¿Es posible una ‘guerra de las nubes’?

Unos cincuenta países están "sembrando" nubes, manipulándolas molecularmente para hacerlas llover en caso de sequía o para evitar precipitaciones potencialmente devastadoras, como el granizo. Pero en la era del cambio climático, estas técnicas podrían convertirse en fuente de tensiones geopolíticas, mientras se desconocen las consecuencias a largo plazo para la salud y el medio ambiente.

Por Stefanie Schüler

Desde que el hombre está en la Tierra, las nubes han sido fuente de esperanza o, por el contrario, presagio de fatalidad. Desde los años 1940, los gobiernos intentan domar estos cúmulos de gotas de agua suspendidas en la atmósfera. La siembra consiste en inyectar yoduro de plata. Las gotitas se concentran entonces en torno a estas microsales y forman gotas de agua que caen al suelo.

Aunque la comunidad científica no es unánime sobre la eficacia de este método, hoy en día se utiliza en unos cincuenta países, de Francia a la India, pasando por Australia y Madagascar.

"En los últimos cinco años, hemos asistido a una aceleración de la siembra de nubes en todo el mundo .Cada vez hay más técnicas nuevas y más países que manipulan las nubes", afirma Mathieu Simonet, ex abogado y autor de La fin des nuages (El fin de las nubes), publicado por Julliard. "Recientemente, China ha invertido mil millones de dólares en la investigación de la siembra de nubes", explica.

"Rusia ha firmado la Convención ENMOD. Francia no", explica Mathieu Simonet. "Así que, en teoría, Rusia no incumpliría el Convenio de 1976 si decidiera, por ejemplo, crear lluvia para la inauguración de los Juegos Olímpicos de París".

Las nubes: una cuestión geopolítica en la era de la emergencia climática


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