El Gobierno intenta prolongar la "inyección de optimismo"

La movilización del sábado a Plaza de Mayo superó las expectativas oficiales

El día después del "reencuentro" que anteayer protagonizó el presidente Mauricio Macri, desde el balcón de la Casa Rosada, con la multitud que llenó la Plaza de Mayo y que se concentró también en distintos puntos del país, el optimismo volvió a los habitantes de Balcarce 50.

"Superó nuestras expectativas. Fue una inyección de energía", coincidieron ayer dos funcionarios cercanos al Presidente, que el sábado vivieron desde adentro la "emoción" del primer mandatario, también sorprendido por la muestra de apoyo, dos semanas después del "palazo" (como él mismo lo definiera) recibido en las PASO.

Claro que nadie, ni dentro ni fuera de la Casa de Gobierno, se ilusiona con un cambio drástico de tendencia, al menos en lo inmediato. "Esto abre una ventana de esperanza, porque nuestros votantes pasaron de ser pasivos a movilizarse", afirmó a LA NACION el diputado Luis Petri (UCR-Mendoza), habitualmente en línea con el pensamiento del jefe de Gabinete, Marcos Peña.

Otro referente cercano al jefe de Gabinete fue pragmático. "Hay que pelearla hasta el final, no solo por la chance que tenemos de dar vuelta el resultado, sino además porque si perdemos hay que quedar vivos como oposición", reflexionaba el dirigente. El objetivo de "mínima" es hoy llegar a "38 o 40 puntos".

La base, claro, son los "incondicionales". Los que ayer repetían el "sí se puede", mandaban "fuerza" al Presidente, le pedían que "no afloje" y le prometían "hacerle el aguante".

Mauricio Macri y Juliana Awada, en el balcón de la Casa Rosada

En Presidencia juran que no es un fenómeno que nació el sábado. Según datos de la Dirección de Documentación Presidencial, Macri recibió, entre aquel domingo fatídico de las PASO y el viernes pasado, cerca de 200 cartas y 7000 mails de apoyo, que incluyen -además- sugerencias, ideas y, por sobre todo, ofrecimientos para fiscalizar, el reconocido déficit del oficialismo en distritos claves como la provincia de Buenos Aires y Santa Fe. A esta ola del "lo damos vuelta" se suman otros casi 5000 mails que llegaron a la cuenta de Presidencia y a la de la Casa Rosada. Y los "miles" de saludos y muestras de afecto que llegan a la cuenta de Macri en redes sociales como Facebook e Instagram.

Los remitentes de los mensajes de apoyo incondicional no tienen, según los mensajes a los que accedió LA NACION, una zona del país o una franja etaria en particular. Los hay de Rosario, como Bibiana, o de Belgrano, como Mabel S, o de El Talar, como Leo S. Algunos están muy bien escritos, otros desafían la comprensión. Unos cuantos tienen solo menciones positivas, otros apuntan contra la "manga de corruptos K" y expresan, como ayer en Plaza de Mayo, sus miedos de que "vuelva Cristina".

Del respaldo a la fiscalización

Los une una convicción y una confianza en la posibilidad de dar vuelta la historia, sentimiento que predomina en algunos dirigentes del espacio -Marcos Peña, Miguel Pichetto o Elisa Carrió, cabezas de la intención de recuperar una "mística" en la derrota- y que escasea en muchos funcionarios, incluso del Poder Ejecutivo. "Sentimos que hay un ánimo de comerse la cancha para dar vuelta esto", afirmó a LA NACION otro funcionario que ve muy seguido al Presidente. "El 33% que nos votó está encendido", agregó el mismo funcionario. En sus apariciones post-PASO, Macri estimó que el fracaso electoral provocó que "20 personas por minuto" corrieran a anotarse para ayudar con la fiscalización. Según datos extraoficiales, la cifra ronda los 20.000 desde el lunes 12 hasta hoy.

De todos modos, distintos funcionarios -algunos integran la mesa política que hoy volverá a reunirse en Casa Rosada- advierten que para que el "milagro" se produzca habrá que modificar la estrategia. "Hay que bajar el tono de la confrontación si es que queremos captar algunos votos que sacó Alberto Fernández. Si seguimos diciendo que son el pasado o que vamos a ser Venezuela no vamos a conseguir entrar al ballottage", afirmó un funcionario enrolado en la denominada "ala política" del Gobierno. "Hay que hablar de propuestas", opinó otro leal a Peña.

En algo hay consenso: hay que aprovechar el entusiasmo de los convencidos del sábado para generar un vuelco en quienes votaron otras opciones. En su mensaje de WhatsApp del jueves, Peña habló de traer "diez votos" como deber de cada militante, y Pichetto insiste a quien quiera escucharlo que "hay que dar la pelea, porque hay una oportunidad, una chance". Ambos defienden a Elisa Carrió, que en un reciente reportaje por el canal TN se autodenominó "una porrista que enciende y habla desde el alma", y avisó que está dispuesta a hacer campaña por Macri "aunque (Jaime) Durán Barba no quiera".

"Cada vez estoy más convencido de que se puede", repite uno de los fervorosos militantes del "lo damos vuelta", a tono con la emoción presidencial del sábado. Ante la incredulidad y la resignación de muchos de sus pares, los incondicionales confían en que en los dos meses que faltan, la construcción de ese "milagro" electoral es posible.