Cómo saber si somos alérgicos: origen, síntomas, pruebas y tratamientos

Las alergias representan una molestia que muchas personas padecen durante meses o, incluso, de manera permanente
Las alergias representan una molestia que muchas personas padecen durante meses o, incluso, de manera permanente

Ojos rojos, congestión, picazón en la garganta. Las alergias desencadenan una serie de reacciones, todas molestas, que prolongadas en el tiempo pueden irritar seriamente el humor de una persona y hasta afectar su calidad de vida. Por eso, es importante comprender, en primer lugar, cuándo se está atravesando un cuadro alérgico y diferenciarlo de una congestión generada, por ejemplo, por un virus respiratorio. En segundo término, es necesario detectar el origen de la alergia y, en última instancia, poder actuar para contenerla.

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Para explicarlo de manera sencilla, la alergia se genera cuando el cuerpo desencadena una reacción inmunológica tras detectar una sustancia frente a la que no tendría por qué reaccionar de esa manera. Por ejemplo, el polvo que se acumula en las casas, indica Diego Fernández Romero, jefe de Alergia e Inmunología del Hospital Británico. La causa exacta sobre el origen de las alergias es difícil de determinar, señala el especialista, aunque todas tienen un componente genético y otro ambiental. Es decir, la persona debe tener cierta predisposición a la alergia y debe estar en un ámbito en el que entre en contacto con la sustancia que dispara la reacción alérgica.

Los especialistas señalan que es importante detectar la sustancia que genera la alergia
Los especialistas señalan que es importante detectar la sustancia que genera la alergia

“Una persona es alérgica cuando una sustancia induce una reacción de hipersensibilidad o una respuesta inmune exagerada. La reacción a un alérgeno se llama reacción alérgica, y en general se acompaña de una constelación de síntomas clínicos. Esta reacción tiende a repetirse con cada exposición y, en ocasiones, puede ser grave”, describe Ramiro Heredia, médico clínico del Hospital de Clínicas Médicas José de San Martín.

Sin embargo, a veces es difícil diferenciar un resfrío de un cuadro alérgico. “Cuando uno tiene un resfrío quiere decir que un virus respiratorio ingresó al cuerpo y gradualmente uno puede tener fiebre, malestar corporal, entre otros síntomas. En cambio, las alergias son estímulo-reacción. En general se desencadenan dentro de la media hora luego de estar expuesto a la sustancia que te genera la alergia. Es raro que demore más que eso. Si uno come algo y recién a las seis horas se empieza a sentir mal, no es una alergia, sino otra cosa. Otra diferencia es que de un resfrío uno se cura relativamente rápido, mientras que las alergias pueden permanecer durante semanas o hasta todo el año”, agrega Fernández Romero.

Los principales alérgenos

Heredia explica que hay distintos tipos de alérgenos, que a su vez generan distintos tipos de reacciones. Existe la alergia estacional, que genera rinitis alérgica o “fiebre del heno” que está vinculada con los pólenes. También la alergia ambiental, principalmente vinculada a proteínas presentes en los ácaros del polvo. Las alimentarias, vinculadas a la leche de vaca, maní, frutos secos, soja, pescado, mariscos, gluten o el huevo. Hay personas que tienen alergia al veneno de insectos, como puede ser brotarse luego de la picadura de una abeja. Además existen las alergias a los medicamentos (antibióticos como la amoxicilina, antiinflamatorios como el ibuprofeno, el iodo, entre otros). Y hay quienes incluso tienen, por ejemplo, alergia al sol, entre otras.

Evaluación y tratamiento para la alergia

En primer lugar, indica Heredia, se deben identificar los alérgenos causales, un hecho fundamental para el manejo correcto de la enfermedad. “Se inician los estudios con una historia clínica detallada y luego se hace la exploración física. La base para realizar más pruebas es el establecimiento de una relación temporal entre los síntomas y la exposición al alérgeno. La sospecha clínica se confirma por medio de la investigación de anticuerpos inmunoglobulina E in vivo (pruebas cutáneas), o in vitro (dosaje en laboratorio). Las pruebas cutáneas deben incluir a los alérgenos importantes y se usan extractos de alérgenos estandarizados para evaluar la reacción”, enumera Heredia.

Una vez detectada la alergia, explica Fernández Romero, hay distintas líneas de acción. “Cuando hablamos de alergia nasal o en los ojos, como medida principal hay que evitar el contacto con el alérgeno. En segundo lugar, hay antihistamínicos o corticoides locales para controlar los síntomas. También existen tratamientos con vacunas que se inyectan o pueden aplicarse por vía oral, que consisten en aplicar dosis pequeñas, durante un período de tres años, de la sustancia que genera alergia para que el cuerpo la empiece a tolerar. Primero se aplica una vez por semana, luego cada 15 días y por último una vez por mes”, concluye el especialista.