Gustavo Petro y Nicolás Maduro ponen fin a la guerra fría: el régimen chavista aceptó al embajador de Colombia

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se reúne con el nuevo embajador de Colombia, Armando Benedetti, en el Palacio de Miraflores en Caracas, Venezuela, el lunes 29 de agosto de 2022. Por primera vez en más de tres años un embajador de Colombia es aceptado por Venezuela dando un paso fundamental en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas de los países vecinos. (Foto AP/Ariana Cubillos)

BOGOTÁ.- Por primera vez en más de tres años un embajador de Colombia fue aceptado por Venezuela, dando un paso fundamental en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas de ambos países. El colombiano Armando Benedetti hizo hoy entrega de las cartas credenciales en Caracas que lo acreditan como embajador en Venezuela tras arribar ayer al país. Resta que con el embajador designado de Venezuela, el excanciller Felix Plasencia, haya el mismo acto protocolario en Bogotá.

La relación bilateral se renovó con el gobierno de Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, quien ha dado un giro al reconocer a Nicolás Maduro como presidente legítimo de Venezuela y no al líder opositor Juan Guaidó, como lo había hecho su antecesor Iván Duque (2018-2022).

A los tres años de relaciones diplomáticas congeladas, se suma el rompimiento comercial en 2015, cuando Maduro ordenó el cierre de los cruces fronterizos, dejando a Colombia sin el que fuera su socio comercial más importante. Los puentes continúan bloqueados y solo permiten el paso peatonal, no el transporte de carga.

Aneta Ikonomova Gueorguieva, especialista en relaciones internacionales y docente de la Universidad del Externado, dijo a AP que el rompimiento provocó un efecto devastador en los dos países, especialmente en la economía de los pueblos fronterizos. Además, la falta de comunicación oficial generó un vacío en la frontera compartida de 2200 kilómetros que avivó los pasos ilegales -llamados trochas- controlados por grupos armados ilegales a cargo del contrabando, el narcotráfico y el tráfico de migrantes.

El último punto de quiebre entre los dos países fue en febrero de 2019, cuando Maduro rompió relaciones y ordenó al cuerpo diplomático colombiano abandonar Venezuela en 24 horas. Maduro acusó al gobierno de Duque de prestar su territorio para agredir a Venezuela luego de que la oposición intentó cruzar ayuda humanitaria por la frontera y realizara el concierto “Venezuela Aid Live”’ con apoyo de Duque. Por ese entonces, Colombia reconocía a Guaidó y Duque lideró en la región lo que llamó un “cerco diplomático”’ que pretendía la salida de Maduro del poder, alineado con Estados Unidos, su tradicional aliado, y país que ha impuesto duras sanciones a Venezuela en los últimos años.

La víspera, Benedetti indicó que hablará con Maduro sobre un pronto encuentro presidencial con Petro. En 2010, cuando las relaciones también se tensaron, una visita de Hugo Chávez al Caribe colombiano se convirtió en el episodio simbólico del restablecimiento de las relaciones. El entonces presidente Juan Manuel Santos (2010-2018) llamó a Chávez su “nuevo mejor amigo”.

Sin embargo, Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, dijo que un encuentro entre Petro y Maduro en Colombia en la actualidad podría ser más complejo. “Son dos millones y medio de venezolanos que tuvieron que salir de su país por la persecución o el desastre económico causado por la revolución bolivariana. Podría haber protestas de la población venezolana en Colombia’', consideró Rodríguez.

Colombia es el país que más migrantes venezolanos alberga. Petro aseguró que garantizará el derecho de asilo y el refugio, ante una expresa solicitud de Diosdado Cabello de extraditar a los opositores chavistas que están en Colombia.

Rafael Piñeros, docente de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, dijo que luego del avance diplomático y político seguirán otros retos relacionados a recuperar la institucionalidad, es decir, reabrir las sedes consulares -en Colombia una de ellas se quemó y fue saqueada- y resolver los procesos acumulados de miles de migrantes. Además, Piñeros considera que los dos países deben reconstruir los discursos, debido a que por años se intercambiaron agravios públicos. Caracas señaló al gobierno colombiano como supuesto cómplice del paramilitarismo y de querer derrocarlo con auspicio de Estados Unidos, mientras que Bogotá acusó a Maduro de ser un dictador.

Guaidó le reclamó a Benedetti no hablar a su llegada a Caracas sobre violaciones de derechos humanos en ese país, exigir nuevas elecciones “libres” o reclamar por el presunto apoyo de Maduro a los grupos armados ilegales colombianos. El líder opositor le pidió a Benedetti calificar de “dictador” a Maduro. “Llamar diferente a Maduro es revictimizar a todo el país”, agregó el viernes pasado en Twitter.

Benedetti fue designado por Petro para liderar dicha transición. Se convirtió durante la campaña presidencial en el hombre de confianza de Petro. Era el encargado de su agenda y lo acompañó a recorrer el país buscando electores. Es un político experimentado que viene de los partidos tradicionales y no de la izquierda, como Petro. El nuevo embajador se ha sabido relacionar con el poder. Como congresista apoyó primero el gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010), fuerte opositor político de Petro, y luego respaldó la candidatura del siguiente presidente Juan Manuel Santos, quien no tardó en distanciarse de Uribe aunque se hizo elegir como su heredero político. Durante el gobierno de Duque, Benedetti mantuvo distancia con el entonces presidente y luego se unió a Petro en su aspiración a la presidencia.