Guillermo Martínez, periodista de origen cubano pionero en el sur de la Florida, falleció a los 80 años
Guillermo I. Martínez, periodista de origen cubano del sur de la Florida quien durante décadas fue una voz prominente e influyente tanto en inglés como en español a través de la televisión, la radio y los periódicos, ha fallecido.
Martínez, ex reportero y miembro de la junta editorial del Miami Herald, falleció el domingo en Miami. Tenía 80 años. Sus amigos dijeron que murió a causa de un cáncer.
Martínez, que escribía y hablaba tanto en español como en inglés, fue una fuerza pionera y unificadora en el periodismo local, tendiendo un puente entre los medios de comunicación en español, centrados principalmente en los exiliados cubanos, y los medios de comunicación convencionales, como el Miami Herald, que tardó en responder a la rápida evolución de la audiencia de noticias en Miami.
Durante su estancia en el Herald, Martínez reclutó a un grupo de periodistas hispanos para su equipo, abriendo la puerta a carreras en medios de comunicación en lengua inglesa para muchos de ellos y ayudando a ampliar significativamente la cobertura del periódico sobre Miami, el exilio cubano y la comunidad hispana tanto en las noticias como en las páginas editoriales.
Uno de dos reporteros de origen cubano en el personal del Herald en la década de 1970, una época en que el exilio cubano empezaba a ejercer su nueva fuerza política y económica en Miami, Martínez se quejó ante el legendario director del periódico, John McMullan, de que necesitaba contratar más reporteros cubanoamericanos y bilingües para cubrir adecuadamente los cambios en la ciudad.
Cuando McMullan le dijo a Martínez en una reunión que esos reporteros eran difíciles de encontrar, Martínez respondió: “Te conseguiré algunos”.
Y lo hizo, recordó el cubanoamericano Jay Ducassi, veterano editor del Herald que hoy supervisa la cobertura latinoamericana del diario y la inmigración. Martínez reunió una lista de candidatos y el periódico acabó contratando a varios, y siguió buscando otros prospectos prometedores.
Martínez se acercó a Ducassi, que entonces trabajaba en la emisora de noticias local WINZ, en una conferencia de prensa en la que el joven reportero desafió a un par de profesores universitarios que insistían, con poca evidencia, que el gobierno de Fidel Castro estaba detrás de una serie de secuestros de aviones hacia Cuba por parte de refugiados del Mariel.
“Definitivamente, se hizo cargo”, dijo Ducassi sobre el papel de Martínez como descubridor de talentos y abridor de puertas. “Se sentía responsable”.
Martínez también formó parte del equipo de periodistas y editores que ayudaron a lanzar el suplemento original en español del Herald, El Herald, en 1976. El suplemento, que al principio consistía principalmente en artículos del Herald traducidos al español, acabó formando su propio equipo —muchos de ellos reclutados por Martínez— antes de convertirse en una publicación independiente como El Nuevo Herald en 1987.
“Fue una voz solitaria en el Miami Herald durante un número considerable de años”, dijo el ex editor del Herald David Lawrence Jr. “Fue un pionero del periodismo en español en esta comunidad, que no fue suficientemente apreciado durante muchos años”.
“Algunos de esos años fueron bastante dolorosos para él. Pero, finalmente, el Herald despertó tarde a lo que estaba sucediendo en su propia comunidad. Y él fue uno de los primeros en llamar la atención del Herald sobre este tema y liderar el camino hacia el auténtico avance del Herald”.
Aunque Martínez, quien dejó el Herald en 1987, nunca trabajó para Lawrence, que llegó al periódico dos años más tarde, la amistad de ambos se remonta a sus días de estudiantes en la Universidad de la Florida en la década de 1960. Siguieron siendo amigos toda la vida y frecuentes compañeros de almuerzo, reuniéndose siempre en el Versailles.
“Hablábamos de todo y, ciertamente, Cuba era una parte importante”, dijo Lawrence. “Él anhelaba una Cuba libre. Entendía perfectamente lo que era ser un exiliado. Yo confiaba totalmente en su periodismo, en su decencia e integridad, totalmente”.
Martínez dejó el Herald en 1987 para trabajar como vicepresidente senior de noticias en Univisión, donde permaneció hasta 1993. Tras cinco años como vicepresidente del Cisneros Group, Martínez se convirtió en una presencia pública habitual en una amplia variedad de medios de comunicación, escribiendo una columna sindicada y apareciendo como comentarista y analista político en la televisión y en Radio Martí y Radio Caracol, entre otros. Sus artículos de opinión se publicaban en El Nuevo Herald, Diario Las Américas y el South Florida Sun-Sentinel.
Martínez también coeditó, con el ex ejecutivo del Miami Herald Sam Verdeja, un libro de ensayos de 2012 sobre la historia de los exiliados cubanos en Miami, titulado “Cubans: An Epic Journey”.
“Era un apasionado de lo que hacía, y especialmente del periodismo”, dijo Verdeja, también exiliado cubano y ex vicepresidente de Mercadotecnia y Relaciones Comunitarias del Herald. “Guillermo era muy bueno buscando una buena historia, pero sobre todo el lado humano de la historia”.
Martínez, nacido y criado en La Habana, era hijo de dos figuras prominentes en la isla. Su madre, Berta Arocena, fue periodista, escritora y feminista pionera que murió antes de la revolución de 1959. Su padre, Guillermo Martínez Márquez, fue director del mayor periódico prerrevolucionario de Cuba, El País, y fundador de la Sociedad Interamericana de Prensa, que dio su nombre a su mayor premio. Al igual que su hijo, Martínez Márquez emprendió una larga carrera periodística en Estados Unidos tras abandonar Cuba después de la revolución, cuando El País fue cerrado por el nuevo régimen.
Martínez asistió a la escuela secundaria en La Habana y Connecticut, antes de cursar estudios en el actual Miami Dade College. Se licenció en periodismo en UF en 1966. Estos antecedentes le dieron a Martínez una base firme en ambas culturas cuando lanzó su carrera periodística.
“Guillermo siguió la tradición de su familia”, dijo Verdeja. “Era un tipo que amaba este país, pero nunca olvidó sus raíces en Cuba”.