Una granja flotante en pleno puerto de Róterdam para hacer frente al cambio climático

Es un pequeño rincón de campo en el corazón del mayor puerto de Europa. 30 vacas se han instalado literalmente sobre las aguas de Róterdam. Esta granja flotante, dividida en tres plantas, está amarrada a un prado al que los animales pueden llegar cuando quieren mediante una pasarela.

Detrás de esta empresa agrícola local se esconde un proyecto ecológico. El cofundador de Floating Farm, Minke van Wingerden, quiere desarrollar una granja capaz de afrontar los retos del cambio climático. Este granero sobre el agua, único en el mundo, utiliza diversas tecnologías para limitar su huella de carbono.

En el exterior, paneles solares ondean por toda la granja para reducir la dependencia energética. La granja cuenta además con una pequeña turbina eólica, también sobre el agua, para diversificar sus recursos, aunque no le permitan ser totalmente independiente.

En el establo de la planta superior, un robot automatizado pasa entre los pasillos para recoger el estiércol. "Absorbe el estiércol y luego lo lleva al separador. El estiércol se separa inmediatamente en orina y parte seca. Esto es muy importante, porque si se hace en tres horas, se consigue un 60% menos de emisiones", explica Minke van Wingerden.

La granja flotante produce 600 litros de leche al día, que se venden a unos 30 metros. También produce yogures y queso curado en el tercer nivel de la granja, es decir, por debajo de la línea de flotación.

Una respuesta a los riesgos climáticos

La granja nació de la idea de poder producir leche haga el tiempo que haga. El agua está en el centro del concepto. Esta estructura es una respuesta a los riesgos de inundaciones y a la subida de los océanos y mares provocada por el calentamiento global.

El aumento global de las temperaturas también está agravando el estrés hídrico, que afecta cada año al 20% del territorio de la UE y al 30% de su población. Por ello, el establo del puerto de Róterdam cuenta con dos sistemas para reducir esta dependencia.

"El primero consiste en recoger el agua de lluvia en el tejado, depurarla abajo y reutilizarla en la granja", explica Minke van Wingerden. El otro consiste en bombear "agua salobre del puerto, que desalamos. Pero la desalinización sin productos químicos solo requiere calor, y lo que hacemos es utilizar el calor del estiércol".

En su último informe sobre el agua, la Agencia Europea de Medio Ambiente señala que la agricultura representa la mayor presión sobre este recurso. La contaminación provocada por el sector afecta al 32% de las aguas subterráneas y al 29% de las superficiales. Por ello, sugiere un cambio en las prácticas agrícolas, el uso de nuevas tecnologías y la preparación del mundo agrario para funcionar con menos agua.

El proyecto incorpora principios de economía circular

En Róterdam, la granja flotante también forma parte de un sistema de economía circular. "Alimentamos a nuestras vacas en parte con productos de desecho de la ciudad. Por ejemplo, tenemos una fábrica de cerveza al lado", explica Minke van Wingerden, cuyas sobras recicla en parte la granja flotante. Se ha establecido una colaboración idéntica con una sidrería local.

Parece que ha sido un éxito, ya que Minke van Wingerden y su marido planean construir nuevas granjas siguiendo el mismo principio. Sin embargo, es probable que las próximas granjas se ubiquen en otro lugar. "Solo estaremos aquí unos años, porque esta zona (del puerto) está en transición", explica la cofundadora.

No fue fácil convencer a las escépticas autoridades portuarias al principio del proyecto, ni siquiera a los servicios administrativos. Las autoridades se apresuraron a preguntarse si las vacas podrían sufrir mareos, lo que habría puesto en entredicho la explotación. Tras muchas reflexiones e investigaciones, finalmente se consideró que el ganado era apto para vivir en el agua.

La granja está despertando interés en todo el mundo, y profesionales de Asia y América viajan a los Países Bajos para estudiar el concepto y desarrollarlo de acuerdo con las necesidades locales.