene pensado utilizar el programa de canales de televisión educativos cuando logre comprar e instalar una pantalla. El maestro vuelve a sonreír cansado. “Pues la verdad, la verdad”, dice sin dejar de sonreír, con ambas manos puestas en el cinturón del pantalón tejano que viste, “no sé muy bien aún cómo usarlos, porque nadie nos ha explicado nada”. 

“Hay que recibir lo que nos llega -agrega-, porque, además, nos dicen que es un programa obligatorio. Pero, la mera verdad, si no fuera obligatorio, pues yo no pondría esa antena porque creo que sí hay otras prioridades. Necesitamos una barda perimetral para cuidar la escuela y que no entren a robar a cada rato por las noches; necesitamos luz, electricidad; y necesitamos reacondicionar los dos salones de clases que, con mucho trabajo, los padres aportaron con su dinero para hacerlos”. 

“¿Usted sabe que la SEP anunció una inversión de 600 millones para instalar miles de antenas y llevar los programas educativos a teleplanteles como este?”, se le pregunta. 

Luis frunce el ceño. 

“¡Órale! -exclama sorprendido-. No, pues ya que nos mandaran aquí aunque fuera medio millón. 

El docente suelta a continuación una carcajada que le relaja el rostro. 

“Ya con eso pondríamos luz y construiríamos la barda, los baños, todo. ¡N’hombre, haríamos maravillas con ese dinero!”, vuelve a exclamar el maestro.