Columna: Utilizar como chivo expiatorio a las víctimas inmigrantes de un tiroteo masivo, es sólo el principio

Maria Rodriguez places flowers Tuesday, May 2, 2023, outside the home where a mass shooting occurred Friday, in Cleveland, Texas. The search for the suspected gunman who allegedly shot five of his neighbors, including a child, after they asked him to stop firing off rounds in his yard stretched into a fourth day Tuesday. (AP Photo/David J. Phillip)
María Rodríguez coloca flores el martes frente a una casa en Cleveland, Texas, donde tuvo lugar un tiroteo masivo. (David J. Phillip / Associated Press)

No hay nada demasiado mezquino para la maquinaria propagandística de la derecha.

Los comentaristas conservadores han estado utilizando la masacre de una familia hondureña en Cleveland, Texas, para demonizar a los inmigrantes, preparando a sus audiencias para una próxima oleada de legislaciones antiinmigrantes en los estados dominados por los republicanos.

Fox News, National Review y otros medios de comunicación han estado relacionando el asesinato de cinco personas, entre ellas un niño de 9 años, con la situación migratoria de Francisco Oropesa, el tirador, que fue detenido el martes. Oropesa había sido deportado cuatro veces, según los funcionarios de inmigración.

Las diferentes investigaciones han encontrado consistentemente que las personas indocumentadas son sustancialmente menos propensas a cometer crímenes violentos que las personas nacidas en este país. Pero durante años, el Partido Republicano se ha centrado engañosamente en las historias de casos atípicos como el de Oropesa, para animar a los estadounidenses a asociar la inmigración con la violencia, creando la falsa impresión de que los "hombres malos" están desbocados.

Es una vieja táctica, pero se ha vuelto más común y malévola. Los líderes del Partido Republicano están difamando incluso a las víctimas de la masacre. El gobernador de Texas, Greg Abbott, los describió inexactamente como "inmigrantes ilegales". El miércoles, un artículo de Breitbart sobre la tragedia difamó a toda la región, mencionando que existe una "población oculta llena de inmigrantes ilegales", basándose en la opinión de un investigador de derecha que no sabe hablar español pero que visitó una zona cercana y concluyó que esa es una ciudad dominada por cárteles.

La manipulación alimenta el miedo y el odio, y en esas condiciones, la gente es más propensa a aprobar leyes antiinmigrantes, como la Ley 1718 del Senado de Florida, que está a punto de otorgar a ese estado las peores y más draconianas leyes de inmigración del país. Ese miedo seguramente dará lugar a proyectos de ley similares en otros estados republicanos.

El amplio proyecto de ley convierte en delito grave -castigado con hasta 15 años de prisión- dar a los indocumentados transporte, trabajo o refugio. Obliga a los hospitales a hacer un seguimiento de la situación migratoria de los pacientes; invalida permisos de conducir de personas indocumentadas de otros estados; y mucho más. Y la semana pasada, la Legislatura de Florida aprobó nuevos límites a la propiedad de viviendas por parte de chinos, reviviendo una forma de discriminación antiasiática que se utilizaba a mediados del siglo XIX.

La crueldad no se limita a Florida. En Texas, los legisladores han presentado la Ley 20 de la Cámara, que fomentaría la actividad paramilitar contra los inmigrantes. Otros estados seguramente seguirán su ejemplo, marcando el comienzo de una nueva fase de la ofensiva del Partido Republicano contra las comunidades inmigrantes, una fase que seguramente hará que el trumpismo parezca inofensivo.

Esta ofensiva permite usar el estatus migratorio de las personas acusadas de crímenes para acusar a todos los inmigrantes, incluso a personas inocentes como las víctimas del tirador: Sonia Argentina Guzmán, de 25 años; Diana Velázquez Alvarado, de 21; Julisa Molina Rivera, de 31; José Jonathan Cásarez, de 18; y Daniel Enrique Laso Guzmán, de 9.

"Ese asesino en masa no habría matado a cinco personas si no hubiera estado en el país", dijo la semana pasada Mark Levin, personalidad mediática de derecha, a Sean Hannity, de Fox News. No dijo nada sobre las decenas de tiroteos masivos de este año en los que no estaban implicados inmigrantes.

En un segmento sobre la masacre, Laura Ingraham de Fox News colocó un espantoso clip de "Breaking Bad" de una cabeza humana decapitada. Comparando el mundo real con la serie, y describió un "rastro de muerte a lo largo de la frontera". Media Matters for America ha rastreado muchos otros incidentes de medios de comunicación de derecha que explotan los asesinatos para incitar al miedo a los inmigrantes.

Pero la violencia armada no es un problema de los inmigrantes. Es un problema estadounidense. Incluso las armas utilizadas para matar a personas al sur de la frontera, desplazando a familias y obligándolas a venir a Estados Unidos, proceden en su mayoría de este país. Si los líderes del Partido Republicano quisieran detener el flujo de inmigrantes que huyen de la violencia en sus países de origen, apoyarían la regulación de los fabricantes de armas estadounidenses.

En lugar de eso, los republicanos piden más militarización de las fronteras, que se ha demostrado que atrapa a los inmigrantes en este país cuando, de otro modo, podrían regresar a casa después de trabajar aquí un tiempo. Quieren más deportaciones, que se ha demostrado que alimentan la misma violencia en el extranjero que crea las multitudes de personas que llegan en busca de asilo. Y para conseguir apoyo para a esas medidas autodestructivas, crean chivos expiatorios.

El asesor principal de Trump, Stephen Miller, normalizó la demonización a gran escala durante la campaña presidencial de su jefe en 2016, insertando escabrosas descripciones de la rara violencia de los inmigrantes en sus discursos. En la Casa Blanca, presionó a los funcionarios para que publicaran listas de delitos cometidos por inmigrantes. Muchos líderes republicanos han adoptado el chivo expiatorio al estilo Miller pero aumentado.

Los delirios forjados por este enfoque tienen consecuencias. Hacen a los inmigrantes más vulnerables a la violencia de los tiradores en masa que los ven como amenazas, e inspiran a los legisladores republicanos a aprobar leyes que persiguen a los inmigrantes y a sus seres queridos, incluidos los niños con ciudadanía estadounidense.

La diputada de Florida Kiyan Michael, promotora del amplio proyecto de ley antiinmigrante, perdió a su hijo en un accidente de tráfico en el que, según ella, el otro conductor se encontraba ilegalmente en Estados Unidos. El dolor de las autodenominadas "madres ángel" como Michael es real. Pero, por desgracia, intentan evitar la pérdida de más vidas demonizando (y poniendo así en peligro) a un grupo de personas poco proclives a la violencia.

Décadas de legislación antiinmigrante no evitaron la tragedia que se llevó al hijo de Michael y no salvaron a la familia hondureña de Cleveland, Texas.

Wilson García, que sobrevivió al ataque de Oropesa y cuya esposa e hijo de 9 años fueron asesinados, intentó describir su dolor en una entrevista con Univisión. "Es como si estuviéramos vivos, pero al mismo tiempo muertos", dijo.

Más crueldad no es la respuesta al dolor de nadie. Buscar chivos expiatorios es una táctica centenaria que sólo sirve para preservar el statu quo: un statu quo en el que nos volvemos unos contra otros en lugar de abordar la raíz de nuestros problemas.

@jeanguerre

 

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.